El Obispo Vicente Juan Segura se despidió ayer de todos los ibicencos en su última misa en la isla, celebrada en la iglesia de Santa Cruz, y destacó que había sido «el segundo obispo que más tiempo ha estado» desde que, en 2005, llegó «con alegría».
«Han pasado 15 años desde el 22 de enero de 2005, y la Iglesia quiere que me vaya a otro lugar», dijo Segura durante la homilía, y se mostró satisfecho de volver a su «lugar de origen», como es Valencia, con el cardenal Antonio Cañizares.
Agradecimientos
En su discurso, el hasta mañana Obispo de Ibiza dio las gracias a los sacerdotes de la diócesis, a los ciudadanos ibicencos y, en general, a todos los que lo han ayudado con su tarea durante todos estos años.
En este sentido, Segura mostró su felicidad por haber conocido «muchas personas buenas», y les deseó que continúen de la misma manera. «Que el Señor siga tocando muchos corazones aquí», rezó Segura.
Entre sus agradecimientos, hizo un aparte con los dirigentes de la isla, con quienes, según dijo, ha tenido siempre muy buena relación, y citó que todos le dieron el pésame cuando murió su madre y que el Consell, incluso, envió un ramo de flores para su entierro.
Igualmente, explicó que ha tenido muchos «maestros» de quienes aprender en Ibiza y que haber estado aquí le ha permitido conocer las dos islas y ver el trabajo de los sacerdotes y de todos los que colaboran con la Iglesia.
Y el amor parece recíproco. El padre Lucas explicó el «honor» que había supuesto para él conocer al Obispo, a quien dio las gracias por haber pensado en él para convertirse en Prelado de Honor.
Un fiel de los que estaba en la iglesia, llamado Juan Marí, destacó de Segura que se trata de «una buena persona que se preocupa mucho por las cosas». «Lo echaremos de menos, porque ha calado hondo, pero esperemos que con el nuevo Obispo las cosas sigan marchando bien», afirmó este feligrés.