El contrato de obra de la nueva depuradora de Ibiza, situada en sa Coma, no ha previsto la construcción de un depósito para almacenar el agua una vez tratada. Ni siquiera a pesar de contar con instalaciones para realizar el tratamiento terciario, compuesto por un tratamiento físico-químico, decantación terciaria, microfiltración y desinfección por ultravioleta.
«El agua que se vierte al mar es de mucha calidad; de hecho, se podría utilizar para regar zonas verdes o para baldear calles porque lo normal es que solo tenga un tratamiento secundario, pero aquí habrá uno terciario también», especificó César Talavera, director de la obra.
En este sentido, desde el Govern balear expresaron que la reutilización se haría siempre y cuando hubiese una demanda efectiva. Sin embargo, reconocieron que «de acuerdo con la DIA, está previsto que parte del agua depurada se conduzca al Prat de ses Monges».
Y es que, según un estudio presentado hace un año por el Consell d'Eivissa, la zona de ses Feixes no recibe ninguna aportación natural de los torrentes y el abandono de la práctica agrícola ha provocado el taponamiento de varias canalizaciones que se traduce en un estancamiento de aguas. Por ello, los autores del estudio, Vicente Medina, doctor e ingeniero de Caminos, y Juan Calvo, doctor en Ciencias Biológicas, explicaron que todas las actuaciones van encaminadas a crear un sistema de entrada de aguas artificiales provenientes de la futura depuradora de Vila que, según los estudios realizados, debería aportar una cantidad de agua de 20 litros por segundo.
Es preciso recordar que ses Feixes se encuentra en un estado de «grave degradación» que, según el estudio, necesita de la creación de cinco lagunas con diferentes niveles de salinidad para alcanzar una mejora biológica.
Sa Rota
Por otra parte, la balsa de regadío de sa Rota, situada entre las parroquias de Sant Llorenç y Santa Eulària, con una capacidad de 200.000 metros cúbicos de agua procedente de la depuradora de Santa Eulària lleva inoperativa 17 años porque el agua tiene demasiados cloruros, lo que la hace inservible para el riego.
Ante esta situación, durante la negociación de los Presupuestos de este año, el Govern ha pactado con Podemos una enmienda para hacer un estudio de viabilidad sobre su reutilización.
Según explicaron, la salinidad del agua depurada depende de la calidad del agua de entrada, del uso que se le dé y del estado de las redes de alcantarillado municipales. En cuanto a la calidad del agua de entrada, en estos últimos años «hemos estado trabajando para poner a disposición de los ayuntamientos agua de abastecimiento de calidad, ampliando la capacidad de desalación (puesta en marcha de la desaladora de Santa Eulària) e impulsando la construcción de la red de interconexión de las tres desaladoras de la isla».
También se ha adoptado una política de precios adecuada para incentivar el uso de agua desalada durante el invierno, de forma que los acuíferos se puedan recuperar de la sobreexplotación histórica en la época más húmeda y se utilicen simplemente para suplir los picos de demanda. «Algunos ayuntamientos están trabajando también en mejorar la calidad del agua de abastecimiento y esto repercutirá en la calidad del agua potable en la red y, por tanto, en la del agua depurada», conretaron desde la institución.
En cuanto al uso del agua, reconocieron que es «normal» que debido a la utilización haya cierto aumento de concentración en sales. Uno de los problemas que se encontraron en las zonas de litoral es el vertido de salmueras al alcantarillado. «Estas salmueras provienen de sistemas de osmosis de medios y grandes consumidores que desalinizan agua de mar o salobre. Las salmueras provocan la concentración elevada de sales y dificultan el proceso de depuración».
En el caso de sa Rota, la alta salinidad se debe, en parte, por los métodos utilizados por la planta hotelera de Santa Eulària para desalar el agua que llega a los establecimientos de la red municipa. «La gestión de las redes de alcantarillado es competencia municipal. Algunos ayuntamientos están trabajando en esta línea», matizaron desde el Govern.
En general, la reutilización del agua en Ibiza es prácticamente nula ya que, actualmente, no hay ninguna comunidad de regantes que esté constituida y activa en la isla; el único consumidor es el Campo de Golf de Cala Llonga, que utiliza unos 0,6 Hm3 anuales.