Días atrás tuvo lugar un acontecimiento de alcance mundial a escala planetaria, que ríete tú de la coincidencia en el poder de Barak Obama y José Luis Rodríguez Zapatero. Ustedes no lo habrán notado, entretenidos como están con sus cosas, pero es algo que habrá cambiado la vida de los habitantes de Ibiza y Formentera para siempre y no creo exagerar. La presencia entre nosotros del presidente del Parlament, que viste como cualquiera de nosotros (yo diría que incluso un poco peor muy a conciencia) y come plato del día como muchos de nosotros (aunque a nadie de nosotros se nos ocurriría presumir de ello) es algo que transformará la sociedad radicalmente como nos tiene prometido Podemos. Baltasar Picornell estuvo en las Pitiusas desde el miércoles hasta el viernes. Se reunió con los presidentes de los consells insulars, Vicent Torres y Jaume Ferrer, que le ilustraron sobre los problemas que afectan a las islas. Él les escuchó atentamente, según cuentan, aunque no consta que tenga ninguna competencia para hacer nada al respecto. También se reunió con representantes de la sociedad civil, aunque más pareciera un encuentro de viejos colegas porque todos son de su cuerda ideológica en una demostración palmaria del peor sectarismo que se recuerda por parte de un presidente de la Cámara legislativa autonómica. Fòrum per la Memòria d'Eivissa i Formentera -con el candidato de Esquerra Unida Artur Parrón al frente-, Plataforma Sociosanitària -con el director insular de Turismo Vicent Torres ‘Benet' al frente-, GEN-GOB, Amics de la Terra, Prou y la PAH-Eivissa -con la concejal de Turismo de Vila Gloria Corral al frente-. Vamos, que al presidente Balti le hemos pagado entre todos un tour de escándalo para ver a los amigotes. Que pretenda hacerse pasar esta gira por un viaje institucional es, además de denigrar al Parlament, una burda tomadura de pelo que causa rubor. ¿Esto era a lo que se refería con acercar el Parlament a la ciudadanía? A una parte de la ciudadanía, sería mejor decir, la que le es afín ideológicamente, para que quede claro el desprecio que siente para los que votan a otras fuerzas políticas alejadas de la suya, con quienes no se molesta en reunirse.
• Las amenazas de Ferrer.
Que con lo que se va sabiendo de determinadas adjudicaciones a dedo por parte del Consell de Formentera, a su presidente Jaume Ferrer le dé por lanzar amenazas de querellas, es de chiste. No es José Manuel Alcaraz quien debe retractarse de sus acusaciones, sino Ferrer quien debe dar explicaciones y así desmontar, si es que está en condiciones de hacerlo, las acusaciones del líder ‘popular' que, por si no lo sabía, es el jefe de la oposición. Da la sensación de que lo que Jaume Ferrer busca es silenciar al PP con amenazas de querellas, que mucho me temo solo se quedarán en las fanfarronadas de rigor y que no se atreverá a formalizar. Últimamente están en Gent per Formentera muy excitados, pues no aceptan ni sentencias judiciales en su contra ni, como se está viendo, que la oposición denuncie presuntos mangoneos que deben ser aclarados de forma inmediata. Ni tampoco aceptan las advertencias del interventor, que en esto parecen ir de la mano con Sant Antoni.
• Ilegalidades que ‘Cires' no ve.
Tampoco en la bahía de Portmany aceptan ni críticas ni sentencias judiciales, pero el colmo del despropósito es que el concejal de Hacienda, Fran Tienda, presuma de que el equipo de gobierno ha sido elegante. Se me ocurren bastantes calificativos, pero el de elegante no lo hubiera dicho nunca. El hecho incontestable es que hay un informe del interventor que advierte de ilegalidades en los contratos menores adjudicados por el ayuntamiento, por mucho que ahora se encarguen nuevos informes a la interventora accidental para remontarse al pasado y esparcir la sombra de la duda a sus antecesores, como si eso fuera a hacer que desaparezcan las irregularidades denunciadas por el actual interventor, que está de baja médica. Tales críticas ya le han hecho acreedor del título de enemigo público número uno por parte del gobierno municipal de Pep Tur ‘Cires', desbancando al jefe de la Policía Local, Javier Verdugo. ‘Cires' se defiende diciendo que él no ve ninguna ilegalidad -estaría bueno que reconociese que sí las hay- y que hay técnicos que lo ven de una manera y otros que lo ven de otra. Así las cosas, lo mejor que se puede hacer es despedir al secretario y al interventor, porque con la palabra del primer edil ha de ser suficiente. Yo no sé si, como dice Fran Tienda, antes de llegar ellos reinaba el caos, pero lo que sí puedo garantizar es que el actual consistorio de Sant Antoni parece haberse puesto el mundo por montera, dispuestos a hacer de su capa un sayo y a triturar a todo funcionario que se oponga a sus planes.
Que pasen un feliz domingo.