La crisis en el tripartito de Sant Antoni se cerró oficialmente ayer con la entrada de Joan Torres como nuevo regidor de la corporación y el anuncio de la nueva distribución de las áreas de gobierno. Las negociaciones que durante el último mes han mantenido los tres socios han culminado con más poder para los concejales del PI, que consiguen hacerse con las competencias en Mobilitat y Transport Públic (taxis, básicamente), que ahora las asumirá el propio Torres en detrimento del socialista Ferragut. «Hemos cambiado alguna responsabilidad porque Joan Torres viene con muchas ganas y fuerza y le hemos dado bastante trabajo porque estamos seguro de que lo podrá llevar. Es un acuerdo donde ganamos todos porque tendremos gente más adecuada en cada sitio», apuntó el alcalde al acabar el pleno.
El nuevo concejal del PI también gestionará las áreas de Comerç, Agricultura i Pesca, que hasta ahora estaban en manos de su compañera Cristina Ribas, y Vies Públiques, que hasta el momento controlaba Pablo Valdés.
Por su parte, la concejal del PI Cristina Ribas se convierte en la segunda teniente de alcalde y hereda del dimitido Juanjo Ferrer las competencias en Urbanisme i Activitats, además de mantener las de Cultura Popular i Festes Tradicionals.
Por otro lado, la tercera teniente de alcalde, Aída Alcaraz, se ocupará a partir de ahora de los trabajos de coordinación de las distintas concejalías.
El nuevo concejal del PI, que también ostentará el cargo de portavoz del grupo municipal, destacó que la nueva distribución de áreas no implicará un mayor gasto en sueldos para el Ayuntamiento. De hecho, Cristina Ribas, pese a su ascenso a teniente de alcalde y la asunción de las áreas de Urbanisme y Activitats, seguirá teniendo una dedicación parcial y sólo cobrará por la asistencia a plenos y comisiones, mientras que Joan Torres tendrá una dedicación del 80%, como ya ostentaba Juanjo Ferrer.
En cuanto a las negociaciones con sus socios de gobierno, Torres explicó que «pedimos impulsar y concretar el pacto que se firmó hace dos años y se tiene que reflejar en los próximos presupuestos, a ver si sabemos llevarlo hacia adelante. Hasta ahora sólo nos hemos comido las espinas del pescado pero este año se pagará toda la deuda y podremos hacer alguna inversión y comernos las molles».