El Ministerio de Industria, Energía y Turismo publicó la semana pasada en el BOE las bases para adjudicar la licitación del contrato para la rehabilitación del Castillo y la Almudaina como Parador de Turismo con un presupuesto de 717.433,02 euros. Esta es la primera actuación concreta que se lleva a cabo desde 2011, año en que se descubrieron unos importantes restos arqueológicos durante las primeras obras de remodelación y que provocaron que el proyecto tuviera que paralizarse. Los arqueólogos encontraron restos de muros de época fenicia (de finales del siglo VII y principios del VI a. C.), es decir, de los primeros habitantes del Puig de Vila; la estructura de lo que parece ser un templo romano y restos de casas de época púnica.
La delicada situación económica y financiera de Paradores ha provocado que el proyecto, que debía culminarse en 2011 tras dos años de obras, entrara en un impás de cuatro años. Ahora será un jurado, del que formarán parte el Ayuntamiento de Vila, el Consell d'Eivissa y la Demarcación de Eivissa y Formentera del Colegio de Arquitectos de Balears, el que decida cuál será el proyecto definitivo para convertir la antigua instalación militar del Castillo en el primer Parador del archipiélago balear. Un proyecto, cuya fecha límite de presentación es el 30 de octubre, que deberá incluir, además de la integración de los hallazgos, una zona de aparcamientos. «El parón ha sido largo, desgraciadamente, pero estamos muy satisfechos y esperamos que se le dé el empujón que necesita», asegura Pep Tur, concejal de Cultura y Patrimonio de Vila.
Para Tur, «poder pensar que en un futuro próximo el Castillo puede a volver a tener vida sería una grandísima noticia, porque duele tener la joya de la corona cerrada». Desde el Ayuntamiento de Eivissa son conscientes que el proceso que ahora se inicia será largo y esperan, sobre todo, que los trámites entre la asignación del presupuesto para las obras y su licitación sean lo más cortos posible. «Tener activado ese espacio me parece imprescindible para la ciudad, para Dalt Vila y la zona Patrimonio de la Humanidad», sentencia Pep Tur.
Según la Enciclopèdia d'Eivissa i Formentera, poco se conoce de esta infraestructura antes de la época medieval. Con la llegada de las tropas catalanas en 1235 se construyó la Torre del Homenaje, que separa el Castillo de la Almudaina. Una diferenciación que se mantuvo muy clara hasta la construcción de las murallas renacentistas en el siglo XVI.
Posteriormente, ya en el siglo XVIII, el ingeniero Simón Poulet construyó una serie de cuarteles en forma de U alrededor del patio de armas, y en el siglo XX se construyeron una serie de pabellones para uso militar sobre el Caballero de Santa Bárbara, hasta que en 1972 las instalaciones del Castillo y la Almudaina de Eivissa fueron cedidos al Ayuntamiento por parte del Ministerio del Ejército.
El Castillo albergó usos educativos en la década de los 70, cerrándose definitivamente sus puertas hasta que el Ayuntamiento de Vila lo cedió al Estado con la condición de que allí se construya el tan deseado Parador Nacional.