La vicepresidenta primera del Consell y responsable del área de vivienda, Viviana de Sans, fue una de las protagonistas del programa «En el punto de mira», de Cuatro, que trató de manera sesgada y sensacionalista el problema de la vivienda en Ibiza. El programa en el que participó la «número dos» del gobierno insular acabó con una invasión de la presentadora a una propiedad privada, recorriendo el paquin, las escaleras y entrevistando a un vecino para que analizase la situación de los pisos turísticos. El vecino no quiso salir en pantalla.
En cambio, Viviana de Sans no tuvo ningún problema en hablar del tema de la vivienda. Cuando la periodista la animó a salir a la calle tras aparecer en el despacho de la vicepresidenta, Viviana de Sans aceptó. «Tú misma podrás ver lo que pasa», dijo la vicepresidenta primera, como si en la calle fuese tan fácil diferenciar los pisos turísticos de los residenciales.
Otra de las perlas que soltó Viviana de Sans fue al final de su intervención. Sentenció que se detectaba a los pisos turísticos porque tienen que toallas de playa colgadas en las terrazas y balcones, un detalle en el que no habrán caído hasta ahora los inspectores del Consell d'Eivissa a la hora de perseguir esta actividad ilegal.
En el polémico reportaje también apareció el gerente del Ibsalut, Josep Balanazat, que explicó que hay problemas para encontrar médicos para trabajar en Ibiza. Balanzat informó, como ha publicado este periódico, que se creará en el viejo hospital una zona para que puedan residir los médicos que lleguen a Ibiza para trabajar. El polémico reportaje finalizó con una visita de la periodista hasta unos apartamentos en Platja den Bossa. Allí la periodista abordaba a unos turistas y les preguntaba cuánto habían pagado por alojarse en dichos apartamentos. «3.000 euros», dijeron. «¿Sabéis que estos apartamentos no pueden alquilarse a turistas?», respondió la periodista ante la sorpresa de los turistas. Sin embargo, la periodista de Cuatro fue más allá e invadió el parquin, tocó las timbres de varios pisos, y subió por las escaleras del edificio. Al final encontró con un propietario, que no salió en pantalla, que explicó que la mayoría de pisos se alquilan a turistas, que se meaban en las escaleras, hacían ruido, y no respetaban las normas de convivencia.