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Feliz 2144, año tibetano del gallo de fuego

Un momento de la celebración del año nuevo tibetano o Losar en el centro budista que hay en la carretera de Sant Llorenç. | Daniel Espinosa

| Eivissa |

En Ibiza, España y buena parte de Europa hace ya casi tres meses que celebramos con uvas, champán, grandes cenas, campanadas, vestidos de gala y fiestas el inicio del año 2017. Sin embargo, ayer por la mañana una veintena de residentes en la isla se acercaron hasta el centro budista que hay en la carretera de Sant Llorenç para celebrar el inicio del año nuevo tibetano o Losar. Lo hicieron de la mano de la italiana Roberta Fantuzzi, encargada de sustituir durante sus viajes a la titular del centro, Ana Masó, y sobre todo acompañados de Puchi, la única ciudadana tibetana que reside en Ibiza, sus dos hijos Kenam y Lobsang, y su marido Daniel Rial.

Según esta joven tibetana que llegó a Ibiza hace unos años, ayer comenzó en su país el año 2144 o el año del gallo de fuego. La ceremonia de celebración fue sumamente sencilla y consistió en una sucesión de plegarias, mantras o rezos de purificación de cara al año que comienza, dirigidos por la budista Roberta Fantuzzi, una serie de ofrendas en el altar de elixires perfumados, flores, inciensos o comidas, en la quema de las banderas tibetanas de plegaria del año pasado para colocar en su lugar unas nuevas y una comida de convivencia e intercambio de alimentos entre los budistas que se acercaron hasta este coqueto lugar en medio del campo ibicenco.

El proceso de las banderas no es sencillo ni puede hacerse al azar. Según Puchi, hay que buscar un lugar espacioso y ventoso ya que tiene como fin «renovar las energías positivas, seguir permitiendo que las plegarias sigan llegando al cielo y que éste se vea purificado y santificado por los mantras que hay escritas en las banderas». No en vano, según la creencia budista popular, gracias a todo esto «las oraciones son transformadas en bendiciones y esparcidas sobre los habitantes de los alrededores».

Puchi: «El karma me trajo a Ibiza»

Puchi vivía con su familia en Tibet, plantando trigo, guisantes o cebada y cuidando animales. En 1999 conoció a Daniel Rial, cooperante en la ong Comunidad Humana, se enamoró de él y en 2004 se casaron. «Fue un cambio tremendo porque yo venía de un mundo completamente distinto pero estoy encantada, enamorada y con dos hijos y un marido maravilloso».

Las banderas de oración tibetanas

Hay dos tipos de banderas tibetanas, el Lung ta (caballo de viento y horizontal) y Darchor (verticales y pensadas para mejorar en la vida, la fortuna, la salud y el dinero). Sus cincos colores representan los elementos en la cosmología tibetana y están ordenadas de izquierda a derecha. El azul es el cielo y el espacio, el blanco el aire y el viento, el rojo el fuego, el verde el agua y el amarillo la tierra.

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