Carlos Jover, que fue director de Carreteras cuando Jaume Matas presidía el Govern y se construyeron las autopistas de Eivissa, compareció ayer por segunda vez en la comisión parlamentaria que investiga este asunto. En noviembre, cuando compareció por primera vez, se mostró muy disgustado por el tono del PP y dijo a este periódico que «me han vendido para salvar a Cabrer», que era la consellera en esa época.
David Abril (Més) le preguntó expresamente por esta declaración y él dijo «no recordar exactamente lo que dije». En una conversación posterior con este diario dijo que sí lo recordaba pero que prefería olvidar ya toda esa historia ya que «hace diez años que no tengo que ver con el PP y no entiendo por qué me llaman aquí, pues no puedo aportar nada».
El PP trató ayer a Jover con guante blanco, evitando cualquier pregunta de la que pudieran saltar chispas. Aseguró que él no tenía que ver con los sobrecostes y que no recordaba haber participado en reuniones de consejos de administración.
«No recuerdo, ni soy consciente» de haber asistido a las reuniones del consejo de administración de Ibisan (concesionaria de la carretera Ibiza-San Antonio), dijo, pese a os representantes de los grupos parlamentarios de PSIB, Més insistieran en que su firma aparecía en las actas de dichas reuniones.
«Como director general impulsé una serie de carreteras, pero no intervine en los contratos, que se modificaron después en 2008», aseguró ante las preguntas del socialista Enric Casanova, que cuestionó sobre su intervención en la adjudicación de las obras.
Preguntado acerca de las esculturas que se instalaron en las autovías, Jover dijo que sólo «opinó», pero enfatizó que «no tomó ninguna decisión».
«Yo no tenía ninguna capacidad de decidir sobre dinero privado», recalcó.
El pasado año, Més sugirió que un adjudicatario se había encargado luego de las obras de un chalé de su propiedad, lo que entonces negó.