A sus 60 años y viviendo la etapa de la «joven vejez», Ángela Molina, reciente Premio Nacional de Cinematografía, reconoce que este galardón le ha pillado «por sorpresa», aunque esto no quita para que lo considere como la «cosa más preciosa» ya que se trata de un reconocimiento de su gremio.
«El disfrutar de esa generosidad de los demás es la cosa más gratificante que puede conllevar recibir un premio», cuenta a Efe en una entrevista telefónica con un tono alegre que llega desde Ibiza, donde se encuentra con su familia disfrutando de las vacaciones.
Y es este tipo de reconocimientos, así como el que recibe del público, de lo que más «orgullosa» se siente así como lo que más le «alienta» para seguir con «esa curiosidad insondable» que crea su profesión. Por eso, recibir este reconocimiento le hace estar «muy agradecida».
Según confiesa, en la actualidad siente que está en la etapa de «joven vejez» (Madrid, 1955), un momento en el que está «aceptando un montón de cosas inesperadas».
«Empezando por la salud, y otros cambios -afirma- Es casi como recibir a una persona que es diferente, pero que a la vez es la misma persona que eres tu. Ahora se cansa más la espalda, los huesos...estoy muy bien pero a los 60 años el cuerpo tiene un equilibrio distinto que vas descubriendo y que te hace atender a otras necesidades. Es la ley de la vida».
Pero una ley que no le retirará de los escenarios, «al contrario": «Sigo trabajando como si siempre fuera joven, sigo siendo la misma persona. Solo el cuerpo se cansa de otra manera». Y Molina acepta estos cambios como si fuera un «proceso bonito e intrigante» en el que se despedirá de «ciertas cosas» con «curiosidad e independencia», no con «melancolía».
Ganadora de otros premios como la Medalla de Oro de la Academia de Cine (2003), el Gran Premio de la Crítica de Nueva York (1985) o el David de Donatello de la Academia de Cine de Italia (1986), la intérprete no cuenta en su haber con el Goya pese a llevar ya «casi 200» películas a sus espaldas.
«No lo voy a reclamar», afirma entre risas Molina ya que a ella le gusta la vida «como es», porque «todo es por algo».
«Amo la vida como es, no siento ausencias. Sé que si el día x sucede pues así será, pero disfruto igual cuando mis compañeros se alegran por llevarse un Goya porque eso es una especie de equilibrio: hay que saber disfrutar los unos de los otros», matiza.
En un año éste en el que ha triunfado en el teatro con la obra «César y Cleopatra», estrenada en el Festival de Teatro de Mérida junto al actor Emilio Gutiérrez Caba, la actriz añade que tiene «poca vida» para agradecer lo que el público le ha hecho «descubrir».
«He disfrutado con la alegría del público y con el público de una manera que no se me va a olvidar en la vida», puntualiza.
En cuanto a sus sueños, Molina no duda en afirmar que lo único que quiere es «seguir teniendo salud» para seguir pudiendo disfrutar de esos momentos, es decir, poder seguir «trabajando». «Que no es poco», concluye.