Josep Marí Ribas ‘Agustinet' (Sant Josep, 1959) ha sido alcalde los últimos cuatro años (2015-2019). Ya lo fue antes (2007-2011), por loque atesora una experiencia enorme y un conocimiento exhaustivo del municipio. También fue diputado en el Parlament (1999-2003) y conseller insular de Urbanismo y Turismo (1999-2003).
¿Qué tal va la campaña y qué sensaciones tiene?
—Yo la vivo con mucha intensidad, como siempre. Pero esta vez hay nueve candidaturas al Ajuntament de Sant Josep. En 2007 se presentaron dos partidos. Pienso que es muy difícil lograr la mayoría absoluta pero creo que podemos ser otra vez el partido más votado en el municipio y con claras opciones de volver a gobernar.
¿Se repetirá el resultado de las elecciones generales del 28-A?
—Aquí hay mucha gente que reside legalmente pero no tiene una vinculación fuerte con el municipio. Votan en las generales pero no en las municipales. No sé si se repetirán esos resultados. Vox tuvo muchos votos y no sé si ahora tendrán tantos. El voto ahora es diferente.
¿Puede hacer una valoración de estos últimos cuatro años?
—Ha sido un mandato muy intenso y con mucho trabajo. Había dos mandatos clarísimos que estoy contento de haber podido cumplir: el agua y la convivencia entre los negocios turísticos y los residentes. Esto se ha logrado. Pero también hay cosas que se han quedado atrás. No hemos avanzado en el planeamiento urbanístico, que es una asignatura pendiente y muy difícil de hacer. Aún así, hemos hecho 7 u 8 modificaciones de las normas urbanísticas, se han iniciado los planes especiales de protección, el catálogo de elementos patrimoniales, pero no hemos avanzado todo lo que yo hubiese querido. Y también en hacer más eficiente el Ayuntamiento y modernizarlo.
¿En qué se ha avanzado respecto al agua?
—Es una de las satisfacciones mayores. Sant Josep se quedó fuera del circuito de soluciones al agua cuando todos los municipios tienen desaladoras. Nuestros pozos se salinizaron y no teníamos acceso al agua. Hemos logrado entrar en la interconexión y tenemos los depósitos reguladores. Hemos cambiado tuberías, puesto telecontrol, hemos sectorizado las redes para localizar las fugas. Yo lamento que hayamos estado tantos años sin prever el acceso al agua, me parece un atentado. Igual que la desaladora de ses Eres, que supuso salinizar el acuífero de sa Serra Grossa, y ya la hemos desmontado. Ahora ya se bombea agua buena a Sant Josep, es Cubells y llegaremos a sa Caleta en prácticamente todo el municipio.
¿Modificará el PGOU?
—El instrumento de ordenación urbanística de Sant Josep son unas normas subsidiarias de 1986. He ofrecido al resto de partidos un pacto para lograr una propuesta urbanística y no tirarnos el urbanismo por la cabeza. El Ayuntamiento necesita solucionar problemas que hoy son ingestionables.
¿Qué me dice de Cala Vedella?
—Es el paradigma de lo que se ha hecho y se ha hecho mal. Es una urbanización de los años 70 que se ha hecho a trozos y poco a poco. Los gobiernos del PP no pensaron nunca que aquello se tuviera que recepcionar. La depuradora no es del Ayuntamiento. Se dieron licencias que no debieron darse nunca. Si revisásemos esas licencias nos podríamos enfrentar a indemnizaciones importantes. Debemos ser serios y no poner al Consistorio en riesgo. La época Escandell-Huertas nos ha hecho mucho daño.
¿Qué se ha hecho para mejorar la convivencia entre turistas y residentes?
—Defendemos a la industria turística y de ocio, pero hay que respetar a la gente que quiere descansar o que va a la playa y no tiene por qué encontrarse con una discoteca ambulante. O que desde casa oiga música a las 3 de la madrugada. Modificamos la ordenanza de horarios y la de ruidos. Pusimos limitadores de sonido. Hoy la situación es muy distinta. El desmadre no conviene a nadie. Yo creo que esto lo hemos conseguido. Hay grupos que quisieran eliminar el turismo que tenemos y hay otros que quisieran que los negocios hiciesen lo que quisiesen.
¿Cómo está económicamente el Ayuntamiento?
—El balance es tremendamente positivo. Tenemos más de 50 millones de euros de superávit en el banco y un crédito de 3 millones a interés cero. Tenemos una gran capacidad de recaudación y esperamos que se derogue la normativa que nos impide gastar nuestros propios recursos. Entonces podremos comprar terrenos para hacer vivienda social, contratar personal para hacer gestión urbanística, un centro cultural en Sant Jordi o financiar la escola de ses Planes, que ya lo hemos hecho y está en marcha.
Estos cuatro años ha gobernado en minoría y ha podido aprobar los presupuestos pactando. Es probable que tenga que volver a pactar con otras fuerzas. ¿Aceptaría cualquier pacto?
—No. Un pacto que mantenga el trazo grueso de nuestro programa electoral, sí. Aceptar propuestas de otros partidos, también. Pero pasadas las elecciones deberíamos hacer una propuesta de proyectos acordados, sociales principalmente, como un centro de mayores y residencia en Sant Josep y el tema urbanístico. Deseo poder pilotar cuatro años más esta aventura pero es probable que haya que contar con otras fuerzas. No estoy cerrado a nadie.
¿Le asusta el daño que electoralmente pueda hacerle Paquita Ribas?
—Tengo un respeto por su capacidad de trabajo.