En estos días en los que todo el mundo habla de política, de los dos intentos de Pedro Sánchez por convertirse en presidente del Gobierno, y de si vamos o no hacia una repetición de elecciones, hemos elegido a un político como aspirante a Sardina Negra de esta semana. Concretamente se trata de José Vicente Marí Bosó, actual diputado en el Congreso y actual presidente del Partido Popular de Eivissa.
Marí Bosó llega extremadamente puntual a la cita, incluso con unos minutos de adelanto sobre el horario previsto. Nos cita en el Bar Can Pou del puerto de Eivissa pero al estar cerrado y debido a los cientos de obras y zanjas que asaltan al viandante, tenemos que cambiar de planes y hacer la entrevista sentados en un banco junto a un pequeño embarcadero destinado para barcos de alquiler que llevan hasta Formentera. Viste, como dirían los entendidos, elegante pero informal, con pantalón y chaqueta azul marina, jersey marrón claro, camisa azul celeste, zapatos limpísimos y las gafas de sol y el teléfono en una mano. Un teléfono que no para de sonar durante los momentos previos a la sesión de fotos mostrándonos que estamos ante un hombre muy solicitado.
Con fama de tímido, nuestro aspirante a Sardina Negra de esta semana nos asegura que es todo lo contrario, que sus amigos aseguran que es muy extrovertido. Sea como fuere el presidente del PP ibicenco es el mayor de tres hermanos de un matrimonio compuesto por un padre ibicenco y una madre valenciana que se llevó a parir a sus hijos a su tierra. Nacido en 1970, licenciado en Derecho por la Universitat de València en 1997, con un Master en Auditoría de Cuentas y miembro del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España, este hombre casado y con tres hijos, dio su salto a la política cuando en 2011 José Ramón Bauzá le propuso convertirse en director general del Tesoro y después, en 2013 ser conseller d'Hisenda i Pressupostos del Govern balear. En 2015 se convirtió, por consenso entre los militantes del Partido Popular en la isla, en el presidente del partido en la mayor de las Pitiüses sustituyendo a Vicent Serra y, actualmente, es diputado en el Congreso desde donde ha vivido de primera mano todo lo acontecido en estos últimos días históricos en nuestro país.
Amable, de voz calmada y suave, este exjugador de balonmano del colegio Juan XXIII de Eivissa, es de esos políticos que apuestan por el diálogo y el consenso «entre todas las fuerzas políticas» y «por hacer un acercamiento a la sociedad para evitar que nos sigan mirando como bichos raros». Es decir, desgraciadamente, parece un ‘bicho raro' entre la clase política. Alguien del que otros muchos podrían aprender para seguir su ejemplo.
—Buenos días. Gracias por hacernos un hueco para ser Sardina Negra porque sabemos que usted está muy atareado y acaba de llegar de Madrid. ¿Cómo le va por allí?
—Muy bien la verdad. No me puedo quejar.
—¿Ahora siendo diputado del Congreso viaja mucho o menos que cuando era conseller?
—Bueno, es distinto. Ahora tengo que estar en Madrid los martes, miércoles y jueves, mientras que antes, cuando formaba parte del Govern balear tenía que pasar de lunes a viernes en Palma. Es completamente distinto.
—¿Cómo está viviendo estos momentos históricos? Casi se podría escribir una novela o un diario de a bordo...
—(risas). Bueno esto de la no investidura es algo que nos ha pillado un poco a contrapié a todos los partidos políticos porque estábamos acostumbrados a vivir con mayorías amplias y sin tener que dialogar ni pactar mucho. Y ahora será todo distinto.
—¿No cree que es momento de un pacto de Estado y ponerse de acuerdo en lugar de ir a nuevas elecciones?
—Creo que sí. Es el mandato que nos han dado los ciudadanos con sus votos. Nos han pedido que hablemos entre las fuerzas políticas y que nos pongamos de acuerdo. Si lo conseguimos estoy seguro que los españoles nos lo agradecerán.
—Pues de momento no parece que vayan por buen camino...
—Desgraciadamente no. Es una pena.
—¿Y cuál cree entonces que es el problema? ¿De quién es la culpa?
—(risas). Un poco de todos. Creo que a lo mejor tendríamos que ceder todos un poco.
—¿Qué opina de los partidos emergentes?
—Tienen cosas positivas y negativas. Por un lado han modificado el sistema de partidos políticos establecido desde hace 35 años y eso es positivo porque ayuda a la renovación y nos obliga a los partidos tradicionales a buscar nuevas fórmulas. Mientras, por el lado negativo creo que Pablo Iglesias abanderó durante su intervención en el Congreso un discurso anticuado y ya obsoleto. Y eso es una pena porque estamos hablando de partidos políticos formados por gente joven y con ilusión.
—Hay quien dice que también dio un discurso muy beligerante...
—Bastante, la verdad. Creo que se equivocan en intentar romper la idea del consenso que decidimos instaurar los españoles en 1978 con las primeras elecciones democráticas. Acuérdese que hasta el Partido Comunista hizo un esfuerzo por integrarse y ayudar. A lo mejor tendríamos que usar su ejemplo en aprender.
—¿Usted por qué se hizo político?
