Abel Matutes Prats (Ibiza, 1977) recibe a Periódico de Ibiza y Formentera en su último ‘retoño' empresarial, el restaurante Tatel ubicado en el Hard Rock hotel de Platja d'en Bossa. El director general del grupo hotelero Palladium y vicepresidente del Grupo Empresas Matutes admite problemas para completar departamentos como el de cocina por la falta de vivienda, defiende el giro del sector en busca de un turismo de lujo y reconoce que la isla puede lograr «siete u ocho meses de temporada» abriendo puertas desde marzo.
—¿Cómo está yendo el inicio de temporada? ¿Mayo no ha sido mucho mejor que el del año pasado, según han dicho los hoteleros?
—Yo hablo por mí, si el presidente de los hoteleros ha dicho eso, es porque será así. Nosotros estamos muy contentos con este mayo, nos ha ido muy bien. El año pasado tuvimos un muy buen inicio y muy buen final de temporada. Este año la temporada ha empezado un poquito antes gracias a la semana Santa, hemos tenido un buen abril. Tenerlo ya es una buena noticia y mayo ha sido bueno, aunque nunca será un ‘agosto'. Estamos trabajando para desestacionalizar la temporada, que todavía no se ha conseguido, pero estamos satisfechos con este inicio.
—¿Considera que Ibiza ya ha conseguido alcanzar los seis meses de temporada turística?
—Creo que seis se han conseguido ya y tenemos que ir luchando por los siete y ocho. El final de temporada sufre un poquito más por el tiempo, pero Ibiza tiene potencial para abrir antes; los marzos ya son buenos en Ibiza, los abriles son magníficos, y tenemos que intentar trabajar para alargar la temporada, sobre todo adelantar el inicio y que siempre nos coja la Semana Santa dentro.
—¿Las ventas y reservas en su grupo confirman los mejores pronósticos de aumentos de hasta el 10% respecto al pasado ejercicio?
—Caber, cabe poco más en nuestros hoteles. Lo único que podría pasar es ganar estancias con un buen principio y un buen final, que es además lo que está pasando. De junio a septiembre poco se puede mejorar en cuanto a número de reservas, las habitaciones que tenemos son finitas y está muy lleno en esos meses. Más que el número de turistas lo que queremos mejorar es el gasto por turista. El incremento del turista puede ser por la oferta no reglada, que se está poniendo coto a ello y ojalá se consiga, sobre todo para mantener la convivencia entre el residente y el que viene. Es la oferta no reglada la que está creciendo, no la reglada. Luego hay veces que lo que te viene de más es porque bajan la estancia; antes se hacían vacaciones de 14 días y ahora, de tres o cuatro. Eso hace que tengas más turistas en la isla, pero lo importante es que gasten más.
—¿Cómo está dando respuesta el grupo Palladium al grave problema de la falta de vivienda?
—La planta hotelera de Ibiza es de los 70 en general, al final no tienes demasiado espacio, zonas comunes de spa... Son cosas que si estás con una oferta de 5 estrellas tienes que tenerlas. Pero sí que evidentemente lo que estamos haciendo es construir edificios, inmuebles que en otras circunstancias habríamos vendido pero que nos estamos quedando para dárselas a nuestros empleados. Estamos haciendo 60 y pico viviendas en Sant Jordi para eso. Algunas están acabadas y otras por acabar. En su mayoría las ofrecemos con el contrato. Seguiremos haciendo esto porque es el principal problema que tiene Ibiza para el residente que no es propietario porque, además, se está encareciendo muchísimo el poder venir a Ibiza. Es un problema porque estamos teniendo falta de policía, de médicos, que es preocupante, pero también de cocineros y otras profesiones fundamentales para dar el servicio que queremos dar.
—¿Han tenido problemas para completar su equipo de trabajo por el problema de la vivienda? ¿Está siendo difícil contratar personal de alta cualificación? ¿Han tenido que subir los sueldos?
—Todo esto es una cadena, si te cuesta más traer a gente y hay más demanda que oferta, pues te inflaciona los sueldos, eso sí. Pero esto afecta más a la gente que tiene una preparación media porque si tú eres un cocinero, jefe de partida, y quieres venir a Ibiza a trabajar, donde hay vacantes en cocina, quizás no te puedas permitir los alquileres que están pidiendo. Si eres un ingeniero aeronáutico, seguramente sí. Por ejemplo, nosotros estamos teniendo problemas en rellenar las plantillas. El año pasado ya tuvimos problemas y no pudimos tener el staffing ideal. Este año algo menos por las nuevas viviendas que estamos haciendo, pero aún así tenemos problemas sobre todo en departamentos como cocina.
—Hábleme de la discoteca Hï. Al final han llevado a cabo una reforma integral, ¿qué inversión han realizado?
