Veinticinco años no se cumplen todos los días. Sa Colla de ball pagès de Vila está de celebración y lo quiere festejar por todo lo alto. La primera de las actividades tendrá lugar el sábado, a las 21.30 horas en el Baluard de Sant Pere donde acudirán los anfitriones, la cantadora ibicenca Margalida Roig, y el grupo invitado, Coros y Danza de Frigiliana, Málaga. Todos subirán a Dalt Vila juntos en un cercavila desde Vara de Rey y luego mostrarán en el escenario los bailes tradicionales de Eivissa y de la provincia andaluza.
La colla de Vila, por la que durante 25 años han pasado muchas personas, desde presidentes, profesores, balladors y sonadors, quiere mostrar, también en imágenes, la historia de sus vivencias. Su presidenta, Rosa Salazar, en el cargo desde hace 12 años, relacionada con la colla desde sus inicios y profesora de balladores desde hace cinco, explicó que la Sala Cultura de Sa Nostra inaugurará el próximo 9 de julio una exposición de 50 fotografías de la historia de sa Colla de Vila con imágenes que retratan «desde los inicios hasta la actualidad».
Historia
Sa colla de Vila, que desde hace escasamente un mes imparte sus clases de tambor, flaüta y ball en el antiguo colegio de Sa Bodega, ha pasado a lo largo de los años por diferentes sedes. La colla se fundó en 1989, si bien los papeles «se pusieron en regla en el 90», aseguró Salazar, al recordar que en aquellos años, las clases, impartidas por Xico Bufí y su mujer María, se realizaban en el Patronato de Música de la Avinguda Espanya. Las clases pasaron a impartirse en Can Ventosa, de la mano de «Pepita, que lo dejó porque bajaba todos los días de Sant Antoni». Fue en ese momento cuando Rosa cogió las riendas de las clases de baile de las niñas, mientras que las de los niños las imparte Josep Cardona, en el colegio de Portal Nou hasta hace solamente un mes.
Unas 30 personas, de entre 5 y alrededor de 60 años forman la familia de Sa Colla de Vila, en un momento que, según Rosa Salazar, las ‘collas' de ball pagès viven un momento «muy bueno», ya que hay «mucho interés por fomentar el baile tradicional y para que no se pierdan las tradiciones». Está claro que al final, «depende mucho de los padres, que deben inculcar nuestra cultura». En el caso de Rosa Salazar no hay peligro de pérdida de raíces: «si alguna vez tengo nietos, sabrán tocar el tambor y la flaüta», aseguró.