Si Futur Adlib 2019 quedó marcado por algunos chistes y chascarrillos muy acertados de su presentador, Xabi Franquesa, la segunda jornada, correspondiente al primer desfile de la Pasarela Adlib 2019, quedará para siempre como aquella en la que los asistentes, medios de comunicación, modelos, diseñadores y demás presentes en el Recinto Ferial tuvieron que esperar más de media hora a la presidenta del Govern balear Francina Armengol. «Aquí se están perdiendo muchos votos con esta espera», me comentaba un amigo mientras miraba desesperado el reloj viendo como estaba todo el mundo sentado y no se sabía que pasaba. Y no le faltaba ni una pizca de razón, entre otras cosas porque no se dió ninguna razón del retraso a los asistentes. Algunos por cierto, llevababan más de una hora sentados en sus sillas. Sólo algunos privilegiados periodistas que esperábamos en el photocall sabíamos de que iba la historia. Tanta fue la espera que hubo muchos nervios entre la organización y a pesar de que lo lógico hubiera sido que la pasarela hubiera comenzado y después la presidenta se incorporara discretamente, no fue así, La señora Armengol descubrió en primera persona lo bonita que puede ser la ciudad de Ibiza cuando llueve y finalmente apareció por la puerta a eso de las 21.30 horas sin que se la notara estresada. El resultado fue una pasarela con tres cuartos de hora de retraso. Algo, sin duda a mejorar.
Falta de ritmo
La primera sesión de la Pasarela Adlib también acusó cierta falta de ritmo. Empezó con retraso pero fuerte, con unos bailarines de World Family Ibiza con originales tocados, una acróbata y una música movida, pero después fue cayendo poco a poco en el tedio. Se echaron en falta canciones más animadas y divertidas y algunos modelos como Felipe López que se salieran un poco del guión y animaran al personal. El marido de Mireia Canalda desfiló con varios diseñadores e intentó sin mucho éxito levantar al personal con sus gestos y su simpatiía sobre la pasarela pero no lo consiguió. De hecho, los mayores aplausos se los llevó la ibicenca Ana Vide, repleta de sonrisas en cada una de sus salidas, y Mireia Canalda, que aunque solo desfiló en la colección de Beatrice San Francisco y la de Majoral, demostró que se mueve como pez en el agua sobre la pasarela y que su química con su marido es perfecta.Mientras a Lucía Rivera, gran estrella de esta edición, le faltó, como diría mi madre «algo de chicha» posando con sus modelos. Es guapa, muy guapa, pero tiene que aprender a sonreir y animarse a salirse del guión establecido. Cuando se atrevió a bailar con un modelo de Evitaloquepuedas no le fue tan mal. Fue un soplo de aire fresco que se agradeció mucho.