Pese a lo restrictiva de la medida del Ayuntamiento de Eivissa de aumentar las limitaciones en el estacionamiento en Dalt Vila, son varios los vecinos que encuestados por este periódico que no sólo se han mostrado satisfechos por la decisión del Consistorio, sino que la consideran escasa para la situación de la zona protegida.
«A mí me gustaría que se pudiera pasear tranquilamente por Dalt Vila sin tener que respirar humos o convivir con vehículos», explicó ayer Carolina Marqués, una arquitecta que reside en la zona amurallada y que añade que «se trata de un lugar muy bello, reconocido como Patrimonio de la Humanidad y eso hay que protegerlo. Inevitablemente con la circulación, el pavimento se estropea».
De la misma opinión se muestra el matrimonio formado por Antonio Guasch y Marion Murdoch, residentes en la zona protegida de Dalt Vila. Ambos se manifiestan su satisfacción con la medida planteada por el Ayuntamiento, aunque consideran que «lo ideal sería que no pudieran entrar los coches en el recinto. Que lo hicieran lo justo para tareas de carga y descarga, pero que se estacionara fuera de aquí como ocurre en otros lugares protegidos del mundo».
En mi opinión, de eivissenca de adopción, Dalt Vila es una ciudad histórica con encanto la cual hay que mantener y rehabilitar; es uno de los pocos atractivos culturales de nuestra querida isla y nuestros turistas, que nos alimentan y sostienen, adoran pasear por sus calles, visitar sus museos, catedral, etc. Celebro que se tomen medidas en cuanto al tráfico por este emblemático lugar, pero creo que las medidas adoptadas no son adecuadas, sigue habiendo mucho tráfico tanto de coches como de motos (que también contaminan aunque ocupen menos espacio), solo se restringe el tráfico a algunos y a otros no, siguen pasando durante todo el día ruidosos, muy molestos y por supuesto contaminantes camiones de obra. Tampoco veo que se tomen medidas en cuanto a mantenimiento de calles y zonas comunes, no hay baños públicos (sólo en el Soto y no siempre abiertos), el Soto en sí lleno de arbustos y malas hierbas; también vemos papeleras rotas, pintadas, y jardineras abandonadas. Y por último mi decepción con este nuestro nuevo gobierno por el cual había puesto mis esperanzas a un cambio que velara por la Ibiza cultural, natural, menos masificada y me han demostrado que siguen la misma dinámica que los otros, no consultan a los vecinos, toman decisiones y las publican en los periódicos y van en contra de todo lo que hayan hecho los anteriores, el juego del “tú más” y “yo ahora voy y lo cambio”, es muy cansino de verdad.