Mañana sábado, a las 21.00 horas, el quinteto catalán Aurora ofrecerá un concierto gratuito en Can Jeroni, Sant Josep. Una magnífica oportunidad para disfrutar con uno de los grupos de moda en España gracias a su combinación de flamenco y letras de clásicos como Manuel de Falla o Federico García Lorca con otras músicas como el jazz, el rock, el punk o la psicodelia. Será además el debut en Ibiza de esta formación que ha girado con gran éxito por toda España y países tan diversos como Corea, Canadá, Rusia o Hungría y que está formada por cinco amigos que se conocieron en l'Escola Superior del Taller de Músics de Barcelona. Son el cantaor Pedro Martínez, el pianista Max Villavecchia, el bajista Javi Garrabella, el bailaor Pol Jiménez y Joan Carles Marí, un joven batería de 29 años que tiene un gran futuro por delante. Y es que el hijo del dueño de Es Raco Vert, en Sant Josep, y sobrino de Miquel Prats Botja, lleva la música en la sangre desde que empezó con 12 años y fundó su primer grupo, Trust. Desde entonces ha sido un habitual de distintas formaciones de géneros muy diversos. La última, además de Aurora, Joven Dolores, el nuevo proyecto de David Serra y Joan Barbé tras abandonar Projecte Mut.
—Usted es un habitual de distintos grupos de música. ¿De donde saca tiempo para todo?
—De rascar horas al día como puedo. Sin embargo no es todo tan complicado como parece. Vivo bastante bien porque me dedico a dar clase, repasar repertorios y dar conciertos. Si se lleva con calma y se sabe meditar no es tanto jaleo como parece.
—Tiene 29 años pero parece que lleva toda la vida en esto. ¿Por qué le dió por la música?
—No se muy bien pero creo que fue a los 12 años. Mi padre es el dueño de Es Racó Vert en Sant Josep, soy sobrino de Miquel Prats Botja, y claro creciendo entre tanto músico yo no podía ser otra cosa (Risas). Primero me compré un diábolo y después empecé a aporrear una caja de vino gran reserva vacía hasta que harté a mis padres y me compraron una batería en Musicasa. De ahí cree mi primer grupo, llamado Trust, y después, cuando me vine a estudiar a Barcelona entablé relación con el mundo del jazz, el flamenco, el rock... y todo fue lanzado.
—¿Y cómo acabó metido en los Aurora?
—Buena pregunta (Risas). Esto surgió hace tres años cuando un grupo de jóvenes recibimos un encargo del Auditorio de Barcelona para dar un concierto diferente sobre Manuel de Falla. Iba a ser una actuación pero quedamos todos tan encantados, público y músicos, que al final creamos el grupo. Y fíjate, quien nos lo iba a decir, hasta hoy.
—¿Su secreto está en cómo versionan el flamenco?
—No creo que haya grandes secretos la verdad. Se trata de ser sinceros, no sólo en la música sino en todos los ámbitos de la vida, y nosotros lo somos con lo que hacemos. No engañamos a nadie. Somos cinco personas muy distintas que llegamos con bagajes muy diferentes, un cantaor, un bailaor y tres músicos, a los que nos apasiona experimentar. Y creo que lo mejor de Aurora es que cada uno aporta su granito de arena y todos nos respetamos.
—¿Se consideran unos pioneros? ¿Han reinventado una forma de entender el flamenco?
—No creo. Simplemente hemos cogido el testigo de los que estaban antes pero con nuestro propio filtro. Hay que ser conscientes de todo el esfuerzo de los que trabajaron antes que tu porque si te pasas la vida pensando que eres nuevo y el mejor no te irá nada bien.
—Entonces, ¿cuál cree que ha sido su gran aportación al mundo de la música?
—Pues el cambiar en parte el sonido y el mensaje del flamenco. Hacerlo algo más moderno ya que no creo que haya muchos que se hayan atrevido a añadir al canto jondo un bajo eléctrico o poner una batería en lugar de un cajón.
—¿Cuáles son sus referentes? Barcelona y Cataluña, aunque mucha gente no lo sepa, tiene una gran tradición flamenca...
—Sin duda. Hay mucha tradición que viene de lejos. Y nosotros tenemos muchos referentes, uno de ellos, y tal vez el más importante por lo rompedor que fue, es Enrique Morente. También el dúo Manuel de Falla y Federico García Lorca por su imaginario... Hay muchos la verdad.
—Tras su primer disco, en el que dejaron el listón muy alto, ¿hacia donde puede ir ahora el grupo?
—Pues ahora mismo estamos grabando nuestro segundo trabajo y la idea es seguir con el lenguaje flamenco pero sin parar de innovar. Tal vez añadir más jazz o rock tipo Radiohead a temas de Manuel de Falla y que forman parte de nuestro imaginario colectivo. Incluso, nos estamos atreviendo a añadir al flamenco tonadas y músicas armenias y del Mediterráneo.
—¿Entonces donde está su límite?
—En nuestra propia imaginación (Risas). No lo se exactamente porque cuando nos juntamos en los ensayos casi sin darnos cuenta vemos como somos capaces de fusionar el mejor flamenco con música de Jimi Hendrix o Pink Floyd. Y la verdad, no suena nada mal (Risas).