Con unas pequeñas andas y tras haber llegado en un cajón diseñado para su transporte en el interior de una furgoneta, Nuestro Padre Jesús Cautivo, imagen titular de la cofradía del mismo nombre, hacía su entrada en centro penitenciario de Ibiza. El Cristo, una talla de madera de cedro real de 1,80 metros de altura tallado por Juan Carlos Vázquez Pichardo en su taller ubicado en el barrio de la Macarena de Sevilla, entró en la prisión de Can Fita de Ibiza acompañado por el obispo de Ibiza, Vicente Juan Cardona, y unos diez cofrades, entre costaleros y miembros de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Cautivo. Su destino era el polideportivo del lugar donde le esperaban los fieles de la cárcel, preparados para participar en el tradicional vía crucis en el que se rememoran las 14 estaciones de la Pasión de Jesucristo.
«Inicialmente los reclusos de Can Fita suelen estar más tímidos y dejan que seamos los cofrades los que realicemos las lecturas o movamos al Cristo en las 14 estaciones penitenciarias. Sin embargo, nosotros les animamos a que participen y poco a poco van realizando las lecturas y desplazando a la imagen, nosotros solo les ayudamos», comentó el presidente de la cofradía, Vicente Nadal.
«Para nosotros es una manera de acercar al Cristo a la gente que no puede llegar a la Semana Santa. Vivimos momentos muy delicados porque hay gente que se emociona mucho porque tiene hijos y familia fuera, que quizá hizo algo malo en el pasado y se conmueve. Otras veces hay personas que se arrancan y cantan una saeta y lloran de alegría. No creo que a nadie le guste estar allí, por eso es muy complicado, pero aporta una gran satisfacción estar allí».
Por séptimo año consecutivo la cofradía Nuestro Padre Jesús Cautivo es la encargada de acercarle la Semana Santa a los reclusos de la cárcel ubicada en el barrio de Can Fita de Ibiza. «Es porque nuestra imagen que siempre se ha identificado con la situación de los internos ya que representa al hijo de Dios reo», explicó el presidente de la cofradía, Vicente Nadal.
Un acto en el que cada año, los cofrades destacan el silencio con el que los asistentes contemplan este tradicional vía crucis que dura cerca de 45 minutos. «Es muy llamativo observar como al ver la imagen todos enmudecen», destacó Nadal.