Las instalaciones de la desaladora de ses Eres han sido derribadas esta semana y está previsto que en el plazo de un mes toda la infraestructura haya sido eliminada, poniendo así punto final a una planta que se creó con la intención de ser una solución temporal a los problemas de salinización del agua, pero que ha acabado estando operativa cerca de 10 años.
Las obras, adjudicadas por el Ayuntamiento de Sant Josep a Aqualia, se iniciaron a principios del mes de junio con una inversión de 41.295 euros.
El cierre de la planta desaladora de ses Eres, que se hizo efectivo en septiembre de 2016, ha permitido iniciar el camino para la recuperación del acuífero de sa Serra Grossa, uno de los más maltratados de la isla debido a la extracción masiva de agua que se llevó a cabo durante la última década.
Gracias al cierre de la planta, en este último año y medio se han dejado de extraer más de 1,5 de toneladas de agua de sa Serra Grossa, con lo que se ha puesto fin a una dinámica que había provocado importantes daños al medio ambiente.
Ses Eres se puso en marcha en 2007, como una solución provisional a los problemas de salinidad del agua en el municipio. Sin embargo, con el paso de los años esta planta terminó salinizando el acuífero, uno de los más importantes de la isla lo que provocó que la mayor parte del agua que extraía ya era salada.
Una vez la Conselleria de Medi Ambient del Govern balear completó las obras de interconexión con las plantas desaladoras se pudo dejar de utilizar la planta de ses Eres y empezar a suministrar agua potable a la zona de Sant Jordi y Platja d'en Bossa.
Por su parte, el Ayuntamiento de Sant Josep lleva invertidos más de cinco millones de euros esta legislatura para renovar «prácticamente» toda la red de agua del municipio.
Está previsto que en las próximas semanas puedan adjudicarse las obras de bombeo pendientes para hacer llegar agua desalada a la zona de Sant Josep, es Cubells, sa Caleta y Cala Vedella.