La exdefensora del Pueblo y exconsejera de Estado, María Luisa Cava de Llano y Carrió, recibió ayer de manos del decano del Ilustre Colegio de Abogados de Baleares, Martín Aleñar, el Premio Degà Miquel Frontera a la Ética Jurídica que, en su séptima edición, le ha concedido la corporación colegial en reconocimiento de su defensa de los derechos fundamentales de los ciudadanos y, en especial, de los de los colectivos más vulnerables, así como por la “defensa de la independencia del abogado”, “la observancia de los principios deontológicos” y “su exquisito trato y lealtad con todos los operadores de la justicia”.
Arropada por compañeros, amigos y familiares, María Luisa Cava de Llano recogió emocionada la distinción, que, dijo, “tiene para mí un valor extraordinario”.
Durante su intervención, María Luisa Cava de Llano reconoció que de los muchos cargos que ha ocupado, en el ámbito jurídico y en el mundo de la política, ha sido en la defensoría del Pueblo donde más feliz ha sido, porque, dijo, “defender al pueblo, luchar por sus derechos”, especialmente de quienes están en situación de desventaja, “es el mejor trabajo al que pueda dedicarse una persona”. “La justicia, dijo, no solo se obtiene en los tribunales. Se consigue mediando, persuadiendo, consensuando y uniendo esfuerzos”. “A veces – incidió- no se trata de responder con un tratado jurídico, sino de escuchar, de tratar con respeto, de defender los derechos escuchando, respetando y encontrando un espacio para el entendimiento”.
Siempre combativa, Cava de Llano no desperdició la ocasión de instar a buscar soluciones para aquello que, dijo, le preocupa especialmente: “la quiebra del consenso constitucional, la vulneración de derechos, la debilidad de la ley, la falta de respeto a la presunción de inocencia, el incumplimiento de las sentencias y, sí, todavía la escasa retribución a los abogados del Turno de oficio”, un colectivo al que acostumbra a referirse como los “soldados de la Justicia”.
De su carácter luchador dio buena cuenta, en el mismo acto, la letrada de Ibiza, Matilde Valdés, quien se encargó de hacer la laudatio de su compañera y amiga, de aquella jurista que inició su andadura profesional en Ibiza, a finales de 1980; de la abogada que ya en la primera reunión con sus compañeros dejó entrever los valores que siempre le han acompañado: su firmeza, su empeño, su rigor, su energía, su integridad, su contribución a la organización del Turno de Oficio en Ibiza, su colaboración en la mejora de las condiciones del ejercicio profesional y su eterna disposición a ayudar a los demás y a buscar justicia. “La que nos llevó a hacer una huelga de abogados, la que se movilizó para que hubiera fiscales en todas las jurisdicciones… La persona que hoy aún mantiene la misma energía de aquella joven jurista”.