La celebración del Vuit d'Agost, día de Sant Ciriac en el que se conmemora en Ibiza la conquista catalana del año 1235, contó con el tradicional discurso institucional del presidente del Consell d'Eivissa.
De este modo, su presidente Vicent Marí aprovechó para poner en valor la isla y dejar atrás esa imagen de descontrol que se proyecta desde hace años. Declaró, así, la necesidad de poner en valor el mar, «de inmensa riqueza natural», gracias a las praderas de posidonia.
Por ello, señaló que, desde el Consell d'Eivissa, se impulsará y se pondrán todos los medios posibles para conseguir que Ibiza pueda disponer, en colaboración con el Estado, de un servicio permanente de vigilancia marítima. «Un servicio que controle y vigile los fondeos sobre la posidonia, en espacios naturales, y la actividad marítima en uno de los canales de más tráfico de embarcaciones del Mediterráneo», reiteró.
Asimismo, y fijando la vista en el vigésimo aniversario de la declaración de Eivissa como Patrimonio de la Humanidad, Marí reconoció la necesidad de luchar contra los «excesos y prácticas irregulares». En este sentido, recordó el compromiso de la institución para seguir colaborando en la protección y conservación de los bienes reconocidos por la Unesco «por el valor que nos aportan como destino turístico de primer orden y, sobre todo, de la riqueza que nos aportan como isla».
Intrusismo
Otro de los puntos fundamentales del discurso trató sobre la lucha contra el intrusismo. A juicio de Marí, hay que actuar con «contundencia» en este sentido y de forma coordinada entre los cinco ayuntamientos, Consell Insular, Govern balear y el Estado. «Solo trabajando juntos lograremos atacar, de raíz, unas actividades ilegales que nada tienen que ver con los turistas ni con el turismo», lamentó.
En esta línea, habló de la lucha contra los alquiler ilegales, ‘taxi piratas', empresas de origen desconocido, etc. «No vale la pasividad; es necesario acción, eficiencia y la voluntad de querer acabar con la impunidad malentendida con quien solo tiene como objetivo un provecho económico inmediato», añadió.
Para el presidente del Consell es fundamental que los beneficios que trae el turismo a la isla, reporten en los sectores menos favorecidos económicamente. «No podemos dejar de lado a las personas que sufren cada día por problemas de falta de vivienda en una isla de oportunidades como la nuestra», declaró.
De hecho, reconoció que, para que las cosas cambien, son las instituciones las que tienen que tomar decisiones valientes que cambien el rumbo actual. Según dijo, vivir en la isla no debería de ser un «lujo inalcanzable», sino un derecho básico al alcance de quien quiera hacer de este territorio «su hogar».
Tampoco se olvidó de recordar que el sector público y el privado deben colaborar, también, para que los beneficios que nos aporta el turismo reviertan en la recuperación de otros sectores «que están quedando descolgados y olvidados». Se refirió, entre otras cosas, a aquellas personas que viven del campo y que cada vez lo tienen más difícil.
«Quien ha conservado y cuidado de nuestro paisaje durante siglos, quien ha mantenido tierras y cultivos merece, ahora, nuestra atención y preocupación favoreciendo un cambio generacional que garantice la subsistencia de los agricultores, ganaderos y pescadores ibicencos», puntualizó Marí.
Adquirir competencias
Durante el discurso también hizo un guiño a las necesidades básicas de los ciudadanos. El presidente del Consell declaró, una vez más, querer gestionar, desde Ibiza, las competencias del agua, así como de la limpieza y mantenimiento de los torrentes de la isla «que reclaman y merecen de toda nuestra atención y dedicación».
En cuanto al transporte público, habló de la necesidad de impulsar un nuevo Plan que garantice la movilidad entre los diferentes puntos de la isla «acercando pueblos y parroquias, residentes y visitantes». Es más, aprovechó que estamos en plenas Festes de la Terra para recordar que la isla está llena de visitantes a los que se puede mostrar la verdadera esencia de la isla. «La riqueza de esta tierra poco tiene que ver con la imagen que muchas veces se proyecta hacia el exterior», matizó.
Marí fue más allá y, aunque reconoció que el turismo ha supuesto una puerta de riqueza y desarrollo para Ibiza, «esa puerta no puede estar abierta a cualquier precio».
La máxima institución insular luchará porque siga viniendo gente que, además de descansar, disfrute de los encantos del territorio y sea respetuoso con el entorno, la gente y el patrimonio. «No podemos mirar hacia un lado con esa gente que llega aquí para aprovecharse de Ibiza y de los ibicencos. No podemos permitir que, quien no estima la isla y nada aporta a su bienestar, ponga en duda la honorabilidad de todo un pueblo en base a prácticas totalmente denunciables. No podemos dejar, en definitiva, que determinadas actuaciones, al margen de normas y leyes, deterioren un destino único en el mundo y echen por tierra el esfuerzo y el trabajo de muchas personas», espetó.
El presidente de la máxima institución insular reiteró la obligación de no olvidar el pasado para alcanzar nuevos retos que lleven a los ciudadanos a una Ibiza sostenible social, económica y medioambientalmente. Reivindicó, además, la necesidad de conseguirlo a base de trabajo e implicación, no de quejas desde el sofá de casa. «Somos una isla, un territorio pequeño y frágil, y tenemos la responsabilidad de cuidarlo aprendiendo de los errores y haciendo posible un gran pacto que permita, sin prejuicios, garantizar un futuro más allá de nuestras generaciones más próximas».