Carlota Bonder ha cumplido uno de sus sueños, ser una ‘Top Chef'. Fue expulsada en el segundo programa pero asegura que la experiencia vivida allí no tiene precio, el programa se rodó en mayo y ahora se emite en televisión aunque no puede desvelar ni un detalle de lo que está por venir, pero sí de lo que ya se ha emitido. A esta ibicenca de 28 años aún le queda mucho que hacer en el mundo de la cocina y tiene claro que va a conseguir una estrella Michelin para Eivissa.
—¿Dónde trabajas?
—Trabajo con mi hermana en una empresa de servicios de lujo, un concierge que cumple todos los deseos legales de sus clientes, somos como Mary Poppins. La empresa tiene ya 10 años y yo hace siete que soy jefa de catering. Hacemos desde barbacoas hasta bonitas puestas de sol con unas ostras y bloody marys.
—¿Porqué te presentaste al casting de Top Chef?
—Porque era un sueño para mí, veía el concurso por la tele y me gustaba. Aunque la verdad es que el casting fue duro, se presentaron 7.000 personas. Primero hice la solicitud por Internet, luego te hacen mil preguntas, envías un vídeo de presentación, tus recetas, tu currículum, fotos de platos, no es fácil. Luego te citan en Madrid, donde haces una prueba de cámara y luego si la pasas deciden si cocinas o no. Yo pasé todas estas pruebas, luego empecé a cocinar y al cabo del tiempo me dijeron que entraba.
—¿Es la primera vez que te presentas?
—Sí, sí, es la primera vez, nunca me había presentado a nada parecido.
—¿Y cómo es Top Chef?
—Pues la verdad es que todo es muy intenso, todo lo que me llevo es positivo, la convivencia, los compañeros, la familia que se crea, los trabajadores del programa, porque al fin y al cabo todos somos compañeros. Es muy duro porque son muchas horas de grabación, todo es a último minuto y nunca sabes con qué te vas a encontrar.
—¿Cómo es un día en Top Chef?
—Pues el día anterior te decían la hora de recogida al día siguiente para estar listo en recepción. Te recogían con una furgoneta con las ventanas tintadas, llegabas a plató y si no habías desayunado había allí un catering, desayunabas, te maquillaban, miraban el estilismo, la peluquería, repasaban que todo estuviera bien, que no llevaras los pantalones manchados, las camisas planchadas. Nos cuidaban mucho y se pasaba bien, y de allí quizás íbamos a grabar a exteriores o nos quedábamos en plató, nunca sabíamos dónde íbamos a ir, ni lo que íbamos a cocinar.
—¿Y los fines de semana?
—Nos íbamos a casa. Pero todos teníamos nuestros trabajos, no descansabas. Yo estaba trabajando aquí, programando eventos y caterings. Llegaba a Eivissa el viernes por la noche, el sábado y el domingo trabajaba y al final del día cogía un avión devuelta a Madrid.
—El programa se grabó en mayo, ¿aún tienes relación con tus compañeros?
—Sí, claro, tenemos un grupo de Whatsapp en el que hablamos y nos reímos de todo. Cuando se emite un programa lo comentamos todo. Además, salen cosas que tú no habías visto, las ves en el momento de la emisión del programa.
—Y con Carlos, ¿también hablas?
—¡Claro! Yo con Carlos tuve un ‘minimalentendido', cuando acabé el programa salgo abrazándolo y en el almacén, cuando me despido de todos también hablo con él, hago las paces, pero eso no se ve. Además, el gesto de cortarle el cuello no era para él, pareció más de lo que era.
—¿Y qué tal con los jueces?
—Pues son como se ven en la tele. No hay comunicación con nosotros. Ellos comían en una mesa y nosotros en otra, intercambiábamos saludos en maquillaje, pero nada más, todo muy correcto y distante. Nos deseaban suerte y nos decían que nos pusiéramos las pilas.
—Paco Roncero también tiene un restaurante en Eivissa, ¿lo conocías?
—Bueno, mi hermana lo conoce y le hicimos una entrevista para nuestra revista online. Nos invitaron a Sublimotion, a mí como jefa de cocina y a la mánager de mi empresa, fuimos a probar el producto para hacérselo llegar a nuestros clientes y hemos vendido algún pack.
—¿Y que te pareció la experiencia?
—Fue increíble y lo recomiendo 100%. Me emocioné, se me erizaban los pelos, todo lo veía y lo tocaba, un sueño hecho realidad. Una de mis mejores experiencias culinarias.
—¿Hay un antes y un después de Top Chef?
—Bueno, antes no me paraban por la calle, ni me pedían una fotos y tampoco me llegaban mensajes desde Chile o Hong Kong. La verdad es que te sientes muy querida y me gusta. A nivel profesional tengo un par de proyectos, no puedo dar detalles de momento. Lo que sí me gustaría hacer es alguna acción solidaria con alguna asociación benéfica de Eivissa.
—¿Cuál es tu sueño como cocinera?
—Mi sueño sería tener una bistrot pequeñito, un food truck, y traer, por fin, una estrellita Michelin a Eivissa. Soy joven aún y es un reto que seguro que voy a conseguir, además Eivissa se merece una estrella, me gustaría que se valorara más la oferta gastronómica de Eivissa porque tenemos unos restaurantes muy buenos y creo que no están suficientemente valorados, tenemos un producto increíble y no estamos suficientemente reconocidos y hay gente que se lo está trabajando mucho.