—Nosotros teníamos un problema. Cuando se nos entregó la discoteca por parte del anterior inquilino presentaba muchas deficiencias y algunas ilegalidades. Evidentemente hemos hecho una inversión importantísima en insonorización, se han insonorizado techos, suelos y paredes, absolutamente todas. Tuvimos también que hacer una remodelación para adecuarlo a la licencia que tenía. A veces te sorprende el desconocimiento con el que hablan algunos grupos, en este caso el GEN, que hablaba de ampliación de la discoteca. La discoteca tiene 1.000 metros menos que antes, que eran ilegales. Lo que sí se ha hecho es una remodelación y una adecuación a la normativa. Por eso no se entiende muy bien lo de algunos grupos que tienen más intereses políticos y más complejos hacia un grupo que realmente los intereses ecológicos. Ahora la discoteca tiene todo lo que los nuevos tiempos exigen y que en Ibiza hacían falta. El posicionamiento que teníamos en discotecas nos había quedado un poco atrás en cuanto a la configuración de las mismas, y ahora tenemos una discoteca moderna pero mil metros menor al anterior Space. Por eso no entiendo la presión que han metido al Ayuntamiento de Sant Josep, que es absolutamente gratuita. Tanto el Consell como el ayuntamiento han hecho lo que cualquier administración pública tiene que hacer, que es fomentar la inversión y la riqueza de su territorio pero siempre que esa empresa se ajuste a la legalidad y a las normas vigentes, que es lo que hemos hecho. Encima se nos exigió que tirásemos mil metros porque eran ilegales, hechos sin consentimiento por el anterior inquilino, y eso hemos hecho. Por eso, que hablen de ampliación prueba que hablan sin conocimiento y por interés puramente político. La inversión ha sido importantísima, pero nos lo guardamos.
—¿Qué impacto ha tenido la ecotasa en su primer año de aplicación y qué le parece la propuesta del Govern de aumentar la tasa?
—Bueno preocupa porque si tú estás incrementando la carga impositiva estás ahogando un poco la rentabilidad d ellas empresas o el gasto del cliente en la economía. Si un cliente tiene que pagar 150 para que esté una semana su familia, dependiendo de la categoría del hotel, pues son 150 menos que gastará en la isla. Es una traslación de dinero del sector privado al público y encima puede ahuyentar a gente que no se pueda permitir eso. Ahora mismo tal y como está el sur del Mediterráneo es menos problemático, pero cuando no se pacifique, será más problemático. Lo que queda claro es que no es una ecotasa, es un impuesto turístico, y no es una tasa porque no es finalista porque luego se gasta en lo que quieran gastar. Subir otro impuesto no me alegra, otra cosa es que esté haciendo menos daño que el que se podía suponer. No está haciendo tanto daño como podíamos pensar, pero no estoy a favor de que se incremente ni mucho menos. No se gasta en la ecología del turismo, ni se gasta por islas, cosa bastante injusta para Ibiza, que depende del turismo. Y uno de los problemas de la oferta no reglada es que no están fiscalizados. Seguir fiscalizando a los hoteles y apartamentos y no las viviendas que se destinan al turismo, sigue haciendo que la competencia desleal y la brecha para competir en igualdad con ellos sea mayor.
—¿Ibiza se está enfocando demasiado a un turismo de lujo a costa de las clases medias? Cómo debe posicionarse Ibiza si otros destinos competidores comienzan a recuperarse?
—Si otros destinos comienzan a recuperarse lo que se va es la clase media porque van a ser más baratos. Por eso es tan importante para la subsistencia de Ibiza que se posicione ofreciendo experiencias. Ibiza es cinco o seis veces más caro que un hotel equivalente en Egipto. Lo que tienes que hacer es diferenciarte. Pero si miras las estadísticas, en Ibiza sigue habiendo una mayoría de tres estrellas. Antes había poca presencia de cuatro y casi ninguno de cinco. El turismo familiar de tres estrellas es el primero que sufrirá si el sur del Mediterráneo algún día se pacifica. Todo lo demás son castillos de humo. Lo que hay que intentar es que quien venga se gaste lo máximo posible, no hace falta que sea en locales de lujo, pero si viene gente con más poder adquisitivo se gastará más en la isla y al final podrá vivir más gente de esa gente.
—¿Cree que hay demasiada presión turística en Ibiza y saturación de vehículos?
—Lo que veo es que tenemos una infraestructura insuficiente, que no es capaz de satisfacer la demanda. Ese es el gran problema de la isla. Ibiza ciudad tiene un tráfico horrible porque llevamos 25 o 30 años sin hacer un acceso nuevo ni hacer párquines. La única carretera con un tráfico infumable es la de Santa Eulària y todas las que van a acabar allí, como la de Jesús. Es simplemente una cuestión de escasa infraestructura. Hay islas más pequeñas que Ibiza con mucha más población, que cuando le añades el turismo pues más aún, como Malta. Y no digo que Ibiza tenga que ir hacia Malta, pero allí tienen menos problemas de tráfico por una cuestión de infraestructuras. Si aquí se desdoblase y se hiciese una buena conexión de la E-20 con la de Santa Eulària y se desdoblase no habría tanta densidad. Otra cosa es la falta de accesos y de aparcamientos en Ibiza ciudad. También se dice que los comercios de la ciudad no van muy bien, pero es porque ir a Vila ya no es atractivo para ir a pasear porque antes tienes que estar media hora o una hora para aparcar, y si vas sin coche te cuesta mucho encontrar taxi para volver a casa. No es tanto una saturación de coches, es una falta de infraestructuras.
—¿En qué puede afectar a la familia el tema de la comisión de las autovías y que el Parlamento reclame al Gobierno el pago por los sobrecostes?
—Esto son temas políticos... Afectar no ha afectado nada, primero porque tenemos la conciencia muy tranquila, absolutamente tranquila, y segundo porque tenemos absoluta confianza en mi padre y en mi hermana. Conozco a mi hermana y sé que se le ha intentado pegar una patada a ella para intentar que afectase un poquito a mi padre. Es algo muy injusto y cobarde. Todo lo demás son temas políticos y ellos tendrán que decidir cómo se tiene que pagar si ha habido un sobrecoste.