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Entrevista | Maria Luisa Tur Serra, propietaria Almacenes Tur || Empresarios de las Pitiusas

«La calidad es lo que marca la diferencia de Almacenes Tur»

María Luisa Tur Serra empezó a trabajar en Almacenes Tur cuando tan solo tenía 16 años. | Irene Arango

| Ibiza |

La historia de Almacenes Tur se remonta a 1868 cuando el padre de Don Pedro Tur (1861-1934) abrió la primera tienda en la calle Maestro Juan Mayans número 3, en el barrio de La Marina. El negocio ha tenido un relevo familiar continúo pasando por Mariano Tur Escanellas que tras su temprana muerte lo legó en su hijo Pedro Tur Villalonga (1925-2006). La tienda, con el nombre de ‘Hijo de Mariano Tur' era conocida por Can Xinxó, apodo de la familia y nombre que utilizan aún los clientes más antiguos. Desde 1983, Almacenes Tur está dirigido por las hijas de Pedro, las hermanas María Luisa Tur Serra (1962, Eivissa) y María José Tur Serra (1954, Eivissa), que junto a sus maridos Pepe y Toni siguen manteniendo la esencia familiar de este tradicional negocio de la isla. La sexta generación, hijas de estos matrimonios, ya trabajan en Almacenes Tur para seguir alargando este recorrido de 150 años de historia.

¿Por cuántas generaciones ha pasado Almacenes Tur?
—Nosotros somos la quinta generación y mi hija y mi sobrina ya son la sexta generación que trabaja en Almacenes Tur.

¿Dónde estaba ubicada y cómo se llamaba cuando se fundó?
—Lo que recuerdo yo es que estaba en Juan Mayans número 3, en La Marina, pero no estamos seguros si había una anterior tienda. Estaba junto a otras tiendas como Can Casetes, la zapatería Can Prats o Can Tarrés. El negocio se fundó en 1868 y antes de Almacenes Tur se llamaba Hijo de Mariano Tur, que era mi padre, y la anterior no lo sabemos porque no hemos encontrado papeles.

¿Qué tejidos se vendían en los inicios?
—Sobre todo telas de sábanas y confección como mantones de payesas y las cuatro telas típicas de aquí es lo que tenían entonces. Antes se cosía más que antes y se hacía más ropa.

¿Cómo ha evolucionado el sector?
—Ahora ha cambiado totalmente. Desde que vino el boom turístico nos tuvimos que reciclar y cambiar. Empezamos a hacer cortinas a medidas, cojines y todo lo relacionado con tejidos del hogar. Cuando llegaron los turistas cambió el chip y fueron más cosas dedicadas a la decoración del hogar y más cosas a medida. Actualmente, ahora va todo eléctrico o a base de cortinas técnicas.

¿Qué telas son las que tienen más salida?
—No hay ninguna en particular, pero salen mucho las telas de cortina más espesa, tela de visillos y sobre todo, cortinas técnicas como enrollables con telas opacas. Depende de la decoración de cada casa, pero sobre todo mucha cortina técnica porque se hacen casas muy grandes con ventanales muy grandes. Son cristaleras enormes sin persianas porque quieren conservar las vistas pero para protegerse del sol encargan estas cortinas de telas opacas.

¿Hacen confección?
— Sí, hacemos cualquier cosa a medida.

¿Cuánta gente trabaja en Almacenes Tur?
—Somos ocho trabajadores en total.

¿En qué momento se adquirió el local de Isidor Macabich?
—Fue en 1977 y un año después se cerró la de La Marina. El negocio había cambiado, el centro de la ciudad se trasladó a esta zona y te tenías que reciclar o cerrabas. Con los años el local se ha ampliado. Empezamos con la mitad y en el año 1987 adquirimos la otra parte e hicimos cuatro arreglos. En el año 2006 hicimos una reforma de arriba a abajo y lo actualizamos como está ahora.

