El envejecimiento puede causar alteraciones sobre todos los sistemas del organismo y éstos a su vez, pueden causar efecto directa o indirectamente sobre la conducta de nuestras mascotas. Los antecedentes de conducta del paciente mayor son importantes para conocer si es un agravamiento de un problema que anteriormente existía o es una conducta completamente nueva.
Los cambios más frecuentes son:
1. Pérdida de hábitos higiénicos
En muchos casos el perro de geriátrico necesita salir con mayor frecuencia debido a distintas patologías que antes habría que descartar: insuficiencia renal, problemas cardiacos, diarreas, diabetes, procesos infecciosos...
Si no existe causa física será necesario tomar una serie de medidas:
- Aumentar el número de salidas a la calle siguiendo siempre el mismo itinerario, teniendo paciencia si se detiene a olisquear o se cansa.
- Regular las comidas de tal manera que la última sea temprano y de tiempo a una salida por lo menos dos horas posterior a la ingestión.
- Evitar los castigos excesivamente severos o retardados, como mucho una ligera reprimenda en caso de que le pillemos «in fraganti».
- Premiar siempre que elimine en el lugar deseado, igual que se hacía cuando era cachorro.
Tener siempre en cuenta las restricciones físicas y de salud a la hora de reeducar a un perro mayor.
2. Vocalización excesiva
Los perros añosos pueden ladrar porque están aburridos, hambrientos, buscan atención o reaccionan ante ruidos o disturbios de su entorno. La vista, oído y función cognitiva disminuida, contribuyen al aislamiento social suponiendo una falta de estímulos ambientales, que muchos perros compensan ladrando de manera constante. En otras ocasiones, el ladrido es una respuesta de angustia ante situaciones de ansiedad por la ausencia de los propietarios o de miedo por ruidos como tormentas o el viento. El castigo de un perro mayor que está temeroso es inapropiado y puede contribuir a aumentar ese miedo o esa ansiedad.
En ocasiones es complicado encontrar el equilibrio entre proporcionar suficiente atención para satisfacer las necesidades sociales del perro y reforzar el comportamiento inapropiado.
Se pueden seguir una serie de recomendaciones para intentar reducir este comportamiento tan molesto:
- Proporcionar ejercicio más frecuente, atención y caricias en momentos en que el perro esté tranquilo puede ayudar a reducir el ladrido excesivo.
- En situaciones en que el ladrido ocurre por estímulos identificables se intentará evitarlos en la medida de lo posible.
3. Vigilia nocturna
Normalmente los perros duermen durante ciclos cortos día y noche, de modo que aquellos animales que permanecen tranquilos a lo largo de la noche no es porque necesariamente estén todo el rato durmiendo.
- El ladrido, aullido o inquietud en un perro previamente tranquilo puede indicar necesidad de evacuación.
- El ladrido o aullido nocturno puede ser también debido a una ansiedad al alejar al perro del resto de la familia o confinarle en otra habitación debido a la pérdida de hábitos higiénicos.
- La demencia senil se considera al igual que en los humanos, otra causa de disturbios del sueño.
Es necesario una evaluación médica completa para descubrir la causa, existiendo distintos grupos de fármacos que pueden ayudar a solucionar con seguridad y eficacia el problema.
4. Agresión
La aparición de un problema de agresión hacia las personas en un perro mayor que anteriormente había sido dócil pueden ser debidas a diferentes causas que hay que evaluar y tratar:
a) Enfermedades dolorosas como puede ser una artritis o problemas dentales, que pueden aumentar su irritabilidad y hacerles menos tolerantes a la manipulación.
b) Deficiencias sensoriales: disminuye su capacidad auditiva o visual por lo que se puede asustar con mayor facilidad pudiendo responder de forma agresiva.
c) Enfermedades del Sistema Nervioso Central, la decadencia cognitiva, enfermedades endocrinas con los cambios hormonales resultantes, pueden contribuir a aumentar la agresión.
En casos de perros mayores que comienzan a tener un comportamiento agresivo, es necesario tomar una serie de precauciones debiendo ser especialmente cautos cuando conviven con niños de corta edad. Los tratamientos para el dolor suelen mejorar la conducta agresiva. En algunos casos es sensato encerrar al perro en una zona tranquila cuando vengan visitas que puedan asustarlo o molestarlo. No hay que olvidar nunca, a pesar de la edad, los beneficios de tener a nuestro animal de compañía perfectamente educado, dentro de las limitaciones de sus años.
5. Disfunción cognitiva y demencia senil
Son problemas debidos al deterioro de la función mental. La causa es el envejecimiento cerebral. Es posible que esta alteración este relacionada con lesiones de tipo Alzheimer como las observadas en personas.
Los síntomas más frecuentes son:
- Desorientación espacial: los perros son incapaces de identificar sitios conocidos, pudiendo llegar a perderse en su paseo habitual, o en casos más graves en una habitación de la que no consiguen encontrar la salida.
- Desorientación temporal: cambian los ciclos de sueño –vigilia, ladran pidiendo salir o exigen comida o se ponen a jugar en horarios poco habituales...
- Alteración de los aprendizajes: ensuciamiento de la vivienda, no responden a ordenes aprendidas (sienta, tumba, ven aquí).
- Dificultad para identificar a personas conocidas: dejan de hacer "fiestas" cuando ven a alguien que aprecian.
Las medidas preventivas consisten procurar aumentar la cantidad de estimulación mental reforzando las órdenes aprendidas, por ejemplo, hacer que se siente antes de darle su comida, o jugar a que nos traiga su pelota o juguete favorito. El aumento de ejercicio dentro de sus posibilidades puede también retrasar la evolución de la enfermedad.
Existen en el mercado una serie de medicamentos que producen una mejoría, siempre y cuando vayan acompañados de los estímulos necesarios para ayudar al perro mayor a participar de la vida familiar.