El Mein Schiff 2 (con capacidad para 2.894 cruceristas) y el Club Med 2 (con capacidad máxima para 400 personas) atracaron ayer en el puerto de Ibiza y se encontraron con una estampa poco habitual. Y es que la isla ha vivido la Semana Santa más lluviosa y ventosa de los últimos años.
De hecho, algunos de los pasajeros venían con la maleta llena de ropa veraniega y tuvieron que cambiar las chanclas por las botas y las camisetas de manga corta por el chubasquero. «Salimos de Malta y llegamos esta noche [por ayer] a Mallorca. ¿Con esta ruta quién esperaba mal tiempo?», se preguntó Mariana, una venezolana que había decidido pasar unas «vacaciones mediterráneas» con su familia. Y es que su crucero procedía de Malta con destino a Palma, mientras que el otro venía de Málaga para finalizar el trayecto en Menorca.
A pesar del chasco que se llevaron muchos de los turistas, hubo quien agradeció la lluvia «por ser escasa en la isla»; sin embargo, no ha ‘caído' de la misma forma para todos. Mientras a algunos restaurantes y bares les han beneficiado las condiciones meteorológicas adversas de esta última semana, las heladerías no pueden decir lo mismo. «Nos habría salido más rentable no abrir», dijeron en Los Valencianos al tiempo que calificaron esta Semana Santa como la «peor» de los últimos años.
En cuanto a las tiendas de souvenirs, cifras positivas. «La Semana Santa ha ido bien, los cruceristas también se están acercando y, en general, el balance es muy positivo», señaló la dependienta de una tienda de accesorios. «Soy consciente de que a este tipo de tiendas no les influye el tiempo, bueno, igual un poquito sí porque cuando hace mucho calor está más vacío porque la gente se va a las playas; en días como estos hay más gente moviéndose por el centro», dijeron en otro negocio.
Por el contrario, la mayoría de tiendas que venden ropa y accesorios veraniegos han vivido la peor cara del temporal. «Estamos haciendo tres ventas al día», indicaron desde Vilebrequin, una tienda de la Marina. Lo mismo dijeron en Ibiza Republic, donde «en 24 años que llevo aquí nunca había visto una Semana Santa tan mala».
El problema, para este tipo de establecimientos, es que habían abierto exclusivamente para estos días y, ya de paso, alargar la temporada, pero algunas se cuestionan si cerrar hasta que empiece a haber más movimiento en la isla.