El maillot de más veterano de la prueba se lo llevó Joan Torres Riera, 74 años mayor que la pequeña Anaís.
La matinal ciclista arrancaba a las 11.00 horas, pero desde mucho antes decenas de personas llegaban a lomos de sus bicicletas hasta la plaza Antoni Albert i Nieto de Vila y sus alrededores.
A las 11.00 horas, la marea blanca sobre ruedas echaba pies a los pedales y emprendía la ruta de 12 kilómetros. «¡Allá vamos!», indicó Sergio para poner en marcha al equipo que formaba junto a su familia. A escasos metros hacían lo propio Santi Boned, Ana y el pequeño Jordi, quien se estrenaba en la prueba con apenas un año.
Con la salida de la cola de la gran serpiente, blanca en su parte delantera y azul en la cola (colores de las camisetas que determinaban la participación en una u otra distancia), el foco de atención se dirigía hacia otra parte de la plaza donde los más pequeños se preparaban para su gran reto: completar dos vueltas a un recorrido para un total de 800 metros.
El pequeño Álex y su casco de tiburón era difícil de contener. «¿Cuándo salimos?», le preguntaba a su hermana al tiempo que se distanciaba de ella, rodando arriba y abajo por la plaza.
Tras la salida, los pequeños se abrían paso en una aventura por el bulevar perseguidos por decenas de padres y madres que hacían los 800 metros a la carrera siguiendo la estela de los pequeños.
Circuito de seguridad vial
En paralelo a las marchas, en el epicentro del Día del Penal, la organización había instalado varias pistas y circuitos para que los más pequeños tomasen sus primeras nociones de seguridad vial.
En este punto, ineludiblemente también era obligatorio portar casco. En cuestión de minutos se montó una hilera con varias decenas de pequeños ciclistas ansiosos por acceder al recorrido que contaba con señales de límites de velocidad, giros obligatorios y también tenía un segmento de zigzag para que el aprendizaje también incluyese la destreza al manillar.
A escasos metros se podía disfrutar de otro circuito de habilidad con una serie de obstáculos que atrajo a los más atrevidos.
Pasado el mediodía, los participantes de la prueba más larga empezaban a hacer acto de presencia en la plaza. Las caras eran de satisfacción porque el buen tiempo había acompañado durante toda la jornada en una cita que ya es un clásico en Ibiza. Con la de ayer, ya van 28 años en los que durante unas horas las bicicletas se apoderan de buena parte de Vila.
Con la llegada de los últimos rodadores, Lluís Lliteras, técnico de Esports del Ayuntamiento de Vila, comentaba con Toni Pérez que la marcha había transcurrido con normalidad y ya pensaban en posibles mejoras para el año que viene.
Tras reponer fuerzas en los puestos de alimentos y bebidas instalados para la ocasión, la programación continuaba con el sorteo de bicicletas entre los asistentes. El alcalde de Vila, Rafa Ruiz, felicitaba a los participantes de esta nueva edición del Día del Pedal, una fiesta de la bicicleta organizada por el Ayuntamiento de Vila. Ruiz valoró el éxito de la jornada y agradeció el trabajo de todos los que colaboraron en la organización del evento.