La intensa lluvia de ayer cogió por sorpresa a muchos de los turistas recién llegados a la isla, obligándolos a buscar cobijo en los diferentes bares y comercios del centro de Ibiza hasta que el día se despejara. A media mañana, algunos visitantes corrían por la calle con sus maletas en busca de su alojamiento, otros se desplazaban en su moto alquilada atravesando los charcos y muchos otros permanecían impasibles a la inestabilidad climática, ataviados con bermudas y calzado veraniego.
Para los taxistas la jornada de ayer empezó diferente, «los piratas ya están trabajando y la policía no aparece», afirmaba Antonio, que añadía estar aún «sin mucha faena», atendiendo a un «turismo familiar» y a «muchos holandeses». En el aeropuerto, la percepción también era otra. «La temporada ha empezado fuerte y creo que este verano va a ser bastante cañero, sobre todo para los que trabajamos», «Esto ya ha explotado y vamos siempre para arriba», expresaban dos empleados de una cafetería. En cambio, para Carlos, encargado de otro comercio, estaba «floja la cosa en comparación al año pasado; espero que esto empiece a subir de aquí a dos semanitas y que nos ayude un poco el puente de ahora en los vuelos de vuelta, a ver si se llena el local».