La Asociación de Vecinos y Comerciantes del barrio de Es Pratet se lamenta de la renovación del alumbrado que se llevó a cabo en la ciudad de Eivissa en 2011, cuando el equipo de gobierno socialista de Lurdes Costa instaló 2.500 farolas con bombillas de tecnología LED de bajo consumo. Según la presidenta de la Asociación, Carmen Cárcel, la luz que emiten estas farolas es muy tenue y queda prácticamente oculta tras la copa de los arboles en el barrio de Es Pratet, que han crecido hasta alcanzar su altura. “Cuando cierran los comercios las calles quedan casi a oscuras y los vecinos se llevan algún que otro susto. Si las pusieran blancas en lugar de amarillas, aunque fueran de bajo consumo, ya darían una buena iluminación. Hablamos con la alcaldesa Virginia Marí y nos prometió estudiarlo. Estas luces fueron una equivocación, si estuvieran apagadas iluminarían lo mismo”, concluye Cárcel.
Pero no sólo aseguran sentirse inseguros por la escasez lumínica. Los vecinos también se quejan de la falta de vigilancia policial. “Hasta hace un año teníamos un policía de barrio con el que estábamos muy contentos porque se implicaba mucho, pero lo retiraron y pusieron a otro explicándonos que tenía que dividirse por varias zonas, pero al final la nuestra ni la pisa”, lamenta Cárcel. Problemas de circulación de peatones y vehículos por culpa de estacionamientos indebidos, enfrentamientos entre chavales en la plaza o excesiva presencia de excrementos de perro en las aceras, son según la presidenta de Asociación algunos de los principales problemas derivados de la escasez de vigilancia.
Por último, los vecinos piden al Ayuntamiento que se dé prisa en arreglar el pavimento de las calles Pere Francés, Cabrera y Menorca, muy deterioradas por el uso de vehículos rodados. Una mejora que, dice Cárcel, ya estaba presupuestada antes del verano según les aseguró el entonces primer teniente de alcalde, Joan Daura, quien también les explicó que estaba previsto comenzar con las obras después del verano.