Son muchos años de historia, ¿cuáles han sido las mejores épocas?
—Ha habido de todo pero empezó a ir mejor con el boom turístico. Hasta entonces trabajabas con la gente de aquí, que también era una buena clientela. De hecho ahora vienen los hijos o los nietos por lo que trabajamos con nuevas generaciones pero de clientes antiguos. Pero al empezar el turismo, empezamos a trabajar con extranjeros. Cada época ha tenido lo suyo y épocas de crisis también ha habido. En general no nos podemos quejar.

¿Cuáles son las dificultades que han encontrado por el camino?
—Lo único que se ha notado bastante son las franquicias y las grandes superficies y ahora, internet con la venta online. Aunque también es verdad que la gente empieza a ver que no es lo mismo poder tocar las telas que comprarla solo viéndola en una imagen. La gente se está desengañando un poco y parece que la venta al detalle vuelve a funcionar mejor otra vez.

¿Tienen pensado dar el salto a internet?
—De momento no lo sabemos. A lo mejor las nuevas generaciones, que están más al día, se ponen con ello. Contamos ya mucho con su opinión porque entendemos que hay que dar paso a la gente joven, y si lo ven conveniente y que nos funciona, no tendremos otro remedio que meternos también en este mundo.

¿Cómo hacen para sobrevivir ante el auge de franquicias o grandes almacenes?
—Han hecho mucho daño porque la gente encuentra precios más baratos. Pero no se puede comparar porque ellos tienen una calidad y nosotros otra que no tiene nada que ver. En Ikea te compras unas cortinas técnicas y el mecanismo es como es y si no lo tratas con cuidado te durará seis meses. Nosotros trabajamos con otros acabados, es otro precio pero la calidad es lo que marca la diferencia. Hay gente que lo entiende y hay gente que no.

¿Qué marca la diferencia de Almacenes Tur?
—La calidad. No entramos en la competencia y tenemos el servicio de siempre, buenos acabados e intentamos explicar el motivo de los precios que ponemos.

¿Cuál es el secreto del buen funcionamiento de la empresa?, ¿por qué ha durado tanto tiempo?
—Porque hemos trabajado mucho, hemos seguido la línea que marcó mi padre, la atención personalizada a cada cliente y tenemos diferentes opciones de presupuestos sin ningún compromiso. El secreto es que nos implicamos mucho en el trabajo.

En los inicios, ¿cree que se hubiera imaginado que aguantara tantas décadas?
—No lo creo. Mi abuelo se murió muy joven y mi padre se tuvo que meter en la empresa con su hermana y tuvo que decidir sí o sí a llevar el negocio. Eran seis hermanos, él era el segundo y no tuvo otro remedio. Si las cosas no hubieran ido así, no sé qué hubiera pasado.

¿Por qué los ibicencos de toda la vida lo conocen como Can Xinxó?
—Era el apodo que tenía la familia. Había dos Can Xinxó, unos eran Can Xinxó de fuera, que eran tíos de mi padre y tenían una tienda también de telas, y nosotros Can Xinxó de dentro. Cuando mi padre empezó a llevar el negocio era Hijo de Mariano Tur y no sé si a mi abuelo ya le conocían con este apodo de Can Xinxó.

¿Aún hay gente que les conoce por este nombre?
—Sí, la gente mayor que lleva muchos años viniendo y aún me hablan de mi padre para ellos es Can Xinxó de toda la vida.

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de trabajar con familiares?
—Tiene sus momentos como en todas las familias pero hemos procurado llevarnos bien. Cada uno tiene una función. Mi marido y yo nos hemos dedicado más a ir a las ferias y hacer las compras y nunca he tenido ninguna pega con mi hermana. Nos hemos repartido los trabajos y nos hemos respetado.

¿Qué proceso siguen para adquirir las telas?
—Hace un tiempo hacían una feria textil en Valencia que era la más importante y abarcaba nacional e internacional y tocaban de todo. Era importante ir a verla porque además de las casas con las que trabajabas, siempre había casas nuevas y había que abrirse y arriesgarse a cosas nuevas para diferenciarse de la competencia. Recientemente fuimos a la feria de Frankfurt y era increíble. Estuvimos dos días y medio y vimos una tercera parte pero nos sirvió para empezar a trabajar con una casa alemana y una casa holandesa, que hacen un tipo de sábanas que no tienen nada que ver con las de aquí y los dibujos y la calidad son diferentes y nos ha funcionado muy bien. Ahora nos envían cada año el catálogo por internet.
Nada tiene que ver las medidas de las marcas alemanas con las de aquí.

Cuando empezaron, ¿donde conseguían las telas?
—En Barcelona. Mi padre iba a Barcelona donde había unas fábricas buenísimas, que por desgracia han cerrado, y también en Valencia. Ahora han cerrado muchas fábricas muy buenas que yo aún conocí porque yo empecé con 16 años pero fueron pasando generaciones y las nuevas no han querido o no han podido seguir.

Empezó con 16 años. ¿Siempre supo que se dedicaría a esto?
—No, pero no es que no me gustara estudiar pero era un poco vaga y cuando acabé el primer curso de instituto mi padre me propuso estudiar o trabajar. Decidí trabajar y empecé al día siguiente. Al principio me costó pero me enseñaron mucho los trabajadores que había y si tienes interés, aprendes.

Antes supongo que se cosía más.
—Aún hay alguna modista que hace confección de cortinas, cojines, mantelerías, pero cada vez te obligan a pedir la confección fuera. Por ejemplo, ahora nos han pedido una cortina para una mansión que tiene ocho metros en curva de 2,95 metros de alto, son 16 metros de tela. Entonces contactamos con confeccionistas de fuera porque también te exigen inmediatez y no quieres perder ningún cliente. Tenemos el servicio con para coser pero no damos a basto. Cada vez te piden cosas más especiales y confecciones diferentes.

¿Cuántas variedades de tela tienen en Almacenes Tur?
—Tenemos entre 20 o 30 tejidos diferentes, pero referencias de muestras diferentes tendremos 2.000 0 3.000. Después aparte de lo que tenemos en pieza aquí, tenemos los catálogos. El único problema que si son telas que se tienen que encargar ya el pedido necesita más tiempo.

¿Tienen algún proyecto en mente?
—Nosotros ya no. Si quieren seguir las nuevas generaciones que hagan lo que quieran. En 2006 hicimos una reforma completa en la que dejamos todos los modelos de telas a la vista, porque hoy en día lo que no se ve no se vende.

¿Seguirá el relevo generacional en Almacenes Tur?
—No lo sé. Están mi hija y mi sobrina implicadas y trabajando con nosotros. De momento tienen idea de seguir, pero es su decisión. Nos gustaría que siguieran pero hoy en día no puedes influir en las decisiones de los hijos. Tienen sus estudios y empezaron a ayudarnos y cada vez se han implicado más, pero si quieren seguir ya se verá.

¿Tiene futuro el sector?
—Tienes que ir cambiando en meses. Depende de cómo vaya la venta, de las franquicias o de internet que te obliga a arriesgarte y a buscar cosas nuevas. Si no lo haces así no te queda más remedio que cerrar.

¿Volvería a ser empresaria?
—Sí, he estado bien. Cuando empecé me sirvió mucho aprender de los empleados, me enseñaron mucho y yo cada vez me impliqué más. Cada vez me gustaba más y la verdad es que ha sido una buena experiencia. Ha habido épocas un poco complicadas pero en el día a día te tienes que adaptar. Si van las cosas mal te tienes que espabilar e ir cambiando.

PERFIL

● PRIMER TRABAJO: En almacenes Tur

● FAMILIA: Una hija y dos hijos

● AFICIONES: Caminar o pilates

● CIUDAD PREDILECTA: Barcelona

● RINCÓN DE IBIZA: Cala Sant Vicent

● PLATO: Guisat de peix

● EQUIPO DE FÚTBOL: Soy antifútbol

● DE PEQUEÑA QUERÍA SER...: Nada en concreto

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