La biografía política de Abel Matutes es impresionante: comisario europeo desde 1986 a 1994 al frente de áreas tan importantes como la introducción del euro, las relaciones exteriores o Transportes y Energía, eurodiputado y ministro de Asuntos Exteriores. A pesar del extraordinario periplo político, define aquella etapa como «empresario en excedencia». A sus 74 años años, acude a diario a la sede del Grupo Matutes en Vila (Eivissa), donde gestiona un auténtico imperio empresarial.
—¿Cómo ha cambiado el mundo en estos años?
__En veinte años se han producido grandes desafíos que si no se responden de manera adecuada generarán más problemas; el yihadismo o la irrupción de China como potencia económica son dos ejemplos. Lo cierto es que Estados Unidos ya no quiere ni puede seguir siendo el ‘sheriff' mundial, Rusia tampoco por sus problemas internos y a China le falta el soft power –la teconología, la cultura y el idioma– para asu- mir este papel.
—¿Cuál es la solución?
__El multilateralismo, pero no como está concebido ahora, que es un fracaso. Es urgente una mejor gestión; ésta es la clave.
—¿Qué papel juega la UE?
__Ningún país solo puede ser una interlocutor eficaz y representativo. La fuerza está en reforzar la unión de sus miembros, ahora es más necesario que nunca; cuando Estados Unidos está prestando más atención al Pacífico y Asia. El objetivo es recuperar el atlantismo, que con Aznar en el Gobierno se intentó la incorporación de Latinoamérica mediante la firma de los tratados de cooperación.
—¿Más Europa, por tanto?
__Por supuesto. El brexit (la posible salida del Reino Unido de la UE) sería un suicidio para este país y si España saliese perderíamos el enorme poder de influencia que tenemos ahora.
—Muchos opinan que la UE no ha solucionado los problemas...
__La UE es muy mejorable pero la cuestión es determinar cómo estaríamos fuera de ella. Siempre hay cosas por mejorar pero ha dado a España ayudas, estabilidad, subvenciones a zonas desfavorecidas... Sin la UE, la agricultura ya no existiría en Europa y nos da seguridad.
—Le insisto, crece el decontento respecto a la UE...
__Porque la UE no explica las ventajas. Esto es lo que ocurre.
—¿Qué se ha hecho mal?
__El euro. No se puede poner una moneda única sin una política fiscal y económica mínimamente coordinada. Se ha querido avanzar demasiado rápido y en esto la actitud de Gran Bretaña ha sido modélica evitando algunos errores importantes. De todos modos hay que seguir reforzando la UE y el concepto de Europa.
—¿Qué papel juega España y Balears?
__España es el país que ha experimentado el mayor crecimiento económico del mundo en los últimos 25 años. Sin la UE seríamos un país desvertebrado y por el contrario hemos logrado estabilidad y solvencia. De lo que se trata es de trabajar con disciplina y cohesión, puesto que sin empleo no habrá dinero para pagar las pensiones. Respecto a Balears, considero que tenemos que ser conscientes de que nuestro futuro pasa por el turismo, algo de lo que España todavía no es plenamente consciente.
—¿Hemos aprendido algo de la crisis?
__Ha disparado el paro y el déficit público llegó a ser del 11 % del PIB y creciendo un 10 % anual nuestro déficit de la balanza de pagos. El turismo ha sido el único sector capaz de crear empleo durante estos años insuflando recursos a las arcas públicas; sin el turismo ningún Gobierno hubiera podido remontar la crisis y por eso espero que ahora se acuerden de sus promesas y bajen la fiscalidad, ya que cuando la estabilidad regrese al Mediteráneo será muy difícil continuar siendo competitivos.
—¿A favor del ITTP?
__Es la gran alternativa. No hay nada que estimule tanto la economía, la creación de empleo y la riqueza como la apertura de las fronteras. Es una gran oportunidad. Los opositores olvidan que sin los tratados los ordenadores y la ropa que utilizamos serían muchísimo más caros; los países fabricantes estarían pasando hambre y nosotros pagando mucho más por esos productos.
Los movimientos migratorios serían brutales. Si no se abren los mercados el tercer mundo no tendrá trabajo, hay que adoptar medidas que protejan sectores socialmente sensibles, como la agricultura.
—¿La UE tiene que acoger a los refugiados?
__Hay que hacerlo, pero hacerlo bien. Hay que diferenciar a los refugiados económicos de los que huyen de la guerra, por eso creo que la discriminación no se está haciendo bien, porque abrir las puertas de Europa no es la solución. ¿Quién puede gestionar la llegada de 30 millones de personas?
—¿Y la solidaridad?
__Aun siendo insolidaria, la UE es la región más solidaria del mundo.
—¿Cómo ve el 26-J?
__Con preocupación, sólo deseo que impere el sentido común.
La Constitución fue un gran pacto aceptado por todos, nada es inmutable y la reforma se tiene que hacer desde la misma Constitución. La inversión extranjera ya se está resintiendo.
—Treinta años después...
__Fue un desafío que me llegó por casualidad, cuando Guerra y Verstrynge negociaban los nombres de los comisarios en los pasillos del Congreso y yo me crucé con ellos. No añoro aquella época, siempre dije que era un empresario en excedencia.