Es muy importante saber nadar, pero en el caso de vivir en una isla diría que es casi imprescindible.Y, como todo aprendizaje, cuando se es pequeño resulta mucho más fácil porque el cerebro es como una esponja y aún se tienen pocos miedos o manías. Por eso, son tan significativas las clases de iniciación a la natación que se llevan a cabo en las Instalaciones Deportivas de Can Misses, que semanalmente acoge a varios grupos escolares, para aprender de cero o mejorar estilos en función de la edad.
«Con los más pequeños hacemos iniciación. Si nos encontramos con un grupo que es bueno y tiene poco miedo entonces ya les empiezas a meter en la piscina grande, pero en general el trabajo es en la pequeña porque son muy chiquititos y aún necesitan adaptarse al medio», explica Ana García, monitora y responsable del plan escolar, justo al comienzo de una de estas sesiones acuáticas con los prescolares del CEIP Cas Serres. Se trata de un grupo de niños y niñas de 3 años que, con los gorros de goma ajustados a la cabeza y sus simpáticos bañadores, esperan ansiosos para entrar en el agua, donde se dividen en tres grupos y son guiados por tres monitores.
«Trabajamos con ellos en flotadores, en la piscina pequeña hay una mitad en la que la mayoría hacen pie, mientras que en el otro lado no, entonces trabajamos en función de cada niño. Si son atrevidos les llevamos a la zona profunda –que mide poco más de un metro– y así no tienen la confianza del suelo». Según nos explica, depende de la actitud de ellos. El pri- mer día les evalúan para ver qué decisión tienen a la hora de entrar en el agua, si son más o menos tímidos… Entonces se ven los más confiados y los que tienen más inseguridades, probablemente transmitidas por padres a los que no les gusta mucho el agua.
«Se nota el trabajo que hacen los papás con ellos, en la bañera por ejemplo, o en si tienen miedos, porque se los trasladan a los pequeños y tienden a sobreprotegerlos», sin embargo, lo bueno de estas edades es que es más fácil que desaparezcan las fobias si empiezan desde pequeñitos. Luego cada uno lleva un nivel de aprendizaje, más o menos rápido, porque hay que tener en cuenta que sólo van media hora a la semana y que hay periodos vacacionales en los que se paralizan las clases, por eso, los avances alcanzados suelen resentirse al volver.
Cuando tienen 3 años comienzan por la supervivencia, para que puedan defenderse un poco e incluso lleguen a ponerse boca arriba, aunque aún no naden. «A nadar aún no les enseñas, sino más bien a perder el miedo al contacto con el agua para que a la hora de aprender a nadar les sea más sencillo. Además, nos encontramos que por la evolución natural del ser humano, en esta edad ya controlan la bipedestación y cuando los metes en el agua les pides que se tumben, con lo cual es contradictorio, por eso necesitan tiempo para adaptarse a ese cambio en su vida».
Por eso, trabajan para hacerles perder los miedos mediante un simulacro de olas, cuando los monitores les salpican con agua como si estuvieran en el mar, también por medio de inmersiones, para que pierdan el miedo a contener la respiración bajo el agua y a familiarizarse con ello. «Los miedos no comienzan hasta los tres años pero si los atajas pronto se les quitan. Y como les dividimos en grupos de cinco avanzan muy rápido, en cuestión de dos o tres clases ya los puedes poner en un flotador de pez y llevarlos con el resto del grupo».
Luego comienzan a trabajar los desplazamientos y otras técnicas, aunque no será hasta los 5 años cuando aprendan a nadar. De manera que es aconsejable que durante los tres cursos de prescolar vayan a la piscina, porque así es probable que al final ya comiencen a nadar algo, explica Ana. Después es cuando comienzan a enseñarles estilos, como la patada de crol o a nadar de espalda.
Otros coles
Según nos comentan, el CEIP Cas Serres lleva a clases de iniciación a los tres cursos de infantil: P3, P4 y P5, pero hay colegios que traen sólo a P5, como el CEIP Poeta Villangómez, y otros, como el colegio Can Misses, que sólo van los mayores de 8-9 años. “De éstos la mayoría sabe nadar, motrizmente son más rápidos porque controlan su cuerpo más y con ellos sí que trabajamos estilos”. Además, tratan de coordinarse también con los profesores de educación física para ir a la par, “si hacen lanzamientos pues también los trabajamos en conjunto”, concluye.