Sant Josep continúa con el proceso de mejora de la red municipal de aguas de cara a poder abastecer a todos sus residentes con agua suficiente y de calidad procedente de las desaladoras de la isla.
El alcalde, Josep Marí Ribas Agustinet, acompañado por el segundo teniente de alcalde y concejal de Agua, Ángel Luis Guerrero, y por el concejal de obras, José Guasch, visitaron ayer las obras de renovación de la red de transporte y distribución de agua del depósito de Puig Cardona en el núcleo urbano de Sant Josep. Durante los dos últimos días se ha sido ejecutado una de las fases más complicadas, consistente en la perforación de un tramo bajo la carretera de Sant Josep con maquinaria pesada de grandes dimensiones.
El Ayuntamiento financia íntegramente esta obra, que fue adjudicada por 998.300 euros a la empresa Tecopsa. Estos trabajos tienen un periodo de ejecución de 9 meses –dos de ellos de tramitación administrativa– y se iniciaron a principios de septiembre, por lo que el objetivo es que estén terminadas antes del próximo verano.
Obra muy necesaria
Las obras actúan sobre una infraestructura que en estos momentos tiene unas pérdidas de hasta el 68 por ciento. «No queríamos poner agua buena en una tubería que perdía tanto. Ahora lo que se trata es de llevar agua buena de Sant Jordi hasta el depósito de Sant Josep, una inversión absolutamente necesaria, a la que nos habíamos comprometido como equipo de gobierno», señaló Marí Ribas.
Con estos trabajos se contempla la sustitución de la actual tubería de uralita por dos de fundición dúctil, de siete kilómetros de longitud. Además, toda la infraestructura transcurrirá por fincas de titularidad pública. Esta es la mayor inversión del Ayuntamiento en materia de agua en el municipio y se prevé que se beneficien unos 16.000 usuarios, según indicó el Consistorio, incluyendo las zonas de es Jondal, Cala Tarida, Cala Vedella y la parte de es Cubells.
Según explican desde el Ayuntamiento, la situación actual es que en este tramo hay una única tubería, que hace el transporte y la distribución de agua a las casas dispersas ubicadas entre el depósito y el núcleo urbano. Esto provoca que cada vez que hay una avería tengan que cortar todo el suministro. Además, gran parte de la instalación transcurre por fincas privadas y no existe un plano exacto del trazado, lo que provoca muchos problemas a la hora de reparar las fugas.
Según indicó Ángel Guerrero, cuando finalice la obra y Abaqua comience a suministrar agua desalada, «los vecinos notarán una mejora en la calidad y en el suministro porque quedarán reguladas las presiones al no tener pérdidas». También lo percibirán en el recibo «al no tener que pagar el agua que hasta ahora se estaba perdiendo», a través de una obsoleta tubería con 40 años de antigüedad.