Isidor Marí Mayans (Ibiza, 1949), es uno de los dos ibicencos que han aceptado formar parte de la candidatura de Junts per Catalunya a las elecciones del próximo 21 de diciembre. Este sociolingüista nunca ha pertenecido a ninguna formación política pero en 1977 fue el candidato al senado por la coalición Bloc Autonomista. El ibicenco fue director de la Secció Filològica del Institut d'Estudis Catalans entre 2010 y 2014. Esta conversación se produjo antes de la liberación de parte de los miembros del Govern que todavía estaban encarcelados.
¿Que hace un ibicenco defendiendo la independencia de Cataluña?
—Yo soy un ibicenco que hace muchos años que estoy empadronado allí y voto allí. Políticamente tengo una actividad en Cataluña. Me pidieron que apoyara esta candidatura que es muy plural y en la que hay otras personas del mundo cultural que merecen mucho respeto. El planteamiento político actual en Cataluña necesita apoyar esta opción en vista de cómo se ha comportado el Estado español desde el 2006, cuando el PP empezó a recoger firmas en contra de Cataluña. Una cuestión que se podría haber resuelto por la vía de una negociación abierta y franca se ha ido complicando y ahora es muy difícil confiar en un Estado que se ha comportado de una manera muy desagradable con Cataluña.
¿Esta situación a partir del 21 de diciembre puede cambiar?
—La situación, de una manera u otra, cambiará. Las encuestas de estas elecciones, que son raras porque medio Govern está en el exilio y la otra mitad en la cárcel, de momento indican que los resultados no serán muy diferentes de la mayoría parlamentaria que hay a favor de la independencia. Si esto es así, volver a aplicar el 155 y volver a encerrar a gente en la cárcel no es una situación muy normal. Un resultado favorable a los partidos soberanistas hace pensar que obligará a una negociación y que, tal vez, se tendrá que hacer un referéndum acordado, que sería la manera civilizada de resolver el asunto.
¿Conseguir este referéndum acordado es el objetivo de Junts per Catalunya?
—El objetivo de todas las candidaturas soberanistas es restablecer el Govern legítimo. Después, llegar a una solución civilizada y democrática que si se hubiera dado de entrada ya no nos hubiera llevado hasta aquí, como ya han hecho en Escocia o en Quebec. Si queremos saber la voluntad de la gente lo mejor de todo es consultarla y a partir de aquí adaptar la ley a una convivencia satisfactoria para todos. Leí una frase del presidente Obama que decía: ‘Una constitución es un diálogo permanentemente abierto'. Y aquí parece que aquí es un diálogo que está permanentemente cerrado y sólo la interpreta una de las partes. Esta situación, en democracia, es muy difícil de entender.
¿Así como están las cosas, tiene otra salida Cataluña que no sea la independencia?
—Creo que la hubiera podido tener. En 2010, cuando el Tribunal Constitucional rompe el Estatut con su sentencia, hubo políticos socialistas que propusieron aprobar algunas leyes que recuperaran los aspectos que al Constitucional no le parecían correctos, pero se ha hecho todo lo contrario. A partir de entonces la financiación de Cataluña no se ha querido negociar sino que se ha intervenido y tampoco se han programado las inversiones que se habían prometido. Durante muchos años se ha actuado de manera desfavorable para Cataluña y esto ha provocado que una parte muy importante de la sociedad no quiera confiar de nuevo en un Estado que ha dado tantas pocas pruebas de confianza, y ahora veo difícil deshacer este camino.
¿Desde cuándo es usted independentista?
—A mucha gente le debe haber pasado lo mismo que a mí. Yo creía, y lo tengo escrito en un libro que se publicó a finales de los ochenta, ‘Conocer la lengua y la cultura catalanas', publicado en castellano para que llegara al máximo de personas representativas de la sociedad española. En una de las afirmaciones del libro dice: ‘¿Llegaremos a entendernos o acabaremos por desentenderemos los unos de los otros?' Era muy evidente que en España había, como dice la Constitución, nacionalidades históricas y lo más lógico era que el país, que venía de una dictadura, evolucionara como se había dicho. Recuerdo que Tierno Galván y otros constitucionalistas de entonces dijeron que se tenía que reconocer que España era una nación de naciones y que lo lógico era avanzar hacia un estado en el que las diferentes lenguas, culturas e identidades nacionales compartieran un estado en igualdad como pasa en Bélgica, Suiza o Canadá. Esperaba que esta fuera la evolución pero la verdad es que ha ido en sentido contrario. Y la gran cuestión para mí es: ¿Podemos ser tratados con igualdad en temas de lengua, cultura y política sin ser independientes? Si fuera posible, no haría falta ser independientes. Las clases medias han sido las que han hecho esta evolución y las grandes revoluciones que han triunfado han sido las que han tenido detrás a las clases medias. Creo que Cataluña no renunciará a la soberanía.
El alcalde de Vila se sorprendió que fuera en una lista de una formación de derechas.
—Esto es falso y me sabe mal porque demuestra que no se había mirado la lista. Ya que no había sido posible formar una lista conjunta, el presidente Puigdemont quiso elaborar una lista transversal. El número 2 es Jordi Sánchez, una persona que procede del sector de Iniciativa y del PSUC, y luego hay otros independientes que vienen de otros sectores de la izquierda. Yo quiero dejar claro que no he estado nunca en ningún partido. Me he sentido cerca muchas veces de Esquerra Republicana, formación en la que nunca he militado, y cuando estaba en Mallorca, del PSM. Si me he apuntado a esta lista es porque es muy plural.
¿Le sorprendió la llamada de Puigdemont?
—Me llamó el secretario del Govern y le pedí consultarlo con la familia. Le dije que no estaba en condiciones de dedicarme a una actividad parlamentaria porque a mi edad no puedo asumir un trabajo tan intensivo. Después de pensarlo un día me pareció que debía hacerlo aunque solo fuera como apoyo simbólico.
¿Entiende que haya gente en Ibiza que no entienda que se dedique a este asunto con la de cosas que hay por arreglar en la isla?
—Aunque no viva allí de manera continuada siempre he intentado intervenir en los asuntos de Ibiza. Hay cuestiones como el respeto a la lengua catalana o los ataques indiscriminados a la educación que también están teniendo repercusión en Baleares. Pasan cosas en España que son preocupantes para todos los demócratas y, para los que compartimos la lengua catalana, todavía más.
¿Por qué si el Parlament declaró la independencia hoy Cataluña no es un estado independiente? ¿Qué ha fallado?
—Hay un determinado interés en hacer creer que el Govern se acobardó y no tenían las cosas suficientemente preparadas para tirar hacia adelante. También se ha dicho que había una amenaza de que si el Govern se resistía podía haber heridos y muertos. Hay gente que dice que esto es inimaginable pero hay declaraciones de la ministra de Defensa explicando que había un plan que preveía que si era necesario el ejército iría a apoyar a la Guardia Civil y a la Policía Nacional para someter a un hipotético Govern independiente. Puigdemont estuvo buscando una solución a través de algunos negociadores para convocar elecciones y el Gobierno retirara el 155, pero no fue posible. Ante esto, hubo gente que dijo que era mejor que no se movilizaran las fuerzas armadas en Cataluña porque esto habría sido nefasto para todos. Es comprensible que ante una situación así, por mucho que estés convencido de tu derecho a la autodeterminación, es mejor dar un paso atrás y dar pie a una negociación. Y espero que se llegue a producir porque es una cuestión de sentido común.