Jesús Sánchez es el presidente de la Asociación Balear de Ocio Nocturno y Entretenimiento (ABONE). Lleva cuatro años luchando contra las desigualdades entre locales de restauración y discotecas. Ahora, tras el escándalo de la Operación Chopin, que involucra a algunas de las mejores discotecas de Balears, Sánchez manifiesta su disconformidad.
—¿Qué opina de la ‘Operación Chopin'?
—Me parece un despropósito que se haga de esta manera y en temporada alta, y es una aberración que se la califique como una macrooperación para detectar el fraude fiscal y el blanqueo, cuando las autoridades no han llegado a las conclusiones finales.
—¿Se ha localizado algo raro en las discotecas analizadas?
—Puede ser que se encuentre alguna irregularidad, pero para abrir un local nocturno hay muchos protocolos y se te puede pasar algo. Pero en ningún caso existe una operación organizada de blanqueo de capitales, que es lo que insinúan las autoridades.
—¿Qué teoría tiene para explicar esta caza de brujas?
—Seguramente, la operación sea la respuesta a las presiones que se han recibido desde Baleares. Somos un sector productivo, pero eso no significa que la producción se consiga a base de irregularidades.
—¿Qué opinan los empresarios de la noche de Balears?
—Obviamente no les ha gustado la manera que ha tenido la policía de llevar la ‘operación Chopin': entrar a los despachos a estudiar la gestión del cierre y las cajas no muestra mucha confianza en el empresario. Pero todos ellos están muy tranquilos porque saben que no están haciendo nada fuera de la normalidad.
—¿Qué más problemas tiene a día de hoy el ocio nocturno de Balears?
—La noche está mal vista, y parece que no puedes llevar un local sin defraudar a Hacienda. Además, este tipo de operaciones provocan la proliferación de locales que realizan las mismas actividades que nosotros sin tener licencia para ello.
—¿Qué les supone esto a los empresarios?
—Un desplome en el ocio nocturno legal. Bares o restaurantes que ofrecen su servicio habitual han añadido música y copas, y el cliente se reparte. Ya tenemos denunciados a 42 locales. Además, nosotros tributamos al 21 % y restauración tributa al 10 %. En 2012 iniciamos las quejas sobre esta situación, pero en septiembre hará cuatro años y no hemos recibido respuesta. Sólo pedimos que se tribute igual y que se exijan las licencias.
—¿Cree que las autoridades son permisivas?
—Absolutamente permisivas. Y todo esto perjudica a las empresas que cumplimos con la ley. En 1992 obligaron a cerrar y aislar los locales de ocio nocturno, y lo hicimos. En los últimos años se creó la figura del «beach club», y ahora cualquier local sin licencia pone música y sirve copas. ¿Cuál será el siguiente paso?
—¿Con qué estrategia pretenden abordar esta situación?
—No podemos protegernos más que con denuncias a los establecimientos que incumplen la normativa. Miramos por la calle carteles que anuncian fiestas en locales ilegales, con los mismos servicios que ofrecemos nosotros y enviamos pruebas gráficas a las autoridades, pero como decía no hacen demasiado caso.
—¿Qué planes de futuro hay en el sector de la noche?
—Con la crisis los empresarios lo han pasado mal, y en los últimos años se ha tomado la medida de cerrar los locales del paseo marítimo en invierno. Ahora, después de buscar la solución sin éxito, estamos organizando una estrategia con los empresarios para dar un mejor servicio. Tenemos que dar un salto en el segmento de población al que nos dirigimos y subir el nivel del paseo marítimo.