Jordi Cardona Baos dirige el restaurante Sa Caleta ubicado en la cala que le da nombre. Sus padres pensaron que poner un chiringuito en este lugar sería una buena idea y de esto hace ya 31 años. El restaurante Sa Caleta es a día de hoy un lugar de referencia si hablamos de buena gastronomía y tradiciones ibicencas. Los de Can Pujolet supieron hacer las cosas bien y aún mantienen la misma esencia que les vio nacer. Su abuelo fue quien, junto con su colla de pescadores, crearon un café que tiene más bien poco de este ingrediente y mucho de ron y licor . Así que mezclando e improvisando, de casualidad crearon lo que hoy es tradición en Ibiza. Y es que el Café Caleta como lo llamaron, es el broche final de casi todas las comidas que se celebran en los lugares auténticos que conservan las tradicionales ibicencas, como es el caso del Restaurante Sa Caleta..
¿Quién fundó Sa Caleta?
— Mis padres hace 31 años y hasta hace dos estábamos aquí todos trabajando juntos. Ahora están jubilados y hace un tiempo que soy yo el responsable.
¿Cómo empezó todo?
— Grandes ideas, como comienzan las grandes cosas. Mi
padre trabajó muchos años en una empresa y mi madre era
enfermera en el hospital. Pensaron que durante uno o dos veranos podían montarse un chiringuito de playa para sacar
un extra. Este chiringuito les gustó más de lo que pensaron
en un principio y hasta el día de hoy. Se pasó de un chiringuito de playa a un restaurante y ahora puedo decir orgulloso que se ha convertido en un lugar de referencia.
¿Cuánta gente trabajaba aquí?
— Seguimos con la política de negocio familiar porque sigue siéndolo, pero ahora mismo trabajan aquí 17 personas en invierno y en verano llegamos a ser 38.
¿En qué ha cambiado el negocio desde que empezó?
— Realmente yo creo que no ha cambiado tanto porque tenemos una carta muy parecida a la que teníamos al principio y también la filosofía que me han transmitido mis padres no la he querido cambiar. A nuestros clientes y a nosotros nos gusta disfrutar de nuestra filosofía de trabajo basada en la calidad, el esfuerzo y el sacrificio. La vida me ha demostrado que cuando se hacen las cosas con estas bases suelen salir bien. Por ahora estamos muy contentos. La filosofía del restaurante no ha cambiado desde el primer día, sí la estética y la mantelería.
¿Y la cocina? ¿También mantienen la misma?
— Pues mira, la cocina cuando comenzamos… mi madre como te he dicho era enfermera, no cocinera, y aprendió de una señora que estuvo con nosotros muchos años. Entre ellas y mi abuela asentaron las bases de nuestra cocina. Una gastronomía basada en pescado, marisco y arroces cuyas bases surgieron de estas tres mujeres; mi madre, na Catalina y mi abuela.
La carta ha cambiado poco desde entonces. Hemos añadido alguna cosa, la hemos ampliado, pero las bases son las mismas. Empleamos la mejor calidad en la materia prima y productos ibicencos y ecológicos de nuestra propia finca agrícola.
¿Cuál es su plato estrella?
— La paella de pescado y marisco, y el ‘bullit de peix'. Hacemos muchísimos al año. Los clientes siempre quedan contentos y sin duda estos son dos de nuestros platos más demandados.
¿Cómo va el negocio ahora mismo?
— Yo estoy muy contento. Abrimos durante todo el año cada día, no cerramos ni un día. Tenemos un horario de verano que hacemos 12 horas de cocina y un horario de invierno que cerramos a las seis de la tarde. Llevamos un par de inviernos que están siendo maravillosos. Hace buen tiempo y cada vez se ve más movimiento de gente. Muchos restaurantes cierran en invierno y nosotros tenemos un trabajo que no nos podemos quejar. Los clientes me cuidan mucho..
¿Qué le pide a esta temporada que está a punto de comenzar?
— Las temporadas se basan mucho en el trabajo, pero también en minimizar los problemas. Yo teniendo pocos problemas y mucho trabajo soy feliz. Los problemas dependen de muchas variables y sabemos todos que una de ellas es el personal. Yo tengo que dar gracias de que tengo un personal fijo desde hace muchos años, que me apoyan muchísimo y yo estoy contentísimo de tenerlo y los clientes vuelven año tras año. Yo creo que me saldrá bien.
Si no hubiese sido restaurador, ¿qué hubiese sido?
— Yo estudié una licenciatura y siempre he mirado hacia el mar. Hice Ciencias del Mar y pensaba que sería científico pues estuve un tiempo trabajando de ello. También fui marinero, pero me va la marcha y esto del restaurante realmente me llena mucho. Cuando me inicié en el mundo laboral tuve muy claro que mi sitio estaba aquí.
¿Qué es lo que más le gusta de esta profesión?
— En trato directo con los clientes. También la gestión completa, pero el trabajar cara al público me encanta.
¿Y lo que menos?
— La restauración demanda muchas horas. Todos tenemos familia, vida social… y muchas veces con este tipo de negocio esto se ve menguado de alguna forma.
¿Tiene alguna anécdota?
Pasa tanta gente por el restaurante y me gusta tanto hablar con la gente que alguna vez me ha pasado que, de viaje con mi mujer me han llegado a reconocer y me saludan como “Jordi de Sa Caleta” y eso significa que se llevaron un buen recuerdo de su paso por el restaurante y eso me llena de orgullo.
¿Qué tipo de turismo es el que visita su restaurante?
— Pues tenemos de todo y de todas partes del mundo. Por volumen los franceses e italianos son los que más tenemos, pero no nos podemos olvidar del turismo alemán y del holandés que es maravilloso.
¿Qué es lo que tiene Sa Caleta que le hace especial?
— Nosotros no hemos cambiado. Hace más de 30 años que hacemos lo mismo, con la misma filosofía y esto se suma a este marco incomparable con el mar Mediterráneo. La oferta de Ibiza ha ido cambiando con los años y nosotros hemos mantenido las tradiciones. Eso nos hace especiales hoy en día.
Sa Caleta es uno de los pocos restaurantes de Ibiza que abre los 365 días del año. ¿Cuál es su horario?
— Sí, del 15 de octubre al 9 de mayo abrimos de 13.00 a 18.00 horas y del 10 de mayo al 14 de octubre ampliamos el horario de 13.00 horas hasta la 1.00 de la madrugada.
¿Tendremos restaurante Sa Caleta por muchos años más?
— ¡Sí! Me doy cuenta que a mis hijos les encanta. Les encanta hablar, socializar y tener contacto con la gente, por eso no descarto que uno de los dos acabe llevando el restaurante. O eso es lo que creo yo.