Gabriel Company, conseller de Medi Ambient del Govern, reconoce que en algunos momentos las inversiones de las nuevas depuradoras han estado en peligro. Tras la licitación de las obras, el titular de Medi Ambient considera que las inversiones previstas en Eivissa son los proyectos más importantes que ha hecho su departamento en esta legislatura.
—Por fin se ha solucionado todo el tema de Talamanca...
—Bueno, se ha desatascado el aspecto administrativo y ambiental, que nos ha llevado varios años porque no se hizo nada antes, pero en octubre de 2014 ya teníamos el replanteo de la depuradora de Ibiza. Y desde el Ministerio de Medio Ambiente nos prometieron que sacarían a licitación las depuradoras de Ibiza y Santa Eulalia. Yo creo que es una noticia histórica y para mi equipo es una de las mejores que ha habido en la Conselleria esta legislatura.
—De todas formas, ¿la gente de Talamanca puede estar tranquila de que no habrá vertidos este próximo verano?
—La nueva depuradora tardará dos años y medio o tres en construirse, pero hemos de convivir con esta situación. Aún hoy tenemos un emisario que hay que proteger y se han tomado unas medidas que ayudarán a minimizar problemas del emisario. El riesgo cero nunca existe, pero hay que estar pendientes de que los barcos no rompan el emisario. Y actuando sobre la depuradora actual, hay que mejorar los sistemas para tener el agua depurada lo mejor posible.
—¿Ha sido clave la presión de los vecinos y hoteleros de Talamanca?Pregunta?
—Yo vengo del mundo de la presión y siempre está bien que haya presión, pero cuando me puse en contacto con los vecinos de Talamanca los trabajos ya estaban hecho. Lo único que había que hacer era esperar que se cerrasen los compromisos con Madrid, pero estamos trabajando desde principios de legislatura para arreglar la depuradora de Santa Eulària y la de Ibiza. Y se ha trabajado a un buen ritmo. Tenga en cuenta que estos asuntos tardan normalmente cuatro o cinco años en resolverse. Le hemos dado la máxima urgencia y en dos años todo ha estado a punto. Yo llevo el gas a tope desde el primer momento, pero no siempre hemos dependido de nosotros. El president ha tenido que hacer algunas llamadas para desatascar temas complicados con estas inversiones. Es buena la presión, pero si el político de turno tiene claras las cosas no hace falta ninguna presión.
—Hubo un momento en que parecía que, al depender de Bruselas, las inversiones de las depuradoras estaban en peligro, ¿lo estuvieron en algún momento?
—Sí, ha habido dificultades y altibajos toda la legislatura. Recuerdo una reunión en mayo de 2012 que ya hablamos con Cañete de estas depuradoras. Parecía que todo iba bien encaminado pero chocamos con normativas, parte de la burocracia no estaba hecha y tampoco había presupuesto. En 2013 el presidente Bauzá consiguió 74 millones para depuradoras, cuatro en total, aunque no teníamos acabada la tramitación medio ambiental. Reconozco que en algunos momentos se ha tenido que pelear muchísimo, incluso enseñando los dientes, y en Madrid han sido receptivos.
—¿Cuál es la situación de las desaladoras?
—De entrada, la desaladora de Santa Eulària ha tenido un sobrecoste de 19 millones, y si repercutía en tarifa había que pagar el agua más cara. Por eso no recepcionamos la desaladora. Madrid tiene que resolverlo con la empresa concesionaria. Ha habido gestiones por parte del Govern y el Ayuntamiento de Santa Eulària mientras el proceso está resolviéndose, y en eso estamos. El objetivo es usar agua con un precio lógico. Está no está resuelto. También esperamos que se haga muy pronto el anillo de las desaladoras.
—¿No está cerrado el anillo de las desaladoras?
—No, ahora mismo no. Yo soy optimista siempre porque sino no tendríamos la depuradora de Ibiza. A veces hay que dar dos pasos hacia adelante y luego tres hacia atrás. No es nada sencillo y ahora mismo tenemos en los tribunales el tema de la desaladora de Santa Eulària.
—Con la desaladora de Santa Eulària en funcionamiento más la de Eivissa imagino que los vecinos de Sant Josep no tendrán que consumir agua de color marrón...
—La idea es que se así. Con el anillo totalmente cerrado no faltará agua. Estoy convencido de ello.
—Volviendo al tema de Talamanca, ¿ha habido lealtad institucional entre los distintos gobiernos?
—Nosotros siempre hemos marcado el paso sobre lo que creíamos que se tenía que hacer. Estos temas son sensibles, delicados, y hay que dejarlo a los profesionales. Todos queremos que esté en las mejores condiciones posibles. Entiendo que el Ayuntamiento pida soluciones urgentes, pero no podemos tener ansiedad. Lo que no he entendido de Talamanca que hace muchos años se decide que se hacen inversiones potentes en la zona y las administraciones no se cuestionan solventar el tema del emisario. No puedo entender que las empresas privadas hagan inversiones y la administración no siga el mismo ritmo. Hacer una depuradora nueva o un emisario no vende hasta que explota.
—Pues Tarrés dice que él no tiene culpa de nada con Talamanca...
—Tarrés se desentendió cuando había dinero. El gobierno de Tarrés propuso la actual ubicación de la depuradora, lo que nos obliga a bombear. Por no tomar decisiones en su momento, ahora tenemos más problemas.
—¿Cuál es la mejor opción del trazado del emisario?
—La que sale por es Botafoc, pero complica la tramitación y puede ser inviable. La otra también sale por Botafoc y pasa sin tocar posidonia y esta es nuestra opción. Los técnicos tienen la última palabra. Nosotros no vamos a esperar la depuradora y trabajaremos en el emisario. Al final, que se enlacen las dos infraestructuras. No vamos a parar el proceso de tramitación del emisario. Si hay que pagarlo con nuestro dinero, lo pagaremos. Esto se tiene que negociar con Madrid, pero se puede hacer perfectamente.
—¿Qué operativo ha previsto para los incendios de cara a la próxima temporada?
—La idea es adelantar la campaña, siempre que haya un soporte aéreo que nos apoye.
—En los últimos días se ha hablado del sobrecoste que debe pagar el Govern (30 millones) por las carreteras que se hicieron en la legislatura de Matas...
—Sí, increíblemente ahora los socialistas dicen que tenemos que luchar este asunto, pero Jaume Carbonero (conseller de Foment la pasada legislatura) me ha dejado muchos marrones en mi departamento. Supongo que Carbonera no sabe que estamos en un Estado de Derecho, que hay poderes separados. Lo que es una barbaridad es pagar lo que Carbonero firmó, y que en estos momentos está en los tribunales para ver si es lesiva esta decisión respecto a las carreteras de Eivissa. Pagamos un canon por las carreteras muy superior a lo que debería ser gracias a una resolución de Carbonero que hizo en favor de las empresas concesionarias. Estoy hablando de muchos millones, de unos 100 millones de euros.