Tres años atrás, una ilusionada Pepa Catany explicaba bajo una carpa instalada en el Parc de la Pau y micrófono en mano las razones de su militancia en Podemos, una nueva formación llamada a acabar con la tiranía de las grandes élites y el despotismo de los poderes económico surgida del movimiento 15-M que inundó las plazas de este país de mujeres y hombres llamados a la revolución. Su compañera en Podemos, la consellera Lydia Jurado, la aupó como máxima responsable del Hospital–Residencia de Cas Serres. Sin embargo, su defensa en las reivindicaciones sindicales y sus quejas sobre la falta de personal han propiciado su destitución. Resulta muy llamativo que se ordene un cese desde una conselleria gobernada por Podemos con el argumento de que se estaba al lado de los trabajadores en vez de mirar por la institución. Pero, ¿no había llegado Podemos al poder precisamente para mirar por los más desfavorecidos? Uno ya no entiende nada.
Mientras, los vecinos más detestables de sa Penya continúan haciéndole la vida imposible a la italiana Valentina Assordi, quien, después de tapiar su vivienda okupada durante más de diez años, ha visto cómo esta semana han intentado volver a okupar su casa. Una situación que le ha hecho replantearse su idea de no vender el inmueble y que evidencia que por muchos desalojos y traslados a Mallorca que se lleven a cabo, costará mucho tiempo y dinero desenquistar el problema de este barrio.
Por otra parte, el presidente de la Autoritat Portuària de Balears, Joan Gual de Torrella, se ha dejado caer por Ibiza para explicar el trabajo realizado por el ente público en el puerto de Vila y el que todavía queda por hacer hasta 2020. Unos cambios que modificarán totalmente la primera línea y que acercarán a los ciudadanos al mar. Gual de Torrella se ha caracterizado por su talante conciliador en busca de consensos con todos los agentes implicados, una actitud muy diferente a la de sus antecesores que tanto soliviantaron a las autoridades pitiusas y que provocó que se viera a la Autoritat Portuària como un auténtico enemigo de los intereses de nuestras islas.