Encaramos la recta final de agosto con anunciadas despedidas: las de las frutas de temporada que en breve abandonarán los puestos de los mercados pitiusos. Pronto se verán substituidas por otras caras nuevas, no otoñales todavía, pero menos veraniegas. En Sant Antoni se dice que Sant Bartomeu marca el declive de la campaña y, en estas fechas, podemos verificarlo en los estantes de las fruterías.
Resisten las sandías, que encontramos a 70 u 80 céntimos/kilo, en muchos casos de cultivo local, y el melón eriçó, a 1,80 euros/kilo y que tiene los días contados. Rehúsan dejarnos las nectarinas (2,60 euros/kilo), los melocotones (2,80 euros/kilo) o los albaricoques (3,60 euros/kilo), aunque en este caso suelen venir de fuera de la isla.
Tras un dulce y largo verano, las cerezas dan sus últimos coletazos. En Frutas y Verduras Palau, Josefa nos ofrece de la clase picota (9,00 euros/kilo), de calibre pequeño, más oscuro y más sabrosa que las de tonos más vivos. «Son de Aragón y pronto terminarán», advierte. Joan Torres, en el puesto contiguo de la Finca Ca'n Lluch, también tiene de la clase sira, que tampoco tardarán en desaparecer y afirma que en las siguientes semanas dominarán las variedades canadienses, «mucho más caras y que pueden llegar a 12,00 euros el kilo».
Otro ‘combate' se establece en el terreno de los higos. Los de la clase oriola, de color verde y dulcísimas, ya son mayoría y se dejan ver en casi todas las fruterías a precios que oscilan no superan los 6,80 euros/kilo en ninguno de los puestos consultados. Las brevas, en cambio, alcanzan estos días los 7,50 euros/kilo. «Un joven se ha llevado una caja y ya sólo me quedan estas pocas», señala Josefa, al tiempo que un cliente se las adjudica de inmediato.
Una batalla casi perdida es la de la uva local. Debería hacer acto de presencia en apenas un par de semanas, pero Joan Torres asegura que los clientes prefieren uvas «de grano grande y brillante», lo que le obliga a inclinarse por variedades traídas de la Península y que comercializa a 3,80 euros/kilo, tanto en el caso de la uva negra como la blanca.
Pero si unas frutas empiezan a despedirse, otras nos sorprenden por su irrupción. Es el caso de las carambolas, una exótico fruto colombiano que tiene forma de estrella.
«Es de un gusto muy sutil, casi imperceptible, pero se usa mucho en alta cocina con funciones decorativas, pues su perfil, a cortes finos, es el de una estrella», nos explican en Frutas y Verduras Maria Cardona. No obstante, lo exótico se cotiza, pues cada unidad cuesta 3,50 euros.
Pero no hace falta cruzar el Atlántico para encontrar género insólito. José Manuel, de Frutas y Verduras Toni, nos ofrece pepino napicol. «Es propio de Valencia y Murcia pero este lo cultivamos nosotros, en Eivissa, hace ya dos o tres años», comenta. Todavía es un desconocido para la mayoría de ibicencos, de hecho es el único puesto del Mercat Nou de Vila donde lo localizamos. El comerciante defiende que se trata de un pepino muy similar al convencional, pero «más fino, quizás un punto más dulce». Además, tiene una temporada muy corta. Hizo su incursión esta misma semana pero solamente permanecerá un mes. Habrá que darse prisa para poder probarlo.