—(risas) Porque siempre me interesó el tema. Incluso, mis padres dicen que cuando era pequeño siempre estaba dando discursos. Luego, cuando estudiaba Derecho en la Universitat de València formé parte de una asociación de estudiantes que era muy activa. Pero bueno, realmente entré de lleno en la política cuando en 2011 me llamó José Ramón Bauzá para ser director general del Tesoro.
—¿No hay que ser muy valiente o muy insensato para hacerse cargo de ese puesto con la que estaba cayendo?
—(risas). Puede ser que las dos cosas. Yo bromeo siempre diciendo que cuando llegué no había tesoro sino un agujero. Pero bueno, no sé, creo que era la mejor manera de ayudar desde un cargo público.
—Luego fue conseller d'Hisenda i Pressupostos. Ni más ni menos. Subiendo el nivel de exigencia...
—(risas). Pues sí. En muy poco tiempo pasé de no ser conocido por nadie como director general del Tesoro a ser conocido porque el Govern debía dinero a todo mundo.
—Pero a priori todo parece más sencillo de lo que es. No gastar más de lo que se tiene. Yo lo hago en mi casa.
—(risas). Bueno en política luego no es tan fácil puesto que desde casi el inicio de la historia estábamos acostumbrados a que los presupuestos públicos subieran sin control. Y ahora, con la crisis, fue todo lo contrario, tuvimos que bajarlos por primera vez en 35 años de democracia y por eso fuimos los malos de la película. Pero había que hacerlo, y gracias al esfuerzo de todos, sobre todo los ciudadanos de a pie, hemos conseguido ir saliendo poco a poco del agujero.
—El caso es que ustedes se han convertido en el objetivo de las iras de una buena parte de la población. ¿Qué tienen que hacer para recuperar la credibilidad?
—Es una pena pero lleva razón. Creo que lo importante es ser creíble y que lleves a cabo un mensaje que luego sepas que vas a cumplir. Además, tenemos que pensar más en el medio plazo y no en el regate en corto que cansa tanto a la gente de a pie.
—¿Y para enganchar a la gente joven? ¿A todos aquellos que piensan que la mayoría de los políticos no sirven para nada?
—(risas). Ser más cercanos. Conseguir que nos vean como personas normales y no como bichos raros. Y acercar las decisiones a los ciudadanos para que las entiendan. Explicarlas mejor.
—Eso puede estar muy bien, pero no me negará que la corrupción les hace mucho daño, sobre todo a su partido político...
—Claro, indudablemente. Es algo innegable.
—¿Y cómo proponen acabar con esa lacra?
—Discurseando menos y actuando más deprisa para cortar por lo sano y actuar con contundencia. En todos los ámbitos de la vida hay corrupción pero la clase política no se lo puede permitir. También soy partidario de que cada partido se centre en sus casos para afrontarlos como se merecen y dejen de señalar al contrario.
—¿No cree que en muchas ocasiones se vota a la persona y no al partido político?
—Pienso que sí. Pero también es importante el proyecto que hay detrás. Podemos tener al mejor líder pero sin ideas claras no sirve de nada. Es decir, lo mejor sería una mezcla de las dos cosas.
—Cambiando de tema. ¿Cómo ven a los ibicencos en el Congreso de los Diputados?
—(risas). Pues sinceramente, nos ven un poco exóticos. Y también nos ven como gente emprendedora y con un gran potencial. Además, en Madrid se creen que somos muy ricos y que por eso no nos hace falta nada. Y eso podría ser hace tiempo, cuando ocupábamos el tercer lugar en el índice de Renta per Cápita y no ahora, cuando somos los séptimos.
—¿Y en el Parlament balear?
—Ahí es distinto. Nos ven como un verso suelto y por eso los ibicencos tenemos que seguir luchando para que nos tomen mucho más en serio en la política balear.
—Y ya la última, ¿qué le diría a su hijo si le dice que quiere ser político?
—(risas). Nada ¿por? Somos gente muy normal. No tenemos cuernos ni cuatro ojos ni seis brazos. Los políticos somos gente muy normal. Peor sería si me dice que quiere ser, no se, boxeador, aunque también lo aceptaría con tal de que fuera una buena persona.
EL TEST
Un libro
Los españoles, de Gabriel Magalhaes
Una película
Leaving Las Vegas y Matar a un ruiseñor
Una serie
Últimamente he visto bastantes aunque me quedo con The Wire
Un cantante o un grupo
Muchos grupos españoles de finales de los 80
Un color
Verde
Un plato de cocina
Arroz a la cubana o cualquier tipo de arroz
Un deporte
Balonmano
Un lugar de la isla donde perderse
Porroig
Un viaje que nunca olvidará
Uno que hice a Toronto en verano de 1988
Una manía
Que nadie me quite mi sillón de delante de la televisión
Un defecto
Soy tozudo
Una virtud
Soy desprendido y generoso
Un sueño por cumplir
Soy más de sueños cortos que de grandes
Alguien a quien admire
A mis padres y a mi mujer
LA PREGUNTA
-¿Un libro que nos pueda recomendar?
-Los españoles de Gabriel Magalhaes. Es un libro muy recomendable para el período actual que estamos viviendo porque ofrece una visión lúcida, divertida y optimista de lo que es ser español. Y eso a nosotros, los españoles, en ocasiones nos cuesta verlo. Parece que últimamente está de moda arrepentirse de haber nacido en España.