Cáritas Diocesana de Ibiza y Formentera informó ayer que en 2017 atendieron a 1.433 personas, lo que representa «solo» un 2% menos que en el año anterior. Según explicó el coordinador general de la entidad, Gustavo Gómez, se trata del «primer indicativo» de que «tenemos una pobreza asentada en la isla».
«Llevamos cuatro o cinco años con números similares y no se consigue remontar después de este periodo de crisis», lamentó Gómez, que recordó que la recuperación «está sobrepasada a niveles macroeconómicos», pero que la pobreza se sigue percibiendo en el día a día «de una forma brutal», no solo en la cuestión monetaria, sino también «educativa, sanitaria, cultural o espiritual», por lo que requiere de un «tratamiento integral».
En este sentido, hizo hincapié en que la recuperación económica y social «no llega a todas las familias», lo que refleja que la desigualdad «está enquistada en nuestra sociedad» y «cada vez es más grande». «España crece por encima de la media económica, pero también crece la desigualdad, por lo que hay un mal reparto de la riqueza», añadió.
Empleo
Desde Cáritas lamentaron que el descenso del desempleo no ha llevado a «paliar» esta desigualdad, cuando históricamente había sido un indicativo que equilibraba las diferencias de riqueza. Según detalló Gómez, en 2017 aumentó en un 12% las personas que participaron en los programas de trabajo de la entidad, aunque criticó el sistema de empleo y contratación, porque en Ibiza «hay unas tasas de temporalidad brutales, un empleo muy precario y mucho trabajo en negro».
Además, hizo un llamamiento a las instituciones para «atajar» esta situación con las herramientas que tienen a su disposición y con un mayor control para que se cumplan los derechos de las personas trabajadoras. Respecto a este tema, Gómez señaló que tienen calculado que entre el 15% y el 18% de los trabajadores de Ibiza están en «situación de pobreza económica». «No hay día que no acudan personas que trabajando 40 horas semanales, vengan a buscar una bolsa de comida», explicó el coordinador de Cáritas que reiteró que «no puede ser que no lleguen a final de mes».
Por otra parte, también indicó que las personas que buscan empleo es gente con «poca formación» y que hay un estudio sobre la transmisión intergeneracional de la pobreza, en el que se detecta que del 80% de las personas que iban a Cáritas hace 30 años, ahora repiten sus hijos con «los mismos patrones» que sus padres, por lo que «están abocados a trabajos limitados y mal pagados».
El problema de la vivienda
Durante la presentación de la memoria, destacaron que en Ibiza el problema de la vivienda «agudiza» aún más la situación de pobreza. Según los datos que manejan, el perfil de las personas sin hogar es gente entre 35 y 50 años que vive sola y con problemas, aunque ahora también llega gente que llevaba muchos años asentada en la isla. «Es gente a la que le duplican el alquiler y que, de un día para otro, se queda en la calle con muy pocas posibilidades», explicó Gómez, que dijo que se encuentran casos de gente que no dispone de cocina y tiene que acudir a Cáritas a cubrir «una necesidad básica como es la alimentación».
El director de Cáritas, Joan Marí, aseguró que son las instituciones las que «están obligadas por ley» a ofrecer vivienda y alimentación y aseguró que este problema se podrá paliar con el centro de baja exigencia de es Gorg, que llevan «más de diez años» esperando. Para Joan Marí, el asunto de la vivienda en Ibiza «es terrible» y supone «el principio de descomposición de las familias». «Cuando falta la vivienda, no hay nada que hacer porque has perdido la mesa de comer, la cama y la intimidad».
Desde Cáritas describieron algunos de los casos que más les han llamado la atención, como el de unos padres con unos gemelos pequeños que vivían en una casa compartida en la que solo disponían de una habitación. «Los niños empezaron a caminar casi con dos años porque el nivel de limpieza era un desastre y la madre no dejaba a los niños ni gatear, por lo que no podían ni desarrollarse», detalló Gómez, que dijo que también se han encontrado el caso de una mujer que había encontrado una habitación por 500 euros que era una cama de matrimonio y estaba «asustada» porque «aún no le habían dicho con quién iba a dormir».
De todas formas, Gómez aseguró que las personas que atienden no hablan tanto de las «infraviviendas» en las que están sino de que «no sirven para nada». «Es por ello que desde Cáritas trabajamos, sobre todo, en la dignidad de las personas».
Dificultades económicas
El director de Cáritas también habló de las «dificultades económicas» por las que ha pasado la entidad en 2017 por el retraso en «el cobro de las cantidades comprometidas con las instituciones», lo que les obligó a disponer de la póliza de 300.000 euros para hacer frente a sus gastos puntuales. Según dijo, esta situación les obliga a «revisar» si podrán seguir dando «el servicio de 90 menús diarios los 365 días del año».
Por su parte, el delegado episcopal de Cáritas, Miguel Ángel Riera, hizo un llamamiento a la responsabilidad de la gente para exigir una sociedad «más justa, más solidaria y más igualitaria» que sea capaz de responder a las necesidades básicas, y más, en Ibiza y Formentera «donde el nivel de bienestar es muy elevado».