El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Eivissa ha mentido a los ciudadanos durante toda la semana, afirmando que la Sareb (el banco malo) era la propietaria del edificio a medio construir y okupado de Es Viver. Este embuste deliberado, planificado y persistente tenía, como suele suceder con todas las mentiras, las patas muy cortas. En primer lugar porque la Sareb lo negó desde el primer instante. Y en segundo lugar porque una simple consulta al Registro de la Propiedad, deja claro que la sociedad propietaria es la promotora Global Gest, SL. La Sareb únicamente es la propietaria de la garantía de un préstamo de la promotora, nada más. Y evidentemente, por más que el Ayuntamiento mande cartas a la Sareb para que limpien el inmueble, la Sareb no toma cartas en el asunto porque no son los propietarios y no pueden hacerlo sin infringir la Ley.
Analicemos por qué el Ayuntamiento ataca a la Sareb en este asunto. La respuesta la encontramos en un tuit de la concejal de Urbanismo, Elena López, donde interpelaba al presidente del PP de Ibiza, José Vicente Marí Bosó, por si sabía de quién era el solar del edificio de Es Viver y le animaba a proponer que se hagan viviendas VPO. Como la dinámica en la que el equipo de gobierno de Vila, formado por PSOE y Guanyem, es la de hacer oposición a la oposición y en especial al PP, lo de que la Sareb fuera la maligna propiedad del solar plagado de ratas que no lo limpia porque no quiere y además, no se lo quiere vender al consistorio al precio que ellos quieran pagar, no solo les venía de perlas sino que se lo acabaron creyendo. Creyeron tener en sus manos un asunto de gran enjundia política que les permitía sacudirle duramente al PP, al Gobierno central, a Mariano Rajoy y a Cristóbal Montoro, y no lo dudaron. Se tiraron de cabeza a acusar a la Sareb e incluso el alcalde Rafa Ruiz llegó a amenazar con que o se vende el inmueble a las instituciones que lo quieren comprar –en cristalina alusión a la que él preside, aunque no se atreviera a decirlo–, o el Ayuntamiento lo expropiará. Chavismo en estado puro. Pero la realidad desbarata los planes de Vila y sus acusaciones contra la Sareb, porque no son los legítimos y legales propietarios del solar.
Es Pratet. Además ahora desde Can Botino se pretende también enseñar periodismo a los periodistas, cosa que agradecemos porque siempre estamos dispuestos a aprender (como le dije hace dos domingos al alcalde en estas mismas líneas) pero lo consideramos innecesario. Además estamos seguros que el trabajo de los concejales del equipo de gobierno es otro y les cundiría más preocuparse en hacerlo y si es posible, hacerlo bien, antes que en supervisar el nuestro, pero allá cada cual. Desde luego, ya aviso de que a nosotros no será con intimidaciones o amenazas veladas como nos harán cambiar ni un milímetro. Quítenselo de la cabeza desde ya.
El teniente de alcalde y responsable de Bienestar Social, Joan Ribas, nos recuerda los artículos 5 y 7 del Código Deontológico de la Federación de Asociaciones de Periodistas. Lo tenemos siempre muy presente, no necesitamos el recordatorio aunque le agradezco su gentileza. Ribas se toma la molestia porque no le gusta que contemos lo que sucede en Es Pratet. Ojo, no le disgusta lo que sucede, sino que lo contemos. Pero resulta que el Código Deontológico dice muchas más cosas que seguramente Ribas no sabe: el primer compromiso ético del periodista es el respeto a la verdad (art. 2) y de acuerdo con este deber, el periodista defenderá siempre el principio de la libertad de investigar y de difundir la información y la libertad del comentario y la crítica (art. 3).
Nos acusa de crear alarma social y confusión sobre los usuarios del albergue de Cáritas y afirma que les acusamos de cometer delitos sin aportar pruebas. Nosotros no acusamos a nadie, son los vecinos quienes identifican el foco del problema y sería suficiente con que él se dé un paseo por las inmediaciones. Que él quiera ignorar la realidad de lo que sucede en la ciudad de la que él es gobernante, es grave. Que quiera que lo hagamos nosotros, un delirio. Ribas no solo pasa olímpicamente de las críticas de los vecinos de Sa Colomina, pisoteando sus compromisos electorales de consultar con la ciudadanía toda decisión relevante como la construcción de un albergue, sino que pretende negar la realidad de lo que sucede en la ciudad. Él puede hacer lo que quiera, pero no pretenda que nosotros abandonemos nuestra obligación profesional.