Tras meses de molestias en forma de ruidos y suciedad constantes, los vecinos de la vénda de Safragell y de sa Plana d'en Mateu (Sant Llorenç) empiezan a ver la luz al final del túnel, aunque sea todavía bajo una incordiante polvareda que lo cubre todo. La carretera de Sant Joan se abrió hace unos días al tráfico y la empresa constructora ha empezado a desmantelar la polémica planta asfáltica instalada en dicho lugar.
A pesar de la buena noticia, el portavoz de los 78 vecinos afectados, Joan Munar, no quiere cantar victoria antes de tiempo. «El día 30 [de junio] empezaron a desmontarla, pero de aquí a que terminen creo que estarán todo el mes de julio», vaticinó con pesar, señalando la enorme factoría y las grandes cantidades de grava y materiales acumulados en el lugar. «Un mes más en el que tendremos que aguantar suciedad», añade.
Munar vive en una de las casas más próximas a la planta asfáltica, zona donde todo el entorno –vegetación, edificaciones y mobiliario exterior– se encuentra cubierto por una capa de polvo blanco, como si de una sarcástica postal navideña se tratara. «Ahora ya ha pasado, pero somos los vecinos los que nos hemos comido toda la mierda [sic] y no nos darán ni las gracias», lamenta.
«Como mínimo, podrían enviar a una empresa para que lo limpiara todo», reclama Munar, que espera que una vez terminados los trabajos no tengan que ser los propios vecinos los que deban hacerlo.
«Siempre han tenido muy buenas palabras, nos decían ‘que sí que sí', pero ni la consellera [de Mobilitat, Pepa Marí] ni nadie nos ha dado una solución», prosigue.
En este sentido, asegura que los vecinos no presionaron más porque «si hacíamos precintar la planta hubieran quedado paralizadas las obras de la carretera», extremo que quisieron evitar para no perjudicar a mucha más personas. De esta manera, «no nos quedó otro remedio que aguantar», aunque asegura que «aún estoy esperando ver el permiso para instalar la planta aquí».
Y es que Munar insiste que la planta asfáltica se instaló allí «porque les ha dado la gana o porque quizás a alguien no le interesaba que estuviera en el otro lado [Can Coroner]». Es más, asegura que «lo de que tenían permiso, nada de nada, nadie puede demostrarlo», sentencia desafiante el portavoz de los vecinos.