Israel Romero (Madrid, 1972) es el fundador de Awarexcellence, una empresa con sede en Ibiza especializada tanto en el coaching personal como empresarial, que ha adquirido un compromiso con la educación y busca transmitir a los jóvenes la idea de que son capaces de todo y que pueden vivir una vida plena.
—¿En qué consistirán las charlas que van a impartir en colegios y cuándo empezarán?
—Empezaremos por el momento en el Mestral, luego estamos trabajando para hacer charlas gratuitas en todos los demás. No hemos empezado a planificarlas, pero es la línea. Las que he hecho por España les han encantado a los chavales, porque escuchan tan a menudo un mensaje de limitación, de ‘chaval, ya se ha acabado la buena vida, ahora llega el momento de currar'. Encima, parece que está aceptada la idea de que no puedes trabajar en lo que te apasiona. Es una lástima porque tienes una generación de excelentes profesionales, con talentos espectaculares que renuncian a ellos para meterse a trabajar en algo solo para ganar dinero, y lo peor que puedes hacer es trabajar por dinero.
—¿A qué se dedica y en qué proyectos trabaja?
—Trabajo con personas, da igual en el ámbito personal o corporativo. Si tuviera que resumir, diría que les ayudo a pensar como no han pensado nunca para ayudarles a conseguir lo que nunca han conseguido. Mi propósito es llevarle a todo el mundo el mensaje de ‘tú puedes'. El objetivo es disfrutar aquí y ahora.
—¿Cuándo y por qué surge Awarexcellence?
—Pretende aunar dos conceptos, la idea de perseguir la excelencia desde la consciencia. Se trata de buscar siempre ser la mejor versión que puedo de mi mismo. Hay muchas personas que persiguen la perfección pero por definición no puede suceder, pero la excelencia sí; ser hoy el mejor que puedes ser en cada momento y siendo consciente de todo el proceso. Esto empezó hace ocho años. Yo ya había estado muy involucrado en el mundo de la consultoría y aquí en Ibiza tenía mi empresa de informática. Surgió de una forma natural; empecé a interesarme en profundidad por el desarrollo del potencial humano, me encantó la idea del ‘todo es posible' y para todas las personas. Normalmente hay personas que dicen: ‘hay quien consigue grandes cosas, que viven como quieren vivir, pero yo no puedo, no tengo esas capacidades, no he tenido esa suerte. Yo tengo mala suerte y no puedo llegar hasta ahí'. Eso no es cierto.
—Pero no todos tienen las aptitudes para alcanzar el éxito con el que sueñas. ¿Y los factores familiares y socioeconómicos no cuentan tampoco?
— No, en absoluto. Yo vengo de una familia humilde y eso no ha condicionado poder llegar a donde estoy ahora. La idea que pretendo llevar es que da igual dónde estés y de dónde vengas: tú puedes llegar a vivir como quieres vivir. Va a haber un proceso, no va a ser ‘lo quiero, plin, y sucede', pero hay una comprensión que cuando la adopto, llego.
—¿Cuáles son las claves del éxito en el terreno personal y empresarial?
—Tú eres consciente de que puedes llegar a una serie de cosas, ‘hasta aquí. pero más allá no', y lo primero es sentir que eres capaz de conseguir aquello que quieres. Cuando crees que no puedes llegar a más, eres tú el que te estás poniendo límites. Hay muchas personas que hacen grandes cosas y cuando analizas qué es, cuál es la diferencia conmigo, que anhelo esa posición, él piensa que vivir esa vida es posible. Desde ahí se empieza a trabajar, es un punto esencial, pero hay mucho más.
—Usted dice que alcanzar los objetivos es una ciencia exacta, como las matemáticas, ¿por qué?
—Así es, realmente vivimos en un universo regido por una serie de leyes, como la de causa y efecto, la ley de leyes para nosotros. Igual que esta ley, todo cuanto nos sucede obedece al funcionamiento de una serie de leyes, como la gravedad, y una vez las comprendo, conseguir aquello que yo quiero se convierte en un proceso exacto y definido. Hay pasos que implican el factor emocional, aunque sea un sistema que se puede describir. Luego hace falta una elevada dosis de trabajo por nuestra parte para poner en funcionamiento todo ese sistema porque la vida que vivimos es producto de los hábitos que tenemos.
—¿Esa no es la ley de la atracción del ‘Secreto'?
—Es por donde empecé. Cuando hablas con alguien que de verdad comprende la esencia y te la puede explicar, no es una cuestión de creer o no creer, es que si echas la vista atrás y ves tu vida cómo ha transcurrido, es la realidad. Es una ley como la de la gravedad, si suelto un objeto no me cabe duda de que va a caer. La ley de atracción es igual, está funcionando siempre para todo el mundo. Lo que pasa es que la ley de la atracción tiene implicaciones delicadas. Parte de la premisa de que nosotros atraemos todo cuanto nos sucede, nosotros somos quienes lo originamos, y es algo que es delicado de digerir en primera instancia. Pensar que somos responsables de que lo que no nos gusta haya llegado a nosotros es una píldora difícil de tragar. Yo soy el único de quien depende cambiar eso, puedo darle la vuelta y hacer que aquello que yo quiero llegue a mí.
—¿Tiene clientes que hayan alcanzado el éxito en poco tiempo?
—Sí, en el ámbito de pequeños negocios, con 35 años en marcha, conseguimos multiplicar por 4 la facturación en cuatro meses sin tocar personal y sin hacer publicidad. Y todo eso se ha mantenido porque lo que pretendo no es llegar y crear una relación de dependencia con el cliente, yo hago entrega de la caja de herramientas o del manual, y ellos aprenden a utilizarlo.