La delegada de Educació, Margalida Ferrer, aseguró ayer que la empresa adjudicataria de las obras de supresión de barreras arquitectónicas del colegio de Can Cantó «intentará trabajar más por las tardes y los fines de semana para no interferir en las actividades lectivas». Las obras, que consisten en un baño adaptado, un ascensor y una rampa de acceso, se adjudicaron tras la tercera licitación por un coste de 84.000 euros y tienen un plazo de tres meses para su realización. «La idea era hacerlas en verano pero no se presentó nadie. La empresa quiere hacerlas cuanto antes porque en verano tienen más problemas para encontrar vivienda a los trabajadores», explicó la delegada.
Los padres han pedido que se evite compaginar las clases con las obras para tratar de causar el menor perjuicio a niños con problemas respiratorios o con autismo. Los padres han enviado escritos a la Conselleria d'Educació pidiendo que las obras no coincidan con el horario lectivo para evitar perturbar lo mínimo el funcionamiento. «Las obras se tienen que hacer, son prioritarias, pero que no coincidan con las clases», comenta la presidenta de la Apyma, Susana García. Ferrer explicó que el pasado día 13 se mantuvo una reunión con el colegio y los padres. «Parece que el baño adaptado interfiere en la puerta de acceso a infantil y se va intentar modificar cumpliendo las medidas de seguridad». Además, respecto a las salidas de emergencia, otro de los motivos de inquietud de las familias, explicó que se habilitará una salida provisional en la planta baja mientras que se realizan las obras. La empresa ha comenzado a trabajar realizando una cata colocando una valla provisional en la zona y después se hará una separación con pladur.