El día de Tots Sants es especial por varios motivos: nos recuerda a todos aquellos que han dejado de estar con nosotros y nos hace valorar, aún más si cabe, el precio de la vida. Eso es exactamente lo que pensaron ayer los centenares de personas que se acercaron al cementerio para dejar flores en recuerdo de sus seres queridos.
A pesar de ser un día complicado, ayer se pudieron ver muchas sonrisas en el Cementeri Vell de Vila; también alguna lágrima. Y es que solo hay que fijarse en el cariño con el que muchos familiares depositaban flores frescas en los jarrones o limpiaban las placas de los nichos.
El 1 de noviembre para muchos es el día de la ‘primera vez' que visitan a todos aquellos que ya no están. Ayer estaba quien ya había superado el duelo por la partida de un ser querido y quien, por el contrario, todavía no lo había superado. Aún así, había que enfrentarse a ello.
Entre ramos y centros de flores, bayetas y escaleras se desarrolló la jornada de ayer. También hubo quien dedicó unos minutos a rezar a sus seres queridos y tampoco faltaron quienes encendieron unas velas para hacerlo.
«No me acostumbro a esto», le comentaba una señora a otra. Se refería al hecho de llorar en silencio a una persona que ya no está a su lado, pero que lo había estado durante más de 45 años. «Es la vida», le contestaba la otra.
Al Cementeri Vell se acercaron muchas personas y, también, muchos niños pequeños. Algunos se paseaban mirando sorprendidos la cantidad de flores que había; y es que era difícil encontrar un solo nicho que no estuviera adornado con estas. Los había que no entendían lo que pasaba y también quienes preguntaban a sus mayores el por qué de tanta gente. «Es para mandar recuerdos a los niños, padres y abuelos que están en el cielo cuidándonos», le explicaba un padre a su hijo.
Por otra parte, en este cementerio está la capilla del centenar de asesinados ibicencos durante la Guerra Civil, cuyos cuerpos se desconoce dónde están enterrados y que, desde hace un par de años, tienen aquí un memorial con unas placas donde puede leerse su nombre. Ellos no tienen un nicho donde reposen sus restos, pero el monumento se llena de flores de la misma manera que el resto.
Halloween, para los americanos
El 31 de octubre muchos se disfrazaron con motivo de ‘Halloween', una fiesta que para muchos «es americana». De hecho, ayer no se olvidaron de recordar que lo típico aquí es hacer bunyols, panellets y rosaris de dulce, «nada de ponerse un disfraz para intentar asustar a la gente», decía una abuela al tiempo que reconocía que había tenido que disfrazar a sus nietos. «Por eso hoy aprovecho para enseñarles las tradiciones ibicencas», añadía.