Los hoteleros de Sant Antoni volvieron a mostrar ayer su preocupación frente a la cada vez mayor demanda de alojamientos turísticos no reglados durante la asamblea anual de la asociación empresarial, celebrada en el Hotel Bellamar de Sant Antoni, a la que asistieron unos 40 asociados.
Los hoteleros de Sant Antoni y la bahía denunciaron que frente a este tipo de oferta ilegal «no existe ningún tipo de control» por parte de las administraciones, y declararon haber «bajado los precios, hasta el 35% en algunos casos» para paliar la tendencia.
Su presidente, Juanjo Planells, dio a conocer un informe de elaboración propia que revela que para la primera semana de julio la disponibilidad de pisos turísticos a través de la plataforma Airbnb ha descendido de un 25 a un 13 por ciento en un año, «lo que quiere decir que cada vez se reserva más» en este tipo de alojamientos no reglados.
Por contra, el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de San Antonio y Bahía advierte de que la disponibilidad de camas en la oferta reglada «ha aumentado muchísimo para la primera semana de julio». «No quiere decir que vaya mal la temporada para los hoteleros, pero las cifras de llegada de pasajeros al aeropuerto no se traducen de la misma manera en ocupación hotelera», precisó Planells, quien recordó que en mayo descendió dos puntos respecto al año pasado. «Los hoteleros han tenido que bajar precios para poder vender, algo estamos haciendo mal en la isla. ¿Qué pasará con los hoteles si en dos o tres años se recuperan destinos como Túnez, Turquía o Egipto?», se pregunta el empresario portmanyí, que pide a las autoridades que «se pongan a trabajar» para contener una saturación que genera, según Planells, «problemas de consumo de territorio, problemas de depuración y abastecimiento de agua y problemas de vivienda para trabajadores y para la emancipación de los jóvenes».
Perfil del turista
Otro de los asuntos centrales que se trataron en la asamblea fue el modelo de turismo en el municipio, que según los asistentes está «cambiando hacia un perfil más adulto y familiar, que consume cada vez más en restaurantes y comercios». Juanjo Planells quiso agradecer el trabajo conjunto de los empresarios y el Ayuntamiento de Sant Antoni para acabar con el llamado «turismo de borrachera».
«Las medidas correctoras están funcionando; está disminuyendo el consumo en bares del West End y por contra aumenta la restauración. Se está notando el cambio de perfil, ya no viene tanto joven de 18 a 30 años», concluyó el presidente de los hoteleros de Sant Antoni y bahía.