Día 1
Parto hacia Kenia. Después de 3 vuelos y cerca de 20 horas llego a Eldoret, conocido como The House of Champions y por albergar varios centros de alto rendimiento para atletas de Kenia. Lo hago en un vuelo regional en el que yo soy el único blanco, lo que me demuestra que no estoy en un lugar turístico.
Tras recibirme con una gran sonrisa y un abrazo Rutto, dos de los niños, y una temperatura de unos 30 grados conducimos durante dos horas y media por una carretera con arcén de tierra. Durante el camino, Rutto me cuenta que la mayoría de conductores circula con un carnet falso que han comprado y que por eso nadie les ha enseñado a circular.
Finalmente, llegamos a Bamba donde me están esperando los niños y Christine. Me reciben con cara de sueño y con una gran sonrisa, todos son muy amables conmigo y parece que están contentos de que esté aquí. Cenamos y me enseñan mi casita, donde estaré el próximo mes, estoy cansadísimo.
Día 2
Me levanto y nada mas abrir las ventanas veo las imponentes vistas que tengo desde aquí a todo el valle del Rift. Tras desayunar Christine me presenta a todo el mundo y me explica los tres proyectos que tiene Bamba: la creación de un centro de acogida de niños, otro de ayuda a las mujeres solteras, viudas, o en exclusion, y con problemas para subsistir en la comunidad, y otro de ayuda a los niños huérfanos de la comunidad para que puedan ir a la escuela.
Acudimos al orfanato y me presentan a los más de 30 niños de edades comprendidas entre los 2 y 16 años. Inmediatamente tengo agarrados a mis manos y piernas a 6 niños, mas los otros 15 que me acompañan muy de cerca cuando me enseñan todas las instalaciones. Son todos guapísimos, muy amables y cariñosos, y me hacen sentirme con en casa. Veo muchísima bondad y humanidad, lejos de cualquier dramatismo.
Día 3
Llega Rocio, junto con Erik, amigo y arquitecto encargado de diseñar el nuevo centro de acogida. Desgraciadamente sufro de anginas y tengo que desconectar durante dos días solo saliendo de la habitación para comer.
Cuando me recupero Christine me cuenta que Kenia es un país muy machista, donde la la mujer apenas cuenta salvo para cuidar las vacas y la casa, que la poligamia del hombre esta bien vista y que el mayor problema es el alto número de casos de Sida. De hecho en Bamba ayuda a mujeres que tienen la enfermedad o que han sido desplazadas sin apenas oportunidades a subsistir.
Mis primeras impresiones son magníficas. Aqui soy un mzungu (blanco) y cuando me llevan a la ciudad en piki-piki no paso desapercibido. Como cada día casi lo mismo, una pasta de trigo molido llamada ugali junto con col o arroz con verdura, que aunque aburre biene muy bien para adelgazar.
Pero sin duda, lo mejor es como me tratan y la bondad, humanidad y tranquilidad que desprende esta gente a pesar de su pobreza y sus problemas para subsistir.