Esto va de héroes y anónimos», señaló Álex Ponce al comenzar la charla que impartió durante la mañana de ayer en el IES Sa Blanca Dona continuando con la sólida intención de este centro de hacer del voluntariado una herramienta estructural de su espíritu y formación.
Este policía de Sant Antoni es parte de la ONG PROEM-AID, una asociación sin ánimo de lucro formada por gente que en su día a día son profesionales de las emergencias y primeros auxilios que dedican su tiempo libre a prestar servicio de forma voluntaria en zonas que lo necesitan, y ha estado en Lesbos, entre otros destinos, en 2015 durante 20 días intentando que «aquellas personas que llegan en pateras lo hicieran en mejores condiciones» y que no perdieran la vida en el intento. La ponencia empezó a primera hora de la mañana de ayer en la biblioteca del instituto, colmada por alumnos de 3º de ESO, con un vídeo que es un auténtico «zas en toda la cara» en el que es imposible decidir si es la letra de la canción que acompaña las imágenes o las imágenes mismas son las que impactan más. Frases como «cómo llora el mar. La muerte con sabor a sal. No entiendo a estos humanos» se repiten acompañando a niños y adultos de todas las edades viviendo el auténtico infierno de ser un refugiado en la Europa del siglo XXI. A continuación, Álex interrumpió los aplausos aclarando que «esto no pasa lejos de aquí. Hay un montón de héroes que se juegan la vida para llegar hasta aquí, hasta Europa».
Ponce recordó que el proyecto nació a finales del 2015 cuando un grupo de bomberos decidieron que debían implicarse personalmente al ver aquella foto del pequeño Aylan en la playa que no tardó en convertirse en viral. Partieron hacia Lesbos con lo indispensable a cuestas y un barco prestado. «Siempre se habla de los rescatados pero el número de los que no hemos podido salvar es mucho mayor». Recuerda que los motivos que lleva a estas personas a emprender esta trágica aventura son tales como el hambre, las persecuciones, los desastres naturales, las guerras y el cambio climático entre otros. De esta necesidad de sobrevivir se aprovechan las mafias que se encargan de los traslados de estas personas sentenciadas a muerte porque el pasaporte con el que nacieron no es del color adecuado. «Cruzar de Turquía a Lesbos en ferry cuesta unos 25?, para ellos ese mismo trayecto en patera cuesta entre 500 y 2.000?», comenta el voluntario.
Durante la charla se explica que «el tratado de la vergüenza» mediante el cual Turquía recibe de la U.E. 3.000 millones de euros para cerrar las fronteras y no dejar entrar a los refugiados a Europa ha cambiado el flujo migratorio hacia Libia. Allí los rescates son más complicados porque requieren de estar 20 días en el mar patrullando la distancia entre Malta y Libia que es aproximadamente la misma que hay entre Barcelona e Ibiza. Entonces tuvieron que unir fuerzas y recursos con otras organizaciones para formar la ONG #MAYDAYTERRANEO. A Libia también se hizo extensivo el tratado y se ha reforzado a los guardacostas libios que se esfuerzan en impedir los rescates. La ONG cuenta con el Life Line, un barco en el que han llegado a rescatar unas 325 personas a la vez y al que da vida un equipo de casi 20 personas que cumplen con el requisito indispensable de «no marearse». Durante la presentación se señaló que hasta ahora se estima que esta tragedia humanitaria alcance hasta ahora las 15.000 víctimas mortales.
Las anécdotas
Los alumnos se sorprendieron ante los recuerdos de Álex, quien aseguró que un compañero suyo en una ocasión rescató del mar a una mujer a la que ayudó a parir al subirla al bote, que después puso el nombre del rescatista al niño. También recalcó la importancia de estas misiones internacionales de rescate ya que si no existieran esos barcos «se morirían todos» porque el combustible del que disponen nunca es suficiente para llegar a destino y la opción para salvarse es nadar. «¿Iríais de Ibiza a Barcelona nadando? Nosotros somos nadadores de rescate y no podemos hacerlo, imagínense ellos».
Llegando al final de la charla el ponente confió que incluso han rescatado gente con latigazos en la espalda, mujeres salvajemente violadas, gente a la que han matado a sus padres o a sus hijos delante suyo, «son cuerpos sin alma» que han sufrido tanto que pareciera que «ya no tienen nada dentro».
Álex Ponce comenta a PERIÓDICO DE IBIZA Y FORMENTERA con emoción: «Siempre le digo a mis hijos y a mi familia que mis nietos me van a juzgar por lo que está pasando ahora; cuando me digan ?Abuelo, ¿tú sabías que esto estaba pasando en el Mediterráneo y no hiciste nada? ¿Estaba muriendo gente en la costa y no hiciste nada??. Yo tengo la suerte que podré decir sí que lo hice, intenté hacerlo».
«Héroes son ellos que cruzan el mar cada día para salvar su vida y nadie sabe su nombre», comentó para finalizar la charla este ibicenco que a los 41 años comenzó a dedicarse a las misiones internacionales, «simplemente soy un voluntario que viaja hasta ahí e intenta salvar vidas». Casi nada.