Consuelo López es secretaria de Organización de la unión insular de CCOO de Ibiza y Formentera, pero también es una kelly que ha sufrido en primera persona las consecuencias del exceso de la carga de trabajo. Con la temporada a la vuelta de la esquina hablamos con ella para analizar la situación laboral en la isla en uno de los momentos más críticos con los elevados precios de la vivienda y la precariedad laboral.
—¿Cómo valora el inicio de esta temporada?
—Bueno, este año como la Semana Santa ha caído tan pronto, algunos establecimientos han decidido abrir antes de tiempo y han tenido mucho éxito, no hay duda de ello. No obstante, no se puede afirmar que haya comenzado la temporada. Históricamente, ésta comienza el 1 de mayo, o mejor dicho el 2 porque así muchas empresas se ahorran pagar un festivo, y los empleados se incorporan a la plantilla unas semanas antes, o incluso hasta un mes, para acondicionar el establecimiento. Yo diría que este año, los trabajadores recibieron las primeras llamadas a principios de este mes.
—¿Habiendo obtenido tan buenos resultados, no cree que se ha demostrado que se puede alargar la temporada durante el invierno en Ibiza?
—Totalmente, de hecho este ha sido un tema muy comentado entre miembros de CCOO y empresarios en los últimos días. Entre todos hemos coincidido en que habría que hacer el esfuerzo de prolongar mucho más la temporada y que incluso determinadas zonas de la isla podrían abrir todo el año. Por el clima y la posición que tiene Ibiza en el mediterráneo, es una sitio perfecto para recibir turistas en invierno. Además, sería un tipo de turismo que combinaría el de alto poder adquisitivo, que son los que hacen un circuito de hoteles de cinco estrellas en busca del sol y del buen tiempo, y los del imserso, no sólo nacional también europeo, con el que hay que trabajar más. Otra opción sería seguir promocionando el turismo de eventos y de deportes. El problema aquí es que hace falta voluntad, como poder hacer se podrían hacer muchas otras cosas en la isla.
—¿A qué cree que se debe que cueste tanto cambiar esta tendencia?
—Es muy simple. Llevamos muchos años comprobando que a los empresarios les sirve con trabajar sólo seis meses y vivir bien con el resto del año. No se paran a ver que a los trabajadores y trabajadoras ahora no nos basta con sólo medio año. La situación en Ibiza ha cambiado radicalmente y cada vez resulta más costosa la vida aquí, sobre todo a la hora de encontrar y pagar la vivienda.
—Con respecto a este tema, ¿habéis recibido alguna queja o petición de ayuda de trabajadores que buscan alojamiento?
—Constantemente, y no sólo de personas que vienen por primera vez a hacer la temporada, también de aquellos que llevan años haciéndolo. Gente que conocemos personalmente, antiguos compañeros, que nos preguntan si conocemos a alguien que ofrezca un alquiler económico o si les podemos ayudar a buscar un sitio para vivir. Asimismo, nos llega gente que lleva mucho tiempo en casas alquiladas y cuando se les acaba el contrato se ven fuera, porque los dueños los echan con la consigna de que lo necesitan para un familiar, cuando la mayoría se destinan a otro tipos de alquileres que todos conocemos.
—¿Sabe si los empresarios han vuelto a ofrecer alojamiento como antes para prevenirlo?
—Sí, los empresarios son conscientes de la gravedad del asunto. Antes, lo normal era que te ofrecieran trabajo y alojamiento. En particular, los hoteles tenían zonas destinadas exclusivamente al personal. Yo viví en una de estas zonas, recuerdo que llegamos a ser hasta ocho personas en una misma habitación. Con el paso del tiempo, los trabajadores nos pudimos permitir salir del hotel. Las empresas reconvirtieron estas instalaciones en spas, almacenes o nuevas habitaciones para clientes. Ahora, volvemos hacia atrás y sé de empresas hoteleras que han recuperado estas zonas para el personal. ¿Es ésta la solución? Por supuesto que no. Existe el riesgo de repetir lo mismo y que los trabajadores no vivan en condiciones dignas. Pero, en vista de que la gente se ve obligada a coger un saco de dormir y vivir debajo de un pino, llueva o haga sol, bienvenido sea como solución a corto plazo, como mucho para una o dos temporadas. Qué menos que estar resguardado, con una cama y aseo, mientras se hacen promociones de vivienda, también por parte de los propios empresarios.
—¿Desde CCOO se han planteado alguna solución?
—Es que no podemos decirle al empresario que facilite un lugar para vivir para los trabajadores. Tienen que ser ellos mismos los que decidan hacerlo. Nosotros, como sindicatos, cuando hablamos con ellos, sí que hacemos hincapié en que si no nos ponemos las pilas entre todos nos vamos a quedar sin trabajadores en la isla. Estamos ante un problema muy grave, que no se va a costar resolver a corto, medio ni largo plazo. Y tal vez, cuando vayamos a resolverlo por desgracia la mentalidad del turista cambia e Ibiza ya no es de su interés y se van a países hace unos años no estaban muy bien y ahora vuelven a ser competencia directa.
—¿Una solución a corto plazo podría ser la persecución de los pisos turísticos ilegales?
—Hace poco leí en la prensa que al vetar y perseguir este tipo de viviendas en Mallorca se ha devuelto un 30% de vivienda residencial al mercado. Por lo tanto, sí. Hay que presionar para que traigan más inspectores a la isla y que se faciliten los mecanismos para que los propios ciudadanos denuncien este tipo de alquileres ilegales. Conseguir esto, no es sólo un trabajo de la administración pública, es de la sociedad ibicenca al completo.
—¿Y qué pasa con los alquileres residenciales con precios por encima de las posibilidades de un trabajador?
—Esto existe desde hace años, los propietarios se llevaban un pico de tu nómina, el problema es que ahora prácticamente se destina toda la nómina a pagar el alquiler. Aquí es donde la actuación de la sociedad ibicenca. Hay que ser más solidarios y no centrarse tanto en hacer negocio, que sí ahora es rentable pero el día de mañana no se sabe, esto acabará explotando. Es más, ya se comienza a hablar de una nueva burbuja inmobiliaria que afecta a otras ciudades como Madrid o Barcelona.
—¿Cómo cree que afectará esta situación a la hora de cubrir las vacantes de esta temporada?
—No dispongo de ningún estudio o estadística pero, desde mi propia experiencia, te puedo asegurar que en mi vida había tramitado tantas excedencias como este año. Las empresas de la península están saliendo de la crisis y creando más puestos de trabajo, y mucha gente que vive aquí ve esta mejora como una oportunidad para volver a sus lugares de origen. Les resulta mucho más rentable, puede que no ganen tanto como aquí pero tampoco pagarán lo mismo por el alojamiento y el nivel de vida también será más barato.
—El año las empresas ya tuvieron problemas para encontrar trabajadoras y muchas optaron por «robarlos» a la competencia. ¿Se repetirá este año?
—Yo creo que sí. Ya te digo este año he tramitado muchas excedencias, pero no sólo de personas que se van a buscar suerte a la península, también de muchos otros que la piden para irse a otra empresa con mejores condiciones laborales y salariales. Ahora, no hay tanto trabajador eventual como durante la crisis y el empresario ha perdido gran parte de ese abanico de opciones del que disponía. Ahora, las tornas han cambiado y es el trabajador fijo discontinuo quien puede elegir dónde trabajar.
—¿El nuevo convenio de hostelería ha repercutido en esta rotación dentro del sector?
—No tengo ninguna duda. Este convenio es muy bueno, ahora es el turno de los trabajadores de exigir que se cumpla. Está previsto que el salario del sector de la hostelería en Baleares se incrementará un 17% en cuatro años. En concreto, desde el 1 de abril de 2018 ha subido un 5%. A esto, hay que sumar que hemos conseguido delimitar aún más la externalización de servicios, con el cuál, se aplicará el mismo convenio a todos los empleados y no el propio de la empresa externa, que puede suponer una rebaja del salario de hasta el 40%. Tristemente, es una práctica muy común en España, así que podríamos decir que Baleares es todo un referente al conservar tan acotada esta medida de regulación.
—¿Este convenio ha supuesto una mejora en la carga de trabajo del sector?
—Para nada. Yo creo que esto se verá beneficiado con el acuerdo que se firmó tripartito de empresas y trabajadores con el Govern, con el que e hará un estudio de las cargas de trabajo. Con esto, se podrá poner coto a la bestialidad de volumen y ritmo de trabajo con el que nos encontramos los trabajadores de la hostelería. La próxima creación del Instituto de Seguridad y Salud Laboral también será muy positivo para detectar enfermedades que se desarrollan por el exceso de trabajo.
—En cuanto a prevención laboral, ¿cómo valora las recientes mejoras en la construcción?
—Eran necesarias. Es muy triste pensar que en los últimos cuatro meses, tres personas se levantaron para ir a trabajar y, por no tener las medidas de seguridad adecuadas, no volvieron a casa. La prevención de riesgos laborales es imprescindible en todos los sectores y la ley que tenemos es muy buena. El problema es que es de papel. Los empresarios dan el papelito informativo para que los trabajadores firmen como que lo han recibido y cuando llega el inspector está todo en regla, pero la formación es inexistente.
—¿Qué solución encuentra para mejorar la situación de los trabajadores?
—Definitivamente hay que cambiar el modelo de negocio y con la salida de la crisis, este es el momento perfecto para hacerlo. No podemos permitir que la riqueza siga siendo sólo de unos pocos durante las próximas cuatro generaciones. Los trabajadores tenemos que aprovechar el 1 de mayo para defender un modelo de salida de la crisis con derechos. Es hora de exigir y pelear por lo que nos corresponde, al fin y al cabo ellos se hacen ricos a costa nuestra.