La hernia de disco es una patología de la columna, frecuente en los perros que provoca desde una dificultad en el movimiento hasta la incapacidad total para mover las patas. Puede ocurrir de manera súbita o progresiva y su correcto diagnóstico nos permitirá aplicar el tratamiento correcto lo antes posible.
¿Qué es una hernia discal?
Los discos intervertebrales son estructuras cartilaginosas con una zona central pulposa, blanda. Se localizan entre vértebra y vértebra, consiguiendo que la columna no sea una estructura rígida, permitiendo movimientos de flexión, extensión y laterales.
Cuando, a causa de un proceso degenerativo o traumatismo, este disco se rompe, lo hace normalmente por la zona interior, hacia el canal neural, saliendo el material central pulposo que, junto con la inflamación aparecida, comprimen la médula nerviosa.
¿Qué síntomas produce?
Además de dolor local, la compresión de la médula causa mal funcionamiento de los nervios que vienen desde la zona posterior a la lesión hacia el cerebro, y de este hacia esa zona. Las funciones nerviosas que no precisan llegar al sistema nervioso central no se ven interrumpidas, pero sí su modulación y regulación.
En las hernias crónicas, donde esta compresión se produce lentamente a lo largo de meses o años, los síntomas iniciales son leves y se agravan con el tiempo.
En las hernias agudas, el impacto brusco del material del disco y la inflamación que le acompaña, producen síntomas súbitos e intensos.
Los síntomas van desde dolor y cojera más o menos intensos, pérdida de equilibrio y del control sobre la situación y movimientos de las extremidades, hasta la parálisis y pérdida de sensibilidad. Si la parálisis afecta solo a las patas posteriores se denomina paraplejía. Si la lesión está en el cuello y afecta a las cuatro patas se denomina tetraplejia.
¿Cómo se diagnostica?
En primer lugar, una exploración general y neurológica permiten localizar la zona afectada y la gravedad de los síntomas. Una buena exploración neurológica de los reflejos espinales y posturales, nos permitirá localizar con bastante exactitud donde se localiza la lesión. A continuación, una mielografía o las actuales técnicas de resonancia magnética permiten identificar el punto exacto de la lesión y su intensidad.
¿Cómo se trata una hernia de disco?
En casos leves, el tratamiento con antiinflamatorios adecuados puede conseguir reducir la inflamación y los síntomas, pero no pueden impedir que reaparezcan en un futuro, con igual o mayor intensidad.
La fisioterapia puede ser de gran ayuda en la recuperación de los pacientes, tanto leves como en los casos graves que se ha recurrido a cirugía.
La acupuntura también puede ser de ayuda en algunos casos, aunque su disponibilidad no abarca a todo el territorio nacional. En casos graves, es urgente un tratamiento quirúrgico que elimine esta compresión; siempre que las funciones neurológicas no estén completamente desaparecidas, en cuyo caso el pronóstico es malo y la lesión puede ser irreversible. Un diagnóstico a tiempo y una cirugía correctiva antes de que se haya perdido esta sensación profunda de dolor tiene un porcentaje de éxito del 80%.
¿Se puede prevenir?
Su veterinario le indicará el tipo de actividad y ejercicio más adecuado a su mascota. Hay razas más propensas a sufrir hernias discales (Las razas condrodistroficas como los teckel o los bulldog), y le dará recomendaciones específicas para ella. Y en caso que se produzca la lesión, el tratamiento más adecuado. En muchos casos, un programa de control de peso, de ejercicio y rehabilitación, el tratamiento de otras enfermedades concomitantes como displacía de cadera o artrosis, con terapias regenerativas (plasma rico en factures de crecimiento, células madre); son suficientes para proporcionar a la mascotas suficiente actividad y calidad de vida. Desgraciadamente no existe un tratamiento específico o una medicación para prevenir que ocurran las hernias.