La semana más convulsa y decisiva del año –Brexit, desplome de las Bolsas, elecciones generales– arrancó con un nuevo enredo en la vorágine de anarquía y desconcierto por el que atraviesa, por falta de personal y recursos, el hospital de Can Misses. Según publicó en exclusiva este periódico, los servicios médicos citaron a una mujer ibicenca de 87 años que había fallecido hacía un año. Ib- salut alegó que los usuarios son los que deben notificar los decesos, pero rechina que un servicio público se justifique ante este tipo de chapuzas.
En Sanidad y Educación, sobre todo, pero también en departamentos como seguridad o inspección (Hacienda, Transportes, Turismo), aplicar la tijera no ha resultado ser el tratamiento más acertado para extirpar el tumor. Como se ha demostrado, por cada euro invertido en mejorar nuestros servicios y en perseguir la ilegalidad se recuperan 10. Apostemos, pues, por este tipo de recetas.
Otro asunto que está desatando cierta alarma en la isla es el incremento descontrolado de la población de ofidios. Las serpientes se están colando ya en núcleos urbanos y viviendas, y desde las administraciones provincial e insular se repartirán este verano 350 trampas para combatir la plaga. Según los expertos, los cepos no detendrán la invasión si no se establecen soluciones en la importanción de árboles y mercancías a través de las cuales entran las culebras en la isla. Serpientes que, además de provocar temor en la población, están acabando con especies endémicas con las ‘sargantanas'.
Esta semana también conocimos la Memoria de Cáritas Diocesana d'Eivissa y Formentera relativa a 2015, de la que se desprende que en las Pitiüses ha aumentado la brecha entre ricos y pobres y que en los bolsillos de una mayoría social no se refleja la proclamada mejora de la macroeconómica. La entidad diocesana, además, repartió alimentos a unos 600 menores de 16 años entre un total de 3.000 ciudadanos pitiusos, y prestó ayuda a 1.500 usuarios, lo que alimenta la paradoja de una isla enfrascada en su batalla por ganar turistas de lujo al tiempo que empuja al averno a parte de su clase media.