Este pasado viernes la mallorquina Lourdes Crespí inauguró una exposición en Can Tixedó Art Café, en Forada, que se podrá ver hasta el próximo 24 de octubre.
La muestra es la misma que se vio con gran éxito en la localidad mallorquina de Sóller. Está compuesta por 12 cuadros de varios tamaños, realizados sobre madera o lienzo, y 9 lámparas hechas con cajas de madera pintadas con técnica mixta. Todos los materiales empleados son reciclados. Concretamente, y según explicó la artista a Periódico de Ibiza y Formentera «los lienzos son materiales desechados de la tienda de un amigo que no se vendían porque estaban sucios y eran antiguos, las maderas son los embalajes de las maquetas de un proyecto de decoración en el que colaboró y las lámparas son cajas de madera de vino en las que he sustituido la tapa por un poliuretano pintado con acrílicos y sprays, incorporándole luego la luz en el interior».
Para la temática de la exposición ha escogido el mar y las flores sobre unos fondos de atractivos coloridos. Con el mar la artista ha intentado «representar la parte masculina» y con las flores «la femenina». Y es que según Crespí, «todos poseemos estas dos vertientes, sin diferencia de sexos».
Entre las flores que ha empleado encontramos hortensias que huelen a mar o rosas del desierto, en las que ha incluido pan de oro. Mientras, en las marinas – un recurrente a lo largo de toda su trayectoria y por las que es conocida en Baleares – la mallorquina ha plasmado el Mediterráneo «con texturas hechas con marmolina».
«El arte es una terapia»
Crespí, nacida en Palma en 1977, tiene raíces en Mallorca y en la República Dominicana, por parte de su madre, y por ello próximamente colaborará con una ONG pintando unos paneles de un edificio nuevo. Para ella «el arte es una terapia, un medio de expresión para comunicar lo que no puede con las palabras». Trabaja en su tienda taller donde pinta, crea objetos con materiales reciclados y restaura muebles antiguos, creando objetos tan curiosos como una lámpara a partir de un tubo de una aspiradora. Sin embargo, ahora busca mudarse a un taller más grande porque su volumen de trabajo ha aumentado y necesita más espacio para crear.
Se matriculó en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona con 20 años siendo becada los veranos por el Ayuntamiento de Calviá (Mallorca) para colaborar en el dibujo o limpieza de materiales arqueológicos y hacer paneles informativos para yacimientos del municipio. En el 2003 se licencia en Bellas Artes y al volver a Mallorca, se especializa en dibujo de material arqueológico, trabajando para el Ayuntamiento de Calviá en los proyectos del Túmulo de Son Ferrer y Puig de Sa Marisca, en Mallorca.
De hecho, ha vivido muchos años entre Palma e Ibiza combinado la pintura y el trabajo como dibujante de material arqueológico. Desde el 2000 ha hecho exposiciones y encargos para la administración pública, empresas, centros de negocios y particulares exponiendo en Ibiza, Mallorca, Barcelona, Jaén y Nueva York.