La consellera de Turisme de Formentera, Alejandra Ferrer Kirschbaum, pasa balance de la temporada turística en la menor de las Pitiusas. Ferrer se dedica a la política activa desde las elecciones locales de 2011. Antes, fue vicepresidenta de la Pimef y su padre, Bartomeu Ferrer, fue alcalde socialista de Formentera.
—¿Cómo ha ido esta temporada turística?
—En general, los datos estadísticos son muy similares a los de la temporada pasada. Hay que recordar que hablamos de un año, el 2016, con datos de ocupación históricos, con lo cual basarnos siempre en el mejor año a veces puede crear ciertas distorsiones. En todo caso, hablaríamos de que en los meses de julio y agosto ha habido una bajada de entre un 1,5 y un 2%. Aun así, desde el sector turístico me comentan que se ha experimentado una mejora en el inicio y final de temporada. Cabe recalcar también que hemos tenido dos tipos de estadística, la del INE, Instituto Nacional de Estadística, que decía que Formentera ha sido el destino turístico con mayor ocupación de todo el estado, con un 98% o más de ocupación, y el de la Asociación Hotelera, que reflejaba una bajada por debajo del 95%. En cualquier caso estamos hablando de ocupaciones superiores al 90%, por lo que en los últimos años en promoción turística nos hemos centrado en conseguir mejorar la pre y post temporada e incluso esponjar ligeramente la temporada alta.
—Un tipo de turismo que no sale en estas gráficas de ocupación es el del visitante de un solo día…
—Así es. Desde Formentera hace años que venimos reclamando que se regule y, más que regular, se limite el número de turistas de excursiones que pueden venir. Es un tema muy complicado porque hay un montón de administraciones competentes que se van tirando la patata caliente las unas a las otras. Lo que está claro es que este turismo es creciente en los últimos años, estamos hablando de que supera las 4.000 o 4.500 personas diarias que nos visitan, y que no solo es un turismo que no deja beneficios económicos, sino que es un turismo que estamos subvencionando porque nos crea costes económicos y, también, medioambientales, y muy muy importantes. Estamos hablando de un turismo que viene y deja residuos que tenemos que trasladar a Ibiza con los costes que esto supone. Además, son visitas que se realizan de manera incontrolada y sin el orden que debería tener una excursión según la Llei de Turisme: sin un itinerario, ni un transporte ni un guía que se encargue de organizar a esta gente. Estas excursiones muchas veces masifican zonas cercanas al puerto, como ses Illetes, que además es parque natural y que no se está protegiendo debidamente. Pensamos que hay justificación suficiente de carácter medioambiental que pueda incluso superar la directiva europea de libertad de movimiento de personas, bienes y capitales, que es la que mayor problema nos causa y que es con la que topamos continuamente cuando queremos hablar de limitación de entrada a ciertos espacios. Lo mismo está pasando con la limitación de la entrada de vehículos a la isla. Si bien hay una parte que podríamos hacer cumplir, como es limitar el número de vehículos que podrían tener los ‘rent a car' de la isla, no tiene ningún sentido hacerlo cuando pueden venir de fuera la cantidad que quieran. En los últimos años ha habido un cambio de hábitos en la forma de viajar. En vez de turistas que venían durante dos semanas a visitarnos, ahora están viniendo por días. Aprovechan para visitar todas las islas y en el caso de Formentera estamos quedando relegados a una mera excursión que nos supone más pérdidas que ganancias, tanto económicas como sociales y medioambientales.
—Hablando de limitaciones, ¿qué conclusiones se sacan de la que se ha experimentado en la zona de es Cap de Barbaria?
—Hemos alcanzado un punto en que sin regular y limitar no vamos a llegar a ninguna parte, y más hablando de un territorio tan limitado como nuestra isla. Hay muchas personas que te dicen que ‘no se puede prohibir todo' y que ya ‘hemos pasado los tiempos de la prohibición'. Hablamos de regular o de limitar, que son palabras que definen prohibir de manera más light, pero si regulas o limitas estás prohibiendo, puesto que lo permites hasta un cierto punto y a partir de ese límite lo empiezas a prohibir. En ese sentido se han emprendido diferentes acciones que nos van quedando obsoletas de año en año ya que nos hemos de adaptar a esas nuevas tendencias que tiene el turismo. El tema de la restricción de entrada de vehículos a la zona de Es Cap ha sido un proyecto piloto del que estamos muy satisfechos y que de cara al 2018 vamos a repetir añadiéndole una serie de servicios que han quedado un poco descubiertos a lo largo de este verano. Esta medida, realmente lo que ha permitido es que las personas que querían visitar el faro lo pudieran hacer en toda su esencia y que aquello fuera realmente una excursión de una serie de horas y que no fuera acercarse con la moto a hacerse el selfie para meter en el facebook y salir corriendo. Dentro de lo que cabe, nos gustaría que Formentera se convirtiera justo en eso, en un sitio de excursiones para disfrutar del día y no una competición de hacerse selfies.
¿Se ha de seguir en la línea de renovación y reforma de los hoteles más que de nuevas construcciones?
—La aprobación de las Normas Subsidiarias de 2010 establecía unos planes y unidades de actuación para las zonas urbanas. En es Pujols, por ejemplo, sí que hay previsto un pequeño crecimiento en el número de plazas, pero éste no supera el techo de plazas que tenemos, con lo que no implicará un crecimiento de número. Ahora estamos estudiando los datos a nivel de toda la isla en cuanto a las diferentes zonas urbanas y a las zonas en diseminado que nos permitirá, gracias a la modificación por parte del Govern de la Llei de Turisme, establecer un techo de plazas y definir la zonificación que ha de decidir dónde estará o no estará permitido el alquiler de plurifamiliares.
—¿Cuál ha de ser el techo de plazas?
—En el caso de Formentera es un tema bastante complicado. Ahora tenemos una moratoria a través de la cual no se pueden dar licencias turísticas hasta que haya pasado un año desde la aprobación de la modificación de la ley. Asimismo, si no establecemos un techo de plazas, no se podrán regularizar nuevas plazas. A día de hoy tenemos regularizadas aproximadamente 15.000 plazas hoteleras más estancias turísticas. Turistas sobre la isla hay más de 30.000. El techo de plazas tendrá que estar por encima de las 15.000 y por debajo de 30.000 porque es una evidencia que la presión que está sufriendo Formentera es superior a la deseada. Se están recopilando diferentes datos, tanto de visitas de turistas como de cuántos pisos, apartamentos y casas hay en cada una de las zonas, o serían susceptibles de ser alquilados. Hemos de definir también cuáles son las zonas que queremos dejar como absolutamente residenciales y todo esto se tendrá que abrir a un debate público que se hará en breve una vez recogidos estos datos.
—El Consell de Govern aprobó anteayer el inicio del traspaso de las competencias de promoción turística a Formentera, ¿qué supondrá esto para la isla?
—Hemos trabajado muchísimo en el último año conjuntamente entre consells y Govern para poder llegar a un inicio de acuerdo que en un principio supone aproximadamente un millón para la isla de Formentera para promoción turística. En este sentido, se ha conseguido una mejora muy importante en cuanto a la parte jurídica y la relacionada con cuáles son las competencias, servicios y funciones se transfieren al Consell. Contaremos con datos estadísticos propios que nos permitirán tomar decisiones mucho más precisas en cuanto a hacia dónde se ha de dirigir la promoción turística, a qué mercados y con qué tipo de producto turístico. Hemos conseguido subir los ingresos variables de 1,52% a 1,82% y aumentar el fijo de 600.000 a 675.000 euros anuales. Esto hace que rondemos aproximadamente el millón antes mencionado.
—¿En qué notaremos la diferencia?
—Será una promoción dirigida de manera única y exclusiva a Formentera, teniendo en cuenta todas sus características. Se dejará de asistir a toda una serie de ferias generalistas y a mercados que pueden ser de menor interés para la isla y se asistirá a otras, a lo mejor en solitario, a las que hasta ahora no podíamos ir por falta de medios. Habrá también un gran cambio en la posibilidad de elaborar estudios y planes que nos ayuden a decidir qué promoción queremos en los próximos años gracias a la posibilidad de poder recopilar datos estadísticos sobre los intereses de los turistas, los tipos de mercado, los productos turísticos que podrían gustarles y, sobre todo, trabajaremos en reforzar los inicios y finales de temporada e incluso intentar esponjar la temporada alta.
—También genera ingresos la aplicación del impuesto sobre el turismo sostenible. ¿Son los que la isla se merece?
—Este año podremos acometer la compra de la finca de Sa Senieta por un millón. Además, hay toda una serie de proyectos interislas por valor de otro millón que también nos beneficiarán en parte. Se trata de proyectos relacionados con temas medioambientales de alto interés para nuestra isla como la confección de una cartografía de posidonia, el tema de la movilidad eléctrica, de la agricultura ecológico o la recuperación de sistemas dunares. Creo que este 2017 está muy bien repartido y esperamos que se inicien los proyectos cuanto